Ardiente agosto tropical de 2003 en Santo Domingo, República Dominicana. Transcurría la final de los 49 kilos en el certamen femenino de taekwondo, correspondiente a los Juegos Panamericanos y una cubana nacida en la provincia de Granma, Yanely Labrada, luchaba por su cetro dorado.
Muy dispuestos nos encontrábamos mi camarógrafo Ángel Melis y yo para ese combate cuando mi jefe me da otra tarea: entrevistar a un dirigente deportivo de Quisqueya, algo que no entendí, pero que tuve que aceptar.
Por mucho que corrimos, llegamos tras concluir la final, ganada felizmente por la manzanillera, quien a pesar de ello estaba muy disgustada y no sabíamos por qué si había acabado de coronarse campeona.
Eh hecho de que los periodistas de la televisión no llegaran a tiempo y, además, estuvieran solicitando una narrativa del combate, era inadmisible para la taekwondoca y se negaba por eso a dar la entrevista.
A su disgusto se unió el mío y una chispa se encendió entre nosotras, que al final se tradujo en una buena entrevista. Han pasado 18 años y nuestro reencuentro a través de las redes no ha podido ser mejor.
Aquella muchacha sigue siendo la misma combativa taekwodoca que ganó la cita continental y luego fue subcampeona mundial en Alemania y subtitular olímpica en Atenas 2004.
Te acuerdas más de aquello que yo... Jajaja. Pero lo que no sabes es por qué yo estaba tan alterada Julia.
Resulta que aquel día era 13 de agosto, cumpleaños de Fidel Castro, él mismo realizó una llamada antes de mi pelea por la discusión de la medalla de oro, la cual puso a todas las personas a mi alrededor nerviosas y más preocupadas por dedicarle la victoria al presidente, victoria que aún no se había materializado.
La situación se torna intolerante cuando la presión es tan incisiva. Mi entrenador, yo y mi equipo necesitábamos este resultado como nadie, para comenzar el medallero y enorgullecer a mi familia y a un pueblo que tanto merecía el triunfo.
Julita, ésas son las cosas por las que pasamos los deportistas cubanos, que todo a nuestro alrededor se vuelve político y no debe ser así. En eso llegaron ustedes y exploté… ¡cosas que pasan y no se olvidan!
Pero mira, ahora estamos conversando otra vez y muy pacíficamente por cierto ¿dónde vives en la actualidad?
Vivo en Estados Unidos junto a mi esposo Luis Lima y mis dos hijos, Daniel y Dayla, de 10 y 11 años, respectivamente.
La niña practica judo pero lo que le gusta es el arte y… ¿sabes cuál es su sueño? ser la primera presidenta de Cuba ¡imagínate cómo están las pretensiones aquí!
En cuanto al varón, es cuatro veces Campeón Nacional de los Estados Unidos en judo. Ahora compite en la división de los 42 kg categoría 9 -10 años. Pertenece al club Kittsusai y es entrenado por Germán Velazco y mi esposo, su papá, quien además de judoca es Ingeniero en Sistema y con el cual llevo 20 años.
A Daniel lo catalogo como un niño muy talentoso en este deporte y lo demuestra con mucha valentía e inteligencia en sus competiciones, su agudeza mental es su mayor cualidad. Lo que me agrada son sus metas altas y precisas, con la mirada puesta en el peldaño supremo que le faltó a su mamá en las Olimpíadas.
Desborda orgullo mamá Yaneli y no es para menos. Ser monarca nacional de Estados Unidos por cuatro ocasiones es para estarlo ¿Cuándo te fuiste?
Salimos para México en 2014 por un contrato de trabajo y un año después ya estábamos aquí. En tierra azteca fui metodóloga en el DF y trabajé con niños en alto rendimiento.
Ahora en Estados Unidos, ¿sigues en el taekwondo; qué haces?
Estoy trabajando con el comportamiento en niños especiales. En inglés mi carrera es Register Behavior Technical with special need.
Un trabajo hermoso que me ha permitido llevar mis conocimientos deportivos para la implementación de proyectos donde las habilidades motrices, coordinativas de estos niños puedan ser desarrolladas a través de mi deporte.
Esto me hace muy feliz, aunque te comento que quiero llevar este proyecto a una escala mayor y esa es una meta que me falta por alcanzar; quiero ver como esta parte de la población encuentra su espacio en mi deporte y al más alto nivel.
¿Extrañas Cuba?
Sí, por supuesto, pero es triste su situación porque es un pueblo donde la juventud no tiene futuro, la población está inmersa en una extrema pobreza, donde mayormente se come una sola vez al día; donde la calidad de los productos no importa, sólo tener algo de comer, tener algo para vestir. A eso le llamo no tener futuro.
