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El limón es la base de todo y el ex espía Gerardo Hernández los cultiva en macetas

Después de la calabaza, la piña y la guanábana, el propietario del Rolex más agrícola del país ha conseguido limones en una maceta.

Gerardo Hernández Nordelo con limones y Miguel Díaz-Canel © Twitter / Gerardo Hernández - ACN / Marcelino Vázquez
Gerardo Hernández Nordelo con limones y Miguel Díaz-Canel Foto © Twitter / Gerardo Hernández - ACN / Marcelino Vázquez

Este artículo es de hace 2 años

El ex espía Gerardo Hernández Nordelo ha vuelto a recurrir al cultivo en macetas como forma de solucionar la escasez de alimentos y los problemas de malnutrición que amenazan a buena parte de la población en Cuba.

Después de la calabaza, la piña y la guanábana, el propietario del Rolex más agrícola del país ha conseguido limones en una maceta. Como reza el lema de la organización que dirige, los comités de Defensa de la Revolución (CDR), Hernández Nordelo no baja la guardia.

En su infatigable papel de Creador, el que fuera espía de la Red Avispa quiere alumbrar nuevos mundos en canteros y macetas, y que los cubanos podamos vivir de las mieles que fluyen de estas fuentes. “¡Sí se puede! ¡Limones en macetas!”, tuiteó este lunes el ‘cederista’ mayor.

Tanto tiempo viviendo como espía en la piel de una avispa ha provocado que, en su retiro a la vida civil, Hernández vaya zumbando como una veterana abeja polinizadora. De maceta en maceta, hasta la victoria final.

Cada vez más cerca de dar con el maná que alimente al pueblo, el James Bond de los CDR acaba de proponer el cultivo de limones en macetas. Una idea redonda en el programa de gobierno de la continuidad que, como todos saben, parte del principio científico de que “la limonada es la base de todo”.

Se cuenta en el Éxodo que el maná era el pan que diariamente enviaba Dios a los israelitas durante los cuarenta años que deambularon por el desierto. Pero después de 62 años jugando a ser dioses para su pueblo, los gobernantes de la Cuba del siglo XXI quieren ser pródigos sin milagros, generosos sin subsidios y eficientes basados en la ciencia, no en la creencia.

Viendo cómo de sofisticado está el patio, el ex espía está dispuesto a conseguir -también él- su título de Doctor en Ciencias y ascender en la escala de los héroes y padres putativos que dicen garantizar la independencia, el bienestar, la prosperidad y la felicidad del pueblo cubano.

Tras un año de investigación puntera y profundas reflexiones, Hernández Nordelo ha encontrado la manera de que “la base de todo” crezca en una maceta, al alcance de la mano de cada cubano. No se lograba nada así desde que Alberto Magno consiguió la piedra filosofal. La magnitud del descubrimiento abre un portal hacia lo desconocido en la mayor de las Antillas.

Con limones en macetas, el alquimista de las caldosas populares acaba de conseguir la clave de todo. El Doctor Miguel Díaz-Canel, más teórico que experimental, había llegado al famoso enunciado de “la limonada es la base de todo”.

Pero el razonamiento científico del gobernante ha encontrado en Hernández Nordelo un aplicado laboratorista rodeado de macetas en las que florecen las ideas sintetizadas del Doctor en Ciencias. Y la más sublime de todas, la que va a suponer una revolución dentro de la revolución (fuera nadita) es, sin dudas, la maceta con la mata de limón.

Ahí está. La exhibe el ex agente secreto medio camuflado tras el limonero, constreñido. Los cubanos podemos dar las gracias a Hernández Nordelo por enseñarnos no solo el camino de la “soberanía alimentaria”, sino el de la síntesis de esos aminoácidos que nos abrirán un tercer ojo para, finalmente, comprender que el limón es como la madre de todas las proteínas… y de todas las batallas para conseguirlas.

¿Tres limones por 10 pesos, o una libra de limones por 40 CUP cuando los encuentras? Se acabó esa tragedia. El presidente de los CDR -que podría haber liderado proyectos de investigación de la NASA, pero prefirió espiar para derribar avionetas con civiles dentro- trae la solución y la comparte vía Twitter.

Rodeado de macetas con limones, piñas y guanábanas, el Carlos Linneo de la Guardia en Alto sigue empeñado en demostrar a los cubanos que la taxonomía de la continuidad esconde las claves del universo.

Linneo en realidad era un poeta que se convirtió en naturalista, dijo su compatriota August Strindberg. En su patio de macetas productivas, Hernández Nordelo contempla entre aromas de azahares cómo fructifican las ideas de su maestro -el de la zafra de los 10 millones- en las delicadas cristalizaciones del verbo disparatero de Díaz-Canel.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Iván León

Licenciado en periodismo. Máster en Diplomacia y RR.II. por la Escuela Diplomática de Madrid. Máster en RR.II. e Integración Europea por la UAB.


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