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El destacado ex baloncestista cubano Roberto Carlos Herrera murió este jueves en Miami a los 46 años, víctima de un cáncer de hígado.
Hijo menor del mítico basquetbolista Ruperto Herrera, el fallecido vivía en Estados Unidos desde principios de los 2000, cuando se retiró del deporte activo. Había abandonado la selección nacional en julio de 1999, durante un torneo preolímpico que se celebraba en Puerto Rico.
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El diario Nuevo Herald recordó su desempeño en la llamada Liga Superior de Baloncesto, en la que jugó como armador formando parte del equipo Capitalinos junto a su hermano Ruperto Herrera Jr.
Nacido en la Habana el 13 de agosto de 1974, Roberto Carlos desertó del equipo Cuba junto con el pívot Héctor Pino, el base Ángel Caballero, el preparador físico Armando Rodríguez y el alero Lázaro Borrell; este último llegó a jugar en la NBA.
En su decisión quizás influyó que su hermano mayor Ruperto había hecho lo mismo meses antes, cuando participaba en una gira por Argentina.
En aquel momento su padre, Ruperto Herrera, era el presidente de la Federación de Baloncesto de Cuba.
Según relató el diario español El País, tildó a su hijo y a sus cuatro compañeros de "traidores a la patria".
"Si alguien tuvo todo, ese fue mi hijo Roberto Carlos", subrayó con dolor Herrera, quien en 1972 había integrado el equipo que ganó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Munich.
Por su parte, Roberto Carlos dijo a la prensa que aunque entendía el sufrimiento de su familia, "solo podía pensar en mi bienestar".
También negó que su decisión afectara el puesto de su padre y de su tío Tomás Herrera, jefe de la delegación cubana en el Preolímpico.
"En Cuba no se toman represalias contra las familias de las personas que se van del país", recalcó.
Tras renunciar a su carrera en su patria, Roberto Carlos jugó una temporada en Colombia y después en el baloncesto profesional de Puerto Rico, con los Gallos de Isabela, Caciques de Humacao, Leones de Ponce, Indios de Mayagüez, Atlético de San Germán y Brujos de Guayama, según detalló el portal Play Off Magazine.
También fue refuerzo en Ligas de República Dominicana y México.
Al momento de su muerte se empleaba como conductor del transporte público en la ciudad. Le sobreviven su esposa y sus dos hijas.
En 2017 su padre concedió otra entrevista en la que se refirió a la deserción de sus hijos.
"Lo viví muy mal, desafortunadamente dieron ese paso, me dolió mucho, pero bueno cada cual escoge su camino. Yo seguí trabajando. Al regresar de Puerto Rico sin Roberto Carlos, aquello fue una conmoción, la avalancha de prensa arriba de mí. Ellos siguen teniendo el lugar de un hijo en mi corazón. Dicen que uno hace los hijos, los cría y al final cada cual toma su rumbo. Así he querido entenderlo. Pero fue muy duro", subrayó.
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