Miguel Díaz-Canel dijo recordar la llamada Operación Pedro Pan, en la que decenas de miles de niños salieron de Cuba por temor de sus padres a la deriva comunista de Fidel Castro, y que concluyó en 1962, cuando el actual gobernante cubano tenía solo dos años.
Víctima de una “falsa memoria” o de la estupidez de quien escribe sus discursos, el líder de la llamada “continuidad” afirmó tener recuerdos de unas escenas dramáticas de separación de padres e hijos -de las que hizo responsable al gobierno de Estados Unidos-, cuando apenas sabía decir oraciones de tres a seis palabras.
Ocurrió durante su discurso en el pleno extraordinario de la Unión de Jóvenes Comunistas, en el que el heredero del poder, designado por el dictador Raúl Castro, intentó explicar el actual éxodo histórico de cubanos como parte de una campaña mediática y desestabilizadora de Estados Unidos, en la que incluyó a la Operación Pedro Pan.
La operación por la cual más de 14.000 niños fueron llevados de Cuba a Estados Unidos tuvo lugar entre el 26 de diciembre de 1960 y el 23 de octubre de 1962 y fue diseñada entre el gobierno estadounidense, la Iglesia católica y los cubanos que se encontraban en el exilio para transportar a los niños de padres preocupados por la deriva comunista del "gobierno revolucionario".
Díaz-Canel, nacido el 20 de abril de 1960, aseguró ante los jóvenes comunistas que recordaba escenas de “amiguitos” suyos que de pronto dejaban de asistir a la escuela porque sus padres, víctimas de la propaganda anticomunista, los habían mandado fuera de Cuba.
“Yo era un niño cuando en mi aula, en varias ocasiones, de un día para otro, dejé de ver a mis amiguitos, porque sencillamente sus padres habían sido influidos por esa campaña de la ‘patria potestad’ y los mandaban a los Estados Unidos”, dijo el también primer secretario del Partido Comunista de Cuba.
Sus declaraciones dejan ver el infantilismo o mediocridad que impera en el Palacio de la Revolución, con asesores y decisores que no muestran el más mínimo pudor con el empleo de la mentira y la manipulación en sus discursos, llegando incluso a desafiar las conclusiones científicas de expertos que han estudiado empíricamente el funcionamiento del cerebro.
Conocida como “amnesia infantil”, la ausencia o escasez de recuerdos que guarda una persona adulta de sus primeros años de vida, generalmente hasta los 3 o 4 años, ha sido descrita por expertos de diferentes universidades. Sin embargo, a juzgar por su increíble capacidad de codificar los recuerdos, parece que el hipocampo del Dr. Díaz-Canel es un injerto frankesteriano del Dr. Castro Ruz.
El santaclareño apenas decía tres palabras -aunque se esforzaba de manera heroica en conseguir articular el Patria o Muerte -, cuando sucedieron los hechos que ahora dice recordar, confirmando las tesis de quienes observan esta rareza como resultado de una “memoria episódica”, o a quienes defienden el peso del lenguaje en relatos que consolidan los recuerdos.
Pero allá va Díaz-Canel, con los papeles bajo el sobaco y se planta en cualquier tribuna a recrear la historia de Cuba según el capricho de otros menos ignorantes que él. Y con la misma alegría que dice recordar a sus “amiguitos” que se iban de Cuba, suelta que la culpa es de Estados Unidos, del “bloqueo”, de un rayo misterioso, o de una "salación" orquestada por la CIA.
Y con la misma desfachatez, afirma que “Cuba avanza y les duele”, que los apagones estarán resueltos para 2023, que la “resistencia creativa” llevará al triunfo de no se sabe qué, que “la calle es de los revolucionarios”, o que la “orden de combate está dada” contra los odiadores.
Porque Díaz-Canel no es otra cosa que un “cuadro”, el más sobresaliente dentro la estulticia que premió la dictadura de la familia Castro, el que heredó su poder, su discurso y su desprecio por la verdad.
“En 1962 el gobierno de los Estados Unidos suprimió abruptamente los vuelos normales y las salidas legales del país. Cientos de miles de personas perdieron el vínculo con familiares residentes en los Estados Unidos, entre ellos padres que habían enviado sus hijos por la perversa campaña de la ‘patria potestad’, y muchos de ellos nunca más llegaron a encontrarse”, dijo Díaz-Canel.
Con dos años estaba ahí, atento a la jugada, viendo la maldad del imperio, dándose cuenta por la expresión en el rostro de que sus “amiguitos” de que sus padres estaban siendo manipuladas por la propaganda enemiga, y de que la revolución algún día viviría de esa emigración. Con apenas dos años… Vítores y aplausos.
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