Liuba Marrero Bruzón perdió a su padre en la sala de terapia del Hospital Clínico Quirúrgico "Lucía Iñiguez Landín", de Holguín. Según el PCR negativo, Manuel, padre de Liuba, no murió de coronavirus, aunque necesitaba oxígeno permanente.
A Liuba no le avisaron de la muerte de su padre. La joven supo de su fallecimiento al día siguiente por gestiones personales que hiciera la familia. Su historia, que es la de tantas familias cubanas afectadas por la pandemia, muestra un rosario de errores, indolencias y corrupción, según cuenta Liuba a CiberCuba.
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¿Dónde estaba tu padre cuando murió y cómo comenzó todo?
Primeramente, lo habían ingresado en un centro de aislamiento donde, al quinto día, le hicieron el PCR y salió ya negativo. Allí él estaba con síntomas, pero no estaba mal. Le dieron el alta y yo me quedé en el centro de aislamiento, porque di dispositivo, y a los dos días vine para la casa.
Cuando vine él empezó a ponerse mal, con falta de aire. No quería casi comer y cuando lo auscultaron se dieron cuenta que tenía una neumonía bacteriana. Médicos que tenemos en la familia y otras personas nos ayudaron y lo llevamos para la Celia.
La Celia es el centro de aislamiento habilitado en la Escuela de Trabajadores Sociales Celia Sánchez Manduley...
Sí, ahí lo tenía con un poco de oxígeno. Donde él estaba había un solo balón para todas las personas. Los que tenían falta de aire eran mi papá y un señor que se murió, que lo montaron en una guagua para para tirarle una placa y no llegó ni a la esquina. Luego lo trasladan al Hospital Clínico Quirúrgico Lucia Íñiguez Landín
Le conseguimos una cama en el Clínico porque ya ahí no podía seguir él. Le conseguimos en la calle, poco a poco, los bulbos de Rocefín hasta que logramos conseguir todos los medicamentos. Pasamos trabajo para los medicamentos porque no hay. En el hospital decían que supuestamente había llegado, pero nunca vimos las medicinas.
En la Celia, la farmacéutica del lugar se había robado todas las medicinas. La gente muriéndose y el director abrió todas las gavetas y la mujer los había escondido para venderlos en la calle a precios elevadísimos que la gente no puede comprar.
A mi papá lo llevamos para una sala en el Clínico donde tenía oxígeno y, supuestamente, lo tenía todo. Mi hermano estaba con él porque podía tener acompañante, pero lo cambiaron para otra sala donde ya no podía tener acompañante.
Ese día por la noche le mandé un mensaje para que, al menos, me respondiera con un sms porque él no podía hablar con el oxígeno [puesto], y nunca me respondió.
¿Qué día sucedió eso?
Eso fue el día 10 de agosto. Por la mañana [del día 11] un amigo de él llamó a la madre de su hija que trabaja en el hospital para que averiguara de mi papá porque no teníamos noticias. Y cuando llamó, [supo que] había muerto la noche anterior.
No pudimos cremarlo como él quería porque no nos avisaron, ya el cuerpo estaba perdiendo líquido. La máquina [incineradora del crematorio] llevaba una semana rota. Teníamos que llevarlo a Santiago u otra provincia y no daba tiempo porque el cuerpo se estaba descomponiendo.
Tuvieron que fajarse en la morgue para que consiguieran rápido una caja [fúnebre] porque ni caja había. Tuvimos que enterrarlo sin poder verlo, sin poder velarlo, no pudimos hacer nada.
Cuando los familiares fueron al hospital, tras conocer del fallecimiento, ¿dónde estaba tu papá?
Mi hermano fue y dice que lo tenían en un cuartico con otros fallecidos. Lo tenían tapado con una sábana. Y le dijeron que fue un trombo pulmonar que le dio.
Al momento de su fallecimiento, ¿tu padre estaba negativo al COVID-19?
Si, ya él llevaba días negativo.
¿Y si estaba negativo, por qué no pudieron hacerle las honras fúnebres como a cualquier persona que no muere por coronavirus?
Porque desde que el murió lo dejaron ahí muerto y no hicieron nada, y al otro día ya era demasiado tarde. Como no nos avisaron, no pudieron prepararlo.
¿No conservaron el cuerpo en refrigeración?
No…
¿Cuál tú crees que sea la causa del mal proceder?
La falta de medicamentos, la falta de orden que hay aquí, porque es una desorganización total. Cuando yo estaba ingresada, que a mi papá y a mi mamá le dieron de alta y yo me quedé [en el centro de aislamiento], cambiaron el protocolo y dijeron que todas las personas aunque estén positiva se tenían que ir para la casa porque ya no se iba a ser más PCR ni test rápido. Delante de mí, unas personas que estaban en mi cubículo se fueron para su casa sin saber si todavía tenían COVID.
Supuestamente no había medicamentos. Llegó un avión de La Habana a Holguín cargado de medicamentos. Decían que había Rocefín, que es el medicamento más aclamado en estos momentos por todo el mundo… y supuestamente en los hospitales tenía que haber Rocefín, mientras que la gente estaba dando por la calle [en el mercado informal] 15 mil, 20 mil pesos [CUP] para un ciclo de Rocefín…
Vinieron los ministros, vino el presidente del país aquí a arreglar la situación que había en Holguín, y lo único que hicieron fue poner dos o tres camas más, organizar eso ahí, y ya, pero no hicieron nada porque la gente se sigue muriendo.
Todo el tiempo reportan 10 muertos, 11 muertos, mientras que hay 50, 60 y 90 muertos. Por minuto se mueren las personas. Aquí, donde yo vivo, solo en mi calle se han muerto más de 5 o 6 personas en un día.
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