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Cuba registró el índice de participación más bajo en unas elecciones municipales del Poder Popular desde su instauración en 1976, con un 31.42 % de abstenciones, de acuerdo con datos del Consejo Electoral Nacional (CEN)
Con un padrón electoral de más de ocho millones de votantes, este domingo asistieron a las urna 5,728,220 cubanos, cifra que recuerda la pobre convocatoria que logró el régimen durante el referendo popular del Código de las Familias.
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Alina Balseiro, presidenta del CEN, declaró que del total de boletas, resultaron válidas el 89.11 %, en blanco el 5.22 % y anuladas, 5.67 %.
Asimismo, se conoció que fueron reelectos como delegados el 50.93% de los candidatos, y en total el 12.52 % son jóvenes de hasta 35 años.
El periodista oficialista Lázaro Manuel Alonso indicó que 925 circunscripciones irán a segunda vuelta el próximo 4 de diciembre, porque los candidatos no obtuvieron la cantidad de votos necesarios para ser electos.
"Entre los electos en primera vuelta el 12.52 por ciento son jóvenes menores de 35 años", destacó el reportero.
Hasta las cinco de la tarde del domingo había votado el 63.85 % de los electores cubanos, cifra inferior a la registrada en igual proceso durante 2017, elecciones que también tuvieron baja participación popular.
A pesar de que el CEN alargó el tiempo de votación una hora más de lo estipulado, hasta las siete de la tarde, no se alcanzó el nivel de participación que en años anteriores.
La campaña propagandística del gobierno de Cuba, donde no está permitido que la oposición haga uso de los medios de comunicación públicos, defendió el voto popular como una manera de refrendar al partido comunista (único legal en el país).
La sociedad civil independiente convocó a no participar en el proceso electoral, ya que se estaría legitimando el sistema antidemocrático impuesto por el partido comunista y que no garantiza una solución a los problemas de la ciudadanía.
En este proceso hubo denuncias de falta de transparencia, fraude y manipulación por parte de las instituciones estatales encargadas de las elecciones, que tampoco permiten la participación de observadores independientes. Asimismo, se reportaron acosos y sitios a opositores y activistas, cortes de internet, entre otras medidas represivas.
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