La selección argentina avanzó como primera de grupo al derrotar 2x0 a una tímida Polonia que de todas maneras pasó a octavos por mejor diferencia de goles que México, al cual no le bastó su victoria (2x1) ante Arabia Saudita.
Luis Enrique Martínez decía por estos días que el fútbol es un espectáculo y los técnicos debieran pensar en divertir a la gente que se mete en el estadio o está frente a la tele. Czesław Michniewicz no comparte ni una letra de esa idea.
El llamado “Mourinho polaco” dio instrucciones precisas de esperar a Argentina en bloque bajo, apostándolo todo a cerrar los pasillos interiores y a alguna acción individual de Robert Lewandowski, más solo que la una. El empate le bastaba para avanzar a la otra ronda y prefirió confiar en que su equipo lograría, como en los dos partidos anteriores, mantener la portería a cero. Total, habrá pensado, la presión la tenía el adversario, pues los hombres de Lionel Scaloni precisaban de un triunfo sí o sí, toda vez que un empate solo les valdría si no ganaba Arabia Saudí o si México lo hacía por menos de tres tantos de diferencia.
La estrategia le salió por la culata al seleccionador blanquirrojo. El primer tiempo resultó un monólogo donde la albiceleste tuvo el balón y todas las oportunidades, y si nunca cayó el arco de los europeos fue gracias a alguna que otra imprecisión del ataque sudamericano y, sobre todo, a la espléndida faena del meta Wojciech Szczęsny, que paró cuanto le tiraron, incluido el penalty cobrado por Lionel Messi.
Aquí vale apuntar que, según MisterChip, Szczesny –que ya le había hecho una gracia similar a Arabia Saudita– igualó a su compatriota Jan Tomaszewski (2 en 1974), el estadounidense Brad Friedel (2 en 2002) y el español Iker Casillas (1 en 2002 y 1 en 2010) como los cancerberos con más penaltis detenidos (sin contar tandas) en la historia de la Copa del Mundo.
Argentina llegó cuanto quiso al área rival desplegando una intensa actividad por bandas, liderada la tropa por un Messi que se prodigaba en servicios peligrosos y remates justo el día en que llegaba a 22 encuentros mundialistas y rompía el empate a 21 con Diego Maradona. El asedio era total, y estaba escrito que en algún momento llegaría la vendimia.
Sin embargo, las escuadras partieron al vestuario igualadas. De momento, las dos tenían pasaportes seguros para octavos, pues en el otro duelo de la llave C, México y Arabia Saudita tampoco habían podido quebrar el 0-0.
Al regreso, Michniewicz introdujo dos elementos frescos, y menos de dos minutos más tarde hacía entrada en escena el invitado tras un centro raso al que Alexis Mac Allister le pegó mordido y, con la fortuna de su lado, le salió un tiro cruzado que burló al guardameta.
Curiosamente, en ese mismo instante (pero en el campo del Lusail) México marcó por mediación de Henry Martín, y cinco minutos después echó tierra por medio en el score gracias a Luis Chávez. El Tri confirmaba su predominio histórico sobre los Halcones Verdes (cuatro triunfos y un empate), aunque aún le faltaba otra diana para meterse en puestos de clasificación a octavos.
Un nuevo gol argentino puso en crisis a los polacos en el Estadio 974, obra del joven Julián Álvarez. El del Manchester City recibió de Enzo Fernández –ambos debutaron este miércoles en el grupo titular– y mandó la pelota a dormir a la altura del '67.
Argentina prácticamente aseguraba el primer cupo de la llave, y se daba la curiosidad de que México y Polonia estaban igualados en los tres primeros criterios de desempate (puntos, diferencia de goles y goles anotados), por lo que si las pizarras no se movían, el Fair Play decidiría. Mas Salem Al-Dawsari anotó en el '90+5 y acabó con el sueño del Tri.
En octavos, la albiceleste lidiará versus Australia, mientras Polonia tendrá que encarar a la titular vigente, Francia.
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