El escritor y periodista cubano Carlos Manuel Álvarez ha regresado a La Habana, en compañía de su mamá, después de que personas no identificadas lo secuestraran y lo trasladaran en contra de su voluntad a Cárdenas, Matanzas.
"Siniestro, absurdo y peripatético". Así calificó Álvarez lo que le sucedió al intentar escapar de sus captores, que en ningún momento le presentaron una orden judicial, que justificara que no se trataba de un secuestro sino de una detención.
"Tengo encima tanto arañazos como no tenía desde niño. Igual que entonces, estos también son rayones de libertad. Así los resignifico ahora", escribió en su muro de Facebook, en referencia a la brutalidad con que lo inmovilizaron cuando intentó huir de sus secuestradores.
El camino de vuelta a La Habana lo hizo el autor de "Los caídos" junto a su madre, "como para compensar las presencias que me custodiaban en la ida a Cárdenas".
En estos momentos, el director de El Estornudo ha vuelto a sentir la protección de sus padres, que han plantado cara a la arbitrariedad de la Seguridad del Estado, como pudo verse en el vídeo de una de las detenciones de Carlos Manuel Álvarez en Cárdenas, cuando intentó salir de la casa de su abuela y fue arrestado sin que el agente de la Policía política cubana pudiera explicar los motivos legales que amparaban esa actuación.
Esa protección de sus padres no la había sentido Carlos Manuel Álvarez desde niño, aunque está convencido de que siempre ha estado ahí. "Creo, de hecho, que acercarse a la pureza del niño, rozar ese ideal, es lo único que puede salvarnos o salvarme ahora. No tengo nada que esconder, no tengo trastiendas", señaló el escritor.
Álvarez ha comentado también el video que hizo explicando su secuestro y traslado forzoso a Cárdenas. "Hoy hice un video exaltado, pero la exaltación no venía de la cabeza, que va serena, que no ha dejado de pensar y de buscar la calma en medio de todo, sin autocompasión ni engolamientos. La exaltación venía del cuerpo, que pocos minutos antes había emprendido una fuga porque unos sujetos que no se identificaron en ningún momento, que no eran policías, que me trasladaban de provincia contra mi voluntad, querían que aceptara todo eso sin chistar. Hay más detalles, siempre hay más detalles, pero no los abrumo", señaló.
En su opinión, el rosario de detenciones arbitrarias que ha sufrido desde que se sumó a la protesta en Damas 955 de los huelguistas de San Isidro no son ni pueden entenderse como hechos aislados. "Son los picos de un largo capítulo de vigilancia y violencia que no ha cesado a lo largo de muchas décadas y que a veces encarna en unos o en otros", reconoció.
Tras ese rapto y traslado forzoso, la Seguridad del Estado decidió retener el carnet de identidad de Carlos Manuel Álvarez. Él, antes de intentar conciliar el sueño y descansar un poco, sólo ha podido enviar su agradecimiento a todos los cubanos que han estado pendientes de su detención. "No tengo cómo agradecerles su solidaridad, pero sé que me sostiene", concluyó.
Carlos Manuel Álvarez fue secuestrado ayer lunes de manera violenta por la Seguridad del Estado, después de haber sido sometido a un interrogatorio en la estación de Policía de 7ma y 62, en el municipio habanero de Playa.
El interrogatorio se centró en la salida nocturna que hizo Álvarez con un grupo de amigos en la noche del sábado. “Al parecer, realizar cualquier actividad civil en mi país constituye un delito”, comentó el periodista y escritor.
Después del interrogatorio, la Seguridad del Estado lo montó en un auto y lo llevó a la casa de su abuela en Cárdenas, pese a que él estaba en La Habana, en la casa de sus padres, cuando fue citado por la Policía política.
En una parte del trayecto, el escritor logró fugarse de sus secuestradores y corrió a través de un monte, donde fue perseguido y maltratado por sus captores, que eran "personas no identificadas y vestidas de civil", como explicó en una conexión en directo a través del Facebook de CiberCuba.
Tras enseñar en directo las heridas que le causaron los secuestradores, Álvarez definió lo ocurrido como la "formalización absoluta de la cárcel en el territorio nacional". De hecho, asume que no ha dejado de estar preso desde que llegó a la Isla.
Carlos Manuel Álvarez considera que no lo han metido preso no sólo porque no ha cometido ningún delito sino porque el Gobierno prefiere mantener la fachada de tolerancia ante su imperiosa necesidad de atraer inversiones extranjeras.
A sus 31 años, Álvarez regresó a Cuba en noviembre pasado, procedente de Estados Unidos, para unirse a los huelguistas de San Isidro.
Su detención, el jueves 26 de noviembre, sirvió como excusa a la Policía política cubana para entrar por la fuerza en Damas 955 so pretexto de impedir la propagación de epidemias y, de paso, desarticular la protesta de 14 activistas cubanos.
Desde ese momento, Carlos Manuel Álvarez ha sido objeto de numerosas detenciones arbitrarias. La Seguridad del Estado pretende que él respete la condena extrajudicial a permanecer en prisión domiciliaria, en la casa de su abuela en Cárdenas, Matanzas.
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