Los dirigentes ya tienen que abrir una Cuba a la libertad de expresión, con elecciones libres, más comercio internacional. De mantenerse por más tiempo la actual situación solo tendrán recuerdos de un pueblo callado y sin esperanzas y sin conocer lo que es vivir una vida digna y normal como seres humanos.
Los dirigentes ya tienen que abrir una Cuba a la libertad de expresión, con elecciones libres, más comercio internacional. De mantenerse por más tiempo la actual situación solo tendrán recuerdos de un pueblo callado y sin esperanzas y sin conocer lo que es vivir una vida digna y normal como seres humanos
En cuanto al deporte, de la misma manera, los resultados están ahí. Personalidades aisladas, figuras aisladas. Ni un solo deporte colectivo en Tokio, ni siquiera el béisbol, y cubanos compitiendo por otras naciones.
Eso nunca se había visto; ahora es habitual, y muchos mintiendo en las entrevistas y por detrás buscando a dónde irse para tener una oportunidad de una vida mejor, sin escaseces, aún siendo campeones olímpicos.
Doy gracias a Dios de estar donde estoy aunque echo de menos a mis familiares, mis amistades, mi país, el ambiente cubano.
¿Cómo llega al deporte Yanely Labrada?
Ni te lo imaginas. Yo fui operada del corazón, de un ductus arterioso, siendo una niña de nueve años. Tenía grandes dificultades físicas y necesitaba ejercer algún deporte para rehabilitarme y así comienzo a entrenar el deporte que más cerca me quedaba, el taekwondo, con Niover Camejo.
A los cuatro meses de iniciar mi práctica quedé tercera en el Nacional Escolar en Camagüey lo que inicia mis excelentes resultados a la edad de 11 años. Con 13 ya era medallista en Nacionales Juveniles. En total fui cinco veces campeona nacional juvenil y nueve de la primera categoría.
Luego de esto, subo en la pirámide del alto rendimiento y obtengo mis mayores logros con el técnico Ramón Arias.
Muy fructífera fue la carrera de la granmense: subtitular olímpica, oro continental y medallista en varios torneos Open de las giras europeas y americanas.
Pues sí. Fui oro en el Panamericano del deporte en Lima, Perú; oro en la clasificación olímpica Miami 1999.
Bronce en Mundial de París, ganadora de los Panamericanos de Dominicana 2003 y los Centrocaribeños de Cartagena de Indias 2006, subcampeona del Mundial Alemania 2003 y subtitular olímpica Atenas 2004. Me retiré con el segundo lugar en el Abierto de Holanda, donde iba ganando mi combate final y sufrí ruptura de la tibia. Ahí dije adiós al 8x8.
Bronce en Mundial de París, ganadora de los Panamericanos de Dominicana 2003 y los Centrocaribeños de Cartagena de Indias 2006, subcampeona del Mundial Alemania 2003 y subtitular olímpica Atenas 2004. Me retiré con el segundo lugar en el Abierto de Holanda, donde iba ganando mi combate final y sufrí ruptura de la tibia. Ahí dije adiós al 8x8
Háblame de tus momentos más emocionantes, amén de los resultados.
Uno de los momentos que recuerdo con mayor orgullo data del Mundial de Alemania donde tenía tanta confianza en mí que, de solo ver el primer día de competencia, me vi ganadora del certamen y en el colectivo me atreví a apostar por ello.
Eso decía mucho de mi preparación en ese entonces, la que agradezco a Ramón Arias, su entrega como guía del equipo fue fundamental.
Aprovecho esta oportunidad que me brinda CiberCuba para agradecer a cada uno de los integrantes del colectivo de entrenadores y atletas de esa época.
Los Juegos Olímpicos son la meta suprema para cualquier deportista. ¿Gozaste tu plata o estabas triste al perder con la representante de Taipei de China, Chen Shih-Hsin? ¿Cómo fue ese combate?
Comencé con triunfo 3-1 sobre la bronce mundial Yawapa Boorapolchai de Tailandia, gané mis dos primeros combates y pensaba en el oro con fuerza porque había tenido un cuatrienio excelente, con inmejorables condiciones.
Sucedió que tuve que bajar mucho de peso para estar en los 49 kilos. Yo pesaba entre 57 y 60, imagínate. Además la asiática, debo reconocerlo, fue más precisa en sus ataques. Gocé la plata aunque sí, soñé con el oro.
Tan sincera como siempre. Ha sido un placer conversar con la pequeña y combativa manzanillera, madre de la “primera presidenta cubana” y de un futuro campeón olímpico de judo. Tan decidida como en sus combates sobre el tatami, Yanely Labrada ha construido su vida, muy consciente de su sentir y su hacer.
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