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La prensa oficialista cubana reconoció que casi todo lo que se vende en Cuba en estos tiempos se hace en la red de tiendas en moneda libremente convertible (MLC), aunque se trate de artículos de primera necesidad que los cubanos no encuentran en las tiendas en moneda nacional (CUP).
A pesar de admitir que en las llamadas tiendas MLC se vende “desde los fideos hasta la pasta dental”, el artículo replicado por Cubadebate achacó los problemas derivados de ese modelo de comercialización a “los coleros, los acaparadores y los revendedores", a quienes definió como "astillas todos del mismo palo”.
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Depositando nuevamente la responsabilidad en los ciudadanos, el artículo ensalzó la decisión de los gobernantes cubanos de crear una economía paralela que, según la prensa oficialista, se trata de “un modo de catalizar nuestra maltrecha economía” del que se aprovechan sujetos inescrupulosos para hacer “negocios” en el mercado negro.
Un negocio que no favorece a “quienes de vez en vez y con el mayor de los esfuerzos destinan parte del salario para ‘recargar’ su tarjeta magnética y poder adquirir, luego, productos de primera necesidad, o para muchos de los que reciben asiduamente remesas desde el exterior”, sino a los que se dedican al “trapicheo”.
“Porque no hay que sacar tantas cuentas para advertir que dichos establecimientos son hoy los proveedores de un mercado informal que se ha ido afianzando casi formalmente a ojos vistas y de ganancias que engrosan las arcas de unos pocos a costa de los bolsillos de muchos”, consideró un artículo titulado ‘Tiendas en MLC: Entre acaparadores, coleros y reventas’.
Son ellos, según Cubadebate, los responsables de que los cubanos pasen semanas y meses anotados en listas de espera “para intentar adquirir un split o una lavadora”. Son los acaparadores, coleros y revendedores los que “se han colado impunemente” por la cerradura de la puerta, e impiden que los cubanos accedan a artículos de primera necesidad, o gocen de los productos que eleven su bienestar y calidad de vida.
“Números que se cotizan a 60 USD para poder comprar un refrigerador o pueden costar 2,500 pesos y más si se trata de una nevera; artículos que demoran menos en los anaqueles de las tiendas que en las estanterías virtuales de las distintas redes sociales donde se revenden”, todo ello es culpa de los revendedores y no del Estado que monopoliza la importación y el comercio mayorista, o que paga salarios en una moneda y vende lo esencial en otra.
El coronavirus, el embargo estadounidense y “el desabastecimiento crónico que padecemos” los cubanos –como condicionante endémica, genética o de idiosincrasia, y no como resultado de la pésima, injusta y corrupta gestión de los gobernantes-, resultan los factores que conspiran contra la felicidad y la prosperidad de los habitantes de la isla.
Que estos mismos gobernantes hayan dicho que no dejarían a nadie desamparado, que garantizarían una canasta básica, que no abrirían más tiendas en MLC que las estrictamente necesarias, que no venderían en ellas productos de primera necesidad que antes se vendían en pesos, y otras propuestas económicas que han incumplido, no constituye indicador alguno de responsabilidad gubernamental para la prensa oficialista.
“Si la mayoría de los establecimientos se dedican a vender en MLC, ¿por dónde le entra el agua al negocio de la reventa y acaparamiento de los productos de primera necesidad?”, se pregunta el articulista. La respuesta la ofrece más adelante de manera acrítica: “es la ley de 'lo compras a sobreprecio, o pagas el costo de perder el tiempo y la salud en una cola'”. Un eufemismo que busca inculpar a quienes actúan movidos por la ley de la oferta y la demanda, y exculpar a los responsables de que la economía cubana no satisfaga las demandas de la población, ni siquiera las más básicas y esenciales.
Cubadebate apunta a la reventa de productos de las tiendas MLC a través de redes sociales y critica que los productos lleguen a alcanzar el doble o el triple de su precio original. Nada menciona el medio oficialista de los abusivos sobreprecios que esos mismos productos tienen en relación con el precio al que son adquiridos, de los cuales sobran ejemplos en redes sociales.
A pesar de que el ministerio del Interior (MININT) reconoció públicamente que sus agentes persiguen la reventa de productos en estas redes, Cubadebate se queja de que “quienes lucran hoy con estos artículos… tampoco tienen el freno que debieran siempre”.
Conclusión del medio oficialista: “deberían apretarse todas las clavijas más ahora que la suspensión de los depósitos en efectivo en dólares en las tarjetas magnéticas ha provocado una suerte de cachumbambé: por un lado, la caída estrepitosa en el mercado informal de los billetes verdes contantes y sonantes y, por otro, la subida de los que se compran por transferencia, como mismo ha impulsado la cotización de los euros y otras monedas”.
Sin embargo, la conclusión de la mayoría de los economistas independientes apunta a lo que señala Pedro Monreal en un tuit:
“Debe decirse claro para ver si se entiende: las tiendas en MLC son un error de política económica. Son la negación de la unificación monetaria, genera exclusión social y desconecta el trabajo respecto al consumo. Después de todo lo anterior es también un factor del mercado negro”, sostuvo Monreal.
"Ni las pobres coleras, ni el embargo de Estados Unidos. Los principales responsables de la crisis alimentaria que hay en Cuba, de la escasez de artículos de primera necesidad, medicamentos, materiales de construcción y un largo etcétera, son los dirigentes cubanos", manifestó la periodista independiente Mónica Baró en sus redes sociales. "Acaben de comportarse como adultos y asuman sus responsabilidades", concluyó.
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