El secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, recordó a las autoridades del Vaticano este miércoles que los líderes cristianos tienen la obligación de hablar por sus hermanos en Cuba, Iraq y Corea del Norte, y denunció que esos regímenes violan flagrantemente la libertad de culto de sus ciudadanos.
En una conferencia sobre la libertad religiosa organizada por la Embajada de EE.UU. ante la Santa Sede, Pompeo habló de los "vastos sectores de la humanidad" que viven en países donde la libertad está restringida y pidió al papa Francisco que se una a otros países en el esfuerzo por denunciar estas violaciones en China, donde la Iglesia católica "debería estar a la vanguardia en la lucha por los derechos humanos básicos".
“En ninguna parte se ataca tanto la libertad religiosa como en la China de hoy. Eso se debe a que, como sucede en todos los regímenes comunistas, el partido comunista chino se considera a sí mismo la máxima autoridad moral”, dijo Pompeo.
El Secretario de Estado norteamericano ha criticado un acuerdo alcanzado entre el Vaticano y Pekín hace dos años en relación con el nombramiento de obispos en China, lo que plantea la posibilidad de que la Iglesia católica se vea envuelta en las crecientes tensiones entre Estados Unidos y China.
El miércoles Pompeo pareció aumentar la presión sobre el Vaticano por su relación con Beijing. Refiriéndose al papel que jugó el Papa Juan Pablo II en la defensa de los católicos en los regímenes comunistas y su canonización de 87 mártires católicos chinos, el funcionario dijo: “Demostró cómo la Santa Sede puede mover nuestro mundo en una dirección más humana”.
En un tuit divulgado este mes, el secretario de Estado dijo que el Vaticano pondría en peligro su autoridad moral si renovaba su acuerdo con Beijing.
Pompeo no tenía programado reunirse con el Papa Francisco, a quien conoció el año pasado, sino que fue recibido por el cardenal Pietro Parolin, el principal diplomático del Vaticano.
Eso generó especulaciones en los medios italianos, y algunos comentaristas aseguraron que las críticas de Estados Unidos no habían sido bien recibidas. Sin embargo, el Papa no siempre se reúne con los ministros de Relaciones Exteriores visitantes y es probable que quiera parecer imparcial antes de las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos.
En un reciente artículo para la revista antisecular First Things, Pompeo argumentó que el acuerdo del Vaticano en 2018 con Beijing, cuyos detalles se mantuvieron en secreto, implica rendirse ante China en lo concerniente a los derechos de los católicos.
"La iglesia tenía la esperanza de mejorar la condición de los católicos en China al llegar a un acuerdo con el régimen chino sobre el nombramiento de obispos, los administradores tradicionales de la fe en las comunidades locales", escribió. "Dos años después, está claro que el acuerdo entre China y el Vaticano no ha protegido a los católicos de las depredaciones del partido".
Como parte del acuerdo entre el Vaticano y China de 2018, que la Santa Sede describió como "no político sino pastoral", el Papa reconoció a varios obispos previamente excomulgados respaldados por Beijing y, a cambio, acordó un proceso de consulta con las autoridades chinas para futuros nombramientos.
Una situación similar parece vivirse en Cuba, donde las autoridades católicas no se atreven a criticar al Gobierno.
A comienzos de años, activistas cubanos ya denunciaron los escasos avances sobre el tema de la libertad religiosa, tras un año marcado por la prohibición de viajar al exterior a algunos religiosos, el procesamiento penal a varios líderes religiosos y la renuencia del Gobierno a no devolver ninguna de las propiedades incautadas en el pasado a iglesias y personas naturales.
“No hay libertad de prensa para las iglesias, no se permitieron emisoras cristianas y mucho menos televisión, y tampoco se han permitido las escuelas religiosas”, denunció el pastor bautista Mario Félix Lleonart, presidente del Instituto Patmos, con sede en Estados Unidos.
El clérigo se refirió a la situación que presentan diversas minorías religiosas como los judíos mesiánicos, los bautistas berianos y los Testigos de Jehová, quienes continúan sin reconocimiento legal desde que fueron proscritos por el Gobierno hace varias décadas, lo cual las deja en un estado de total indefensión.
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