El vocero del régimen cubano, Michel Torres Corona, llamó a “expropiar, multar y reprimir” en Cuba a especuladores y a todos aquellos agentes económicos del país que persigan lucrar con su actividad.
“A regular, con tino e inteligencia, nos llaman los tiempos modernos: a expropiar al latifundista y a sus homólogos, a multar a los especuladores; a reprimir con toda la furia de la Revolución a los enemigos del pueblo, al oportunista que medra con su cargo y al nuevo rico que quiere hacer de Cuba un país ‘normal’”, dijo el presentador del programa Con Filo en un artículo publicado este viernes en Granma.
En medio de la cruzada del régimen de Miguel Díaz-Canel contra “los ilegales, los pillos, lumpen, vagos y contra los corruptos”, el emisario del Palacio de la Revolución sacó a relucir su "filosofía política" en la prensa oficialista del país.
Apelando a “toda la furia de la Revolución”, Torres Corona llamó a reprimir a los “enemigos del pueblo”, que son todos aquellos que de manera creciente no comulgan con la doctrina cada vez más retrógrada de la llamada “continuidad”.
Encaramado sobre viejos manuales leninistas, el presentador televisivo llamó también a “expropiar latifundistas”. No importa que el dictador en jefe hubiera realizado dos reformas agrarias y destruido la agricultura del país gracias al único y gran “latifundio” del Estado.
No importa, porque para la verborrea y la mente febril del proto líder Torres Corona, cualquiera que venda una mano de plátanos parado en una esquina es un latifundista en potencia, aunque solo tenga una mata de plátano en su patio.
Puesto a teorizar sobre “justicia social” en estos tiempos en Cuba, el joven llamó también “emprendedores” a trabajadores del sector público, dejando patente su desconocimiento de lo que es un emprendedor (persona que comienza su propio proyecto empresarial al detectar una oportunidad de negocio, asumiendo riesgos financieros para llevarlo adelante, con el objetivo de obtener beneficios).
También puso en la mirilla a los “oportunistas que medran con su cargo”, haciendo sonar las alarmas de los gobiernos locales y provinciales, porque las de Palacio no suenan con zumbidos de moscardones.
Y cómo no, armado de tablas y clavos, Torres Corona levantó el patíbulo donde colgar a los “nuevos ricos que quieren hacer de Cuba un país ‘normal’”. Lo cual es coherente con la doctrina del régimen cubano, que permite convertirse en “nuevos ricos” a quienes se encargan de que siga siendo un país anormal, sin derechos y libertades, rezando a San Marx para que salve las “empresas socialistas” en pleno siglo XXI.
¿Liberales en Cuba? Torres Corona no los quiere, los pasaría por la quilla si manejara el timón. Pero el chavalote no pilota ni sus ideas, y por ello sale corriendo a citar al oráculo de la piedra, no sea que alguien encuentre excesivo su ardor revolucionario, y sospechosa su preocupación por la “desigualdad”.
“Para los proletarios, para los que vivimos de un salario, para los que necesitamos que el socialismo sea próspero, pero también sostenible y justo, esas regulaciones no son más que la garantía para nuestros derechos ciudadanos, para que la letra de la Constitución no sea una mera declaración política”, dijo el asalariado del régimen, con las manos callosas y engarrotadas de redactar sus pésimos panfletos.
En su contradanza de confusiones, el nuevo Georges Sorel abrazó la violencia revolucionaria y negó tres veces la existencia de un “bloqueo interno”. Existen “trabas que deben ser identificadas y eliminadas” para conseguir “ese ansiado ‘cambio de mentalidad’”.
Cambiar para que todo siga igual, “para asegurar tanto la justicia social como la soberanía popular, los dos pilares del proyecto revolucionario y socialista que defendemos”. Esa es la propuesta de Torres Corona, ese nuevo ideólogo que le ha salido a la “continuidad” en fraterna y socialista emulación con Iroeles y Humbertos de la vida.
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