La emblemática terminal de ferrocarriles de Morón, la segunda más grande de su tipo en Cuba, será sometida a un proceso de restauración capital.
De acuerdo con una nota publicada este domingo en el diario oficialista Granma, la proyectada reparación pretende alejar a este importante valor arquitectónico, declarado Monumento Nacional en el 2000, “del estado deplorable en que se encuentra y devolverle el esplendor perdido”.
La reparación, valorada en 3,4 millones de pesos, comenzará a inicios del próximo año por el exterior del edificio, con acciones en las cubiertas y aleros, explicó a Granma Kadileisy Pelier Pérez, director de la Unidad Empresarial de Base que administra la edificación, que solo es superada en tamaño e importancia por la Terminal Central de La Habana.
“Una brigada constructora especializada tendrá a su cargo los objetos de obras, siempre respetando los valores originales de su arquitectura”, precisó el funcionario.
Luego de terminados los exteriores, comenzaran los trabajos de conservación, remozamiento, cambio de carpintería y redes hidráulicas.
En el año 2019, la terminal fue sometida a algunas acciones de conservación como el cambio de las vigas de madera o la sustitución de las tejas francesas deterioradas, pero faltó reparar los aleros, las instalaciones hidrosanitarias, modernizar el sistema eléctrico para asumir las cargas actuales, cambiar la carpintería y solucionar la existencia de divisiones internas improvisadas.
La nota refiere que “el deterioro, la dejadez y la falta de mantenimiento oportuno” han pasado factura a este importante monumento, Premio Nacional de Conservación, en 2010, singular por su diseño original influenciado por “la arquitectura del sur de Estados Unidos y con elementos de carpintería francesa”, según detalla la enciclopedia cubana Ecured.
Las autoridades esperan entonces que la terminal, inaugurada el 14 de julio de 1924, esté totalmente restaurada para celebrar su centenario, aunque admiten que se trata de “un empeño difícil dada la carencia de recursos”.
Poco después de los trabajos de remozamiento ejecutados en 2019, había trascendido que la terminal se encontraba invadida por murciélagos a tal punto que, en las instalaciones de la estación, se usó en varias ocasiones un amplificador con el sonido de un gavilán para ahuyentarlos, aunque el intento fue en vano.
Además de los mamíferos voladores, en la por entonces ruinosa instalación se albergaban gran número de golondrinas, lo que provocaba que el sitio se mantuviera en estado insalubre constantemente.
En julio de este año, la Estación Central del Ferrocarril de La Habana reabrió sus puertas tras seis años en reparación.
La estación de trenes de La Habana fue cerrada en 2016 por su mal estado constructivo. Desde entonces, fue sometida a una labor de reparación que tardó tanto debido a la falta de materiales y a que su avanzado deterioro impidió acelerar las obras, por peligro de derrumbe, según admitió en 2019 el arquitecto Ahmed Gómez.
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