Tardocastrismo inquieto por elecciones en Colombia y Europa

El domingo habrá elecciones presidenciales en Colombia, autonómicas en el sur de España y legislativas en Francia.


Este artículo es de hace 2 años

El frente exterior del tardocastrismo vivirá un domingo agitado por la celebración de elecciones democráticas en Colombia, Andalucía (sur de España) y Francia, donde los resultados pueden facilitar, complicar o apenas afectar los manejos de La Habana, dentro de las relaciones bilaterales con tres países de especial importancia para Cuba.

En los casos de Francia y España, emigrados han conseguido matizaciones y cambios de posturas de sus gobiernos frente a la dictadura más antigua de Occidente, no solo por una cadena de protestas visibles desde el 11J, sino también a la doble nacionalidad de muchos cubanos que votan en ambos países de acogida, donde la fragmentación del bipartidismo tradicional obliga a no despreciar voto alguno.


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Un triunfo de Gustavo Petro en Colombia facilitaría al tardocastrismo la venta de servicios y alquiler de médicos y personal sanitario; aunque nunca con las dimensiones de Venezuela y evitando abrir un frente interno al nuevo presidente, que lo intentará por tercera vez; tras una vida de guerrillero y político en la que no siempre tuvo coincidencias con La Habana.

El new deal esbozado por la administración Biden con sus doce medidas de alivio parcial de las sanciones, obliga a Cuba a evitar desempeñar un papel desestabilizador en Colombia, país clave en América Latina, donde ya gobierna la izquierda en varios países, pero evitando la chavización de sus programas de gobierno y la juntera excesiva con el gobierno cubano; salvo puestas en escenas como las de Andrés López Obrador, Alberto Fernández y Luis Arce, en la reciente Cumbre de las Américas.

Las relaciones del CARICOM con Cuba son interesadas para que la isla nunca se convirtiera en una potencia turística; objetivo conseguido con la decidida colaboración de Fidel Castro, siempre alérgico al contagio ideológico de millones de turistas capitalistas paseando por la isla; de ahí su apuesta por desarrollos en la cayería norte y pedraplenes, y el ineficaz y servil Manuel Marrero, destrozador de la industria sin chimeneas en la isla.

Un triunfo de Rodolfo Hernández en Colombia obligará a La Habana a mover sus peones en busca de un acercamiento gradual porque la Inteligencia cubana debe contar con varios reclutados en el espectro político tradicional y las antiguas guerrillas, pero apenas tiene vínculos con el candidato revelación que, si llega a Nariño, será cortejado inteligentemente por el embajador cubano Javier Caamaño Cairo.

Andalucía es un objetivo priorizado de La Habana porque es la región española con más ayuntamientos en manos del partido comunista y coaliciones de izquierda, que siempre ha privilegiado sus lazos con el Palacio de la Revolución y; aunque esta vez se trata de comicios regionales, la clave está en el margen de victoria que consiga el favorito Partido Popular en una zona, donde se aprecia un notable cambio político, por el ascenso de Vox y los errores y maniobras de Pablo Iglesias y su grupo de Podemos contra los comunistas.

Si Juan Manuel Moreno Bonilla, actual presidente de Andalucía y candidato del PP, ganase sin necesidad de aliarse con Vox para gobernar, La Habana podría vivir moderadamente tranquila, pero si los radicales de derecha entran en el gobierno autonómico habrá consecuencias para los vínculos bilaterales por su clara oposición a programas de colaboración con dictaduras comunistas.

Andalucía implica una clave de riesgo adicional para La Habana, en mayo de 2023 hay elecciones municipales, y pintan bastos para la izquierda, incluido el PSOE, por la consolidación del PP en la región, el avance de Vox en muchos municipios, donde hijos y nietos de socialistas y comunistas votarán al partido de extrema derecha, y una salida de comunistas e izquierdistas de los ayuntamientos andaluces repercutirá negativamente en los vínculos de la región con La Habana, necesitada más que nunca de solidaridad y donaciones.

Como no hay dos sin tres; Francia celebra el próximo domingo la segunda vuelta de sus comicios legislativos, donde se enfrentarán las fuerzas del actual presidente Emmanuel Macron y el candidato de izquierda Jean-Luc Mélenchon, tras haber empatado en la primera vuelta, celebrada una semana antes.

Una victoria de Mélenchon en las legislativas podría convertirlo incluso en primer ministro, un puesto clave en el sistema político francés, debido a sus amplios poderes y prerrogativas ejecutivas y Cuba está obligada a una prudente equidistancia hasta que los votantes franceses deshojen las margaritas porque hay muchos intereses en juego, incluidos los del grupo empresarial Bouygues, que sigue activo en la isla, pese a impagos.

Si Macron consiguiera neutralizar el efecto Mélenchon y nombrar un gobierno alejado de una incómoda cohabitación; La Habana respiraría aliviada porque París bien vale una misa; pero el actual gobierno no variaría significativamente la política hacia Cuba, pues no representa una prioridad y solo podría servir para usarla convenientemente en el tablero geopolítico con Estados Unidos, en caso de extrema necesidad, aunque Francia tiene una aceitada relación con Washington e Israel, por su condición de ex metrópoli en África, Asia y el convulso Medio Oriente; perfeccionada con la ventajosa Convención de Lomé, que nació como de Yaoundé, en 1963.

En cualquier caso, la debilidad del tardocastrismo, agravada tras el 11J y las sentencias contra miles de jóvenes cubanos, impide a gobiernos democráticos promover excesos hacia La Habana que; a su vez, está cada vez más obligada a la prudencia en sus relaciones bilaterales, aunque políticamente sigue nadando contra corriente, con su paso de buey cansado ante un mundo que corre a 5G y sin renunciar a influir allí donde pueda para sacar ventaja de las democracias, especialmente en países claves como Colombia, España y Francia.

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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