Vídeos relacionados:
Veinte familias habaneras abandonaron el edificio donde vivían, sito en Bernaza 231, entre Muralla y Brasil; por una orden del gobierno de la Habana Vieja, ejecutada por funcionarios del área de Vivienda y policías, ante la amenaza de derrumbe.
Tras el paso del huracán Ian, las autoridades intentaron el desalojo del inmueble en ruinas, en dos oportunidades, pero las familias continuaron ocupando el edificio porque Vivienda no ofreció nuevas ubicaciones, según un reporte de Cubanet, con testimonios de los desalojados.
Lo más leído hoy:
“Ya estaba en el trabajo, vine corriendo porque mi niña se quedó durmiendo con mi esposo y anoche sentimos los golpes de los pedazos de techo cayendo al piso. Cuando me avisaron pensé que había un derrumbe”, dijo Angélica Martínez Peraza, una de las inquilinas.
Las autoridades comparecieron en el edificio y forzaron a los residentes a sacar sus pertenencias; procediendo al desalojo desde horas tempranas de este martes, pero pasadas las dos de la tarde, los desalojados desconocían el sitio donde serían albergados, comentó Luis Ángel Robaina Gómez.
“Hay vecinos que se fueron, pero la mayoría no quieren porque esta es su casa y es lo único que tienen. Por debajo del telón se está cuadrando que, si Vivienda no resuelve el problema, por la noche todo el mundo vuelve para lo suyo y que vengan a sacarnos de nuevo”, añadió.
Vecinos de edificios contiguos se asustaron con el crujir de Bernaza 231, declarado inhabitable desde fines de los años 90, del siglo pasado, pero las recientes lluvias invernales agravaron el estado ruinoso del edificio, que durante todo el fin de semana estuvo desprendiendo pedazos de las cubiertas que separan las tres plantas que posee.
Brian Moreira Rodríguez ve el cielo a través de las grietas en el techo de su habitación y mide el ancho de las rendijas desde 2010, cuando la separación era de apenas milímetros y en la actualidad puede pasar su puño al otro lado, detalló.
La situación del piso, o sea, del techo del apartamento de abajo, no es diferente. Se estremece con las pisadas y, al limpiar, el agua se escurre por las rendijas y cae a la casa de abajo, concluyó.
En Pinar del Río, 300 damnificados por el huracán Ian están alojados en una naves; en Matanzas, víctimas del incendio de la Base de Supertanqueros, tardarán hasta un año en recibir sus nuevas casas, según cálculos de las autoridades.
La Habana sigue siendo sacudida por derrumbes en diferentes barrios, que afectan a numerosas familias; incluidos albergados desde hace más de 20 años, víctimas del general deterioro y sucesivos ciclones.
Archivado en: