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La familia de Denis Solís compartió con CiberCuba su preocupación por el estado de salud del rapero preso en el Combinado del Este, tras tener conocimiento de que en la Zona Cero de la prisión se han detectado hasta cinco casos de coronavirus.
En estos momentos están con el corazón en un puño porque desde el 19 de mayo no saben nada de Solís, que debería salir en libertad en un mes (el 11 de julio), cuando se cumplen ocho meses de la condena por desacato a un policía que se coló en su casa sin orden judicial y lo grabó sin su consentimiento.
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"No tenemos noticia ninguna de él. Los familiares de otro preso nos llamaron para decirnos que en el campamento de la Zona Cero del Combinado había cuatro casos de COVID-19 por lo que todos estaban en cuarentena. No entendemos qué tiene que ver la cuarentena con las llamadas telefónicas. No sabemos nada del él desde hace 17 días", señalaron este viernes en declaraciones a CiberCuba.
En principio, la única confirmación oficial que tienen se las dio este sábado la Seguridad del Estado, que visitó a la familia de Solís para anunciarle que les han cambiado el agente de la Policía política del Partido Comunista que atiende su caso. Asimismo les dijeron que el Combinado del Este está en cuarentena por coronavirus.
Cortes de comunicación
Los familiares están molestos por los cortes de comunicación a los que está siendo sometido Denis Solís. "Si están llamando los presos para dar noticias de la Zona Cero, no entiendo por qué no puede llamar él", lamentaron.
Allegados de un preso del Combinado del Este que conoce a Denis Solís han contado a los parientes del activista que hace dos semanas las autoridades penitenciarias "aislaron a todo el mundo" y que en el albergue de Solís "habían dado positivo unas cuantas gentes, como cuatro o cinco".
Poco a poco han ido levantando la cuarentena a otros albergues, pero no al albergue de Solís. "Yo no sé nada del Denis", comentó a los familiares del rapero.
Mientras los allegados de Denis Solís llevan 17 días sin noticias de él, el resto de reclusos tiene acceso a llamadas entre 3 y 4 veces por semana.
Los presos que entraron en cuarentena junto con el albergue de Denis Solís permanecieron incomunicados con la familia ocho días: el tiempo que tardaron en hacerles tres pruebas de COVID-19 y comprobar que todos eran negativos.
Sin embargo, la familia de Solís no ha vuelto a saber nada de él. Es la segunda vez, durante su reclusión, que el rapero se ve impedido de hablar con los suyos.
De hecho, el 11 de mayo rompió el silencio tras varias semanas incomunicado. Según explicó a su familia y recogió CiberCuba, no le prohibieron llamar a los suyos, pero lo obligaron a utilizar el teléfono de un edificio de oficinas, sin ventilación en tiempos de coronavirus.
Sin explicación alguna, las autoridades penitenciarias del Combinado del Este le cambiaron el teléfono a un inmueble donde los funcionarios entran y salen a diario y hay riesgo de contagiarse de COVID-19.
Además, Solís estaba convencido de que en esa zona también se arriesgaba a que su conversación privada fuera grabada por los propios funcionarios con cámaras o micrófonos.
Denis Solís ha quedado incomunicado ahora, luego de que el político alemán Sebastian Brehm anunciara que hará campaña a favor de la liberación del joven que inspiró la huelga de San Isidro en noviembre pasado.
En principio, él no sabe que Maykel Osorbo está preso en 5 y medio, en Pinar del Río, ni que Luis Manuel Otero está libre, con su familia en el Cerro ni que a El Funky le levantaron la prisión preventiva. Los tres son amigos y se conocen del barrio de San Isidro de La Habana Vieja.
Sobre el caso del rapero, el abogado cubano Edilio Hernández, del Grupo Jurídico Ayuda Ciudadana, ha señalado en un dictamen al que ha accedido CiberCuba que esto es un "asunto penal", donde un policía de la PNR viola el domicilio de Solís y éste en su defensa lo agrede y ofende verbalmente.
Además, el abogado pone énfasis en que las autoridades cubanas acusaron injustamente a Solís de desacato utilizando como prueba la grabación que hizo el agente dentro de la casa del músico sin su consentimiento.
En esta línea, Hernández señala la indefensión a la que ha sido sometido Solís, al no poder revisarse la sentencia por haber sido dictada en un juicio sumario, en el que no se le ofrece copia de la decisión judicial al condenado.
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