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Joseph Robinette Biden Jr., más conocido como Joe Biden, cumplió este viernes 78 años, convertido en presidente electo de los Estados Unidos, mientras su rival, el presidente saliente Donald Trump, sigue negando los resultados de las elecciones del 3 de noviembre y se rehúsa a facilitar la transición del poder presidencial.
Salvo que se imponga el irracional conato de Trump, cuyo equipo legal suscribe sin pruebas una complicada teoría conspiratoria para impugnar lo que consideran un "fraude", Biden tomará posesión el próximo 20 de enero como el presidente más anciano en la historia del país. En esta lista de veteranos desplazará incluso a Ronald Reagan, que dejó el poder en 1989, con 77 años y 349 días.
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El diario The Wall Street Journal felicitó esta semana por su cumpleaños al presidente electo reclamándole transparencia y un test de salud cognitiva.
Durante la campaña electoral, Trump, de 74 años, insistió en la avanzada edad de su contendiente demócrata e hizo mofa de su capacidad mental, aludiendo a él casi siempre como "Sleepy Joe" (el durmiente Joe).
Biden tiene ante sí varios retos políticos fundamentales en un país políticamente escindido: recuperar la credibilidad democrática erosionada por el populismo trumpista, superar la peor crisis sanitaria pública en un siglo, rebajar los indicadores de desempleo agudizados por la pandemia de coronavirus y paliar la injusticia racial.
Las circunstancias derivadas de las urnas el 3 de noviembre no facilitarán este proceso. Los demócratas conservan la mayoría en la Cámara de Representantes, pero su ventaja se ha visto reducida. En el Senado tienen un estrecho margen para conseguir el control, que depende de que el próximo 5 de enero ganen los dos escaños en juego por Georgia. En ese caso, estarían empatados con los republicanos, pero la vicepresidenta Kamala Harris como presidenta de esa estancia, podría desempatar las votaciones.
Si no lograran el control, Biden podría afrontar dificultades para nombrar a los miembros de su administración. Los senadores Bernie Sanders y Elizabeth Warren, siguen interesados en desempeñar cargos ejecutivos, se encuentran en situación de riesgo de ser excluidos del gobierno en ese equilibrio entre la demanda del ala progresista del partido y la realidad de la división en el Senado.
Warren desea el Departamento del Tesoro y Sanders, el laboral. El senador por Vermont se consideró una opción adecuada en ese puesto del gabinete, “para poner el foco en las muchas crisis que sufren las familias”, dijo.
Cuando Biden tome posesión y se convierta en el presidente número 46 del país será solo la segunda vez en la historia de Estados Unidos que un católico ocupe la Casa Blanca.
A su lado, ejercerá una vicepresidenta que, además de ser la primera mujer de color en ocupar el cargo, procede de una familia que ha abrazado los credos baptista, hinduista y judío.
El papa Francisco y los obispos católicos de Estados Unidos se apresuraron a felicitar al presidente electo, señalando que se trata sólo del segundo presidente católico del país, después de John F. Kennedy, primero en lograrlo.
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