La activista cubana Leyanis Márquez está varada en Guyana, amenazada, sin recursos para vivir ella y sus pequeñas hijas, con deudas y decepcionada por el trato que recibió de algunas figuras del exilio cubano en Estados Unidos, contó a CiberCuba.
Márquez, quien tenía pendiente una citación en la dirección de Justicia de su natal Bejucal, escapó de Cuba junto a su esposo e hijas (de seis y ocho años), gracias a la ayuda de dos amigos que sufragaron los pasajea aéreos de la familia hasta Guyana.
"Me fui de Cuba por temor a ir presa", declaró Márquez, que llegó a Georgetown el 7 de mayo, con sus hijas y, una semana más tarde, arribó el esposo.
Estando ya en Guyana, supo que no recibiría más ayuda de familiares y amigos, frustrándose la opción de cruzar la frontera con Brasil y emprender la larga marcha de la emigración cubana hacia Estados Unidos y México, así que negoció empleos precarios a cambio de techo y comida.
Márquez hizo de intermediaria en la compra de un pasaje para un amigo, que acabó cancelando su viaje, pero al nor ser reembolsable, ahora le exigen el pago de 1,800 dólares por el costo del boleto aéreo.
"Cuando esto sucedió, mi vida comenzó a correr peligro, porque me piden que pague los 1,800 dólares que cuesta el boleto que ya se había comprado y no se podía reembolsar. Me han permitido pagarlo en plazos, pero yo no tengo con qué saldar esa deuda", dijo aterrada.
Entre la desesperación de no saber a quién acudir, el miedo por la inseguridad que viven ella y su familia, Márquez se siente completamente desamparada.
"La opción de regresar a Cuba, aunque lo he pensado, es inviable. Allí sabemos lo que me puede suceder, quizás pierda la custodia de mis hijas porque estando en la isla me intentaron acusar de mala madre", sostuvo.
Otra alternativa es cruzar la frontera, pero sin dinero es imposible y pedir protección internacional en Guyana es inviable, porque no conceden asilo. "Las ONGs tampoco hacen mucho por nosotros. Solo la ONU da un poco de comida y 25 dólares al mes", explicó.
Ante la pregunta de qué necesita, Márquez guardó silencio, porque solo piensa en los gritos de sus hijas que no tienen qué comer y gracias a un alma caritativa tienen en este momento un techo donde protegerse, aunque no saben qué tiempo podrán permanecer allí.
"Solo pido que me ayuden a salir de esto, porque corremos peligro y no sabemos qué hacer. Lamentablemente muchos que se decían hermanos míos de causa en Cuba ahora me acusan de ser colaboradora de la Seguridad del Estado y todo con el fin de desprestigiar mi nombre y lo que hice anónimamente", detalló, pero sin identificar a quienes le han abandonado en el trance más difícil de su vida.
Leyanis Márquez diseñó y trabajó en varias líneas de ayuda humanitaria en Cuba, en medio de la crisis de medicamentos que se agravó durante el peor momento de la pandemia de coronavirus; cuidó a los niños de otros que salieron a protestar el 11J y desde una posición poco visible asegura que siempre hizo lo que creía más correcto.
"Quizás si yo hubiese tenido mayor participación en redes sociales hoy mi situación fuera distinta. Solo pido que se me de la oportunidad de ofrecerle a mis hijas el futuro que se merecen y que esta pesadilla termine pronto, porque es imposible vivir así", finalizó.
Guyana es un país que cuenta con un nivel medio de riesgo general, contando con una tasa de homicidios alta, los extranjeros suelen ser blancos deliberados debido a la percepción de afluencia económica, de acuerdo con los datos de la compañía internacional Worldwide Security Options.
A ese país viajan muchos cubanos con el fin de realizar una entrevista en la embajada de Estados Unidos en Georgetown, luego que se redujera el personal diplomático estadounidense en Cuba tras el escándalo del "síndrome de La Habana" y otros de paso hacia Brasil, contando con la ventaja de que no se exige visado.
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