Cuba no quiere emprendedores: necesita culpables

Al gobernante Partido Comunista de Cuba le urge encontrar chivos expiatorios para presentarlos en prime-time como criminales. Quiere que la gente los identifique como culpables del desabastecimiento de las tiendas en pesos cubanos y en CUC.

Díaz-Canel y un pequeño empresario cubano. © Estudios Revolución / CiberCuba
Díaz-Canel y un pequeño empresario cubano. Foto © Estudios Revolución / CiberCuba

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Este artículo es de hace 4 años

Desde fuera de Cuba asistimos con estupor al acoso del Estado a los pequeños empresarios de nuestro país. Con la retransmisión en diferido de las operaciones policiales estamos siendo testigos de un hostigamiento constante a los emprendedores que el Gobierno necesita, pero no quiere. Admite, pero desprecia.

Ahora mismo al gobernante Partido Comunista de Cuba le urge encontrar chivos expiatorios para presentarlos en prime-time como criminales. Quiere que la gente los identifique como culpables del desabastecimiento de las tiendas en pesos cubanos y en CUC. De esta forma centra la atención del espectador en los supuestos delincuentes y no en el problema de fondo: la mala gestión económica de un país al que han llevado a la ruina progresivamente.


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Este sábado el Noticiero Nacional de Televisión ha informado de la detención de un empresario con licencia de productor-vendedor al que le decomisaron toda la mercancía de su ferretería privada. Le quitaron más de 600 piezas deficitarias en el mercado nacional.

¿Cómo es posible que un pequeño comerciante pueda importar artículos de ferretería y el Gobierno no? Muy sencillo: porque ese empresario paga al contado sus deudas y Cuba, como país, no lo hace. Cabe preguntarse, por tanto, ¿por qué ante la incapacidad manifiesta del Estado para importar productos básicos en la Isla no se deja esta labor importadora en manos de pequeñas y medianas empresas privadas?

La respuesta es de manual: por miedo a que consigan lo que se le resiste a la economía estatal desde hace 61 años. Les asusta el progreso. El socialismo cubano se siente satisfecho de la eficiencia de su imparable fábrica de pobres. Nos necesitan hambrientos para que no pensemos en otra cosa que no sea comer.

El gobierno cubano no quiere alimentar a una clase media con independencia económica que se niegue a plegarse a sus impuestos abusivos. Teme soltar las riendas y perder el control. Por eso su maquinaria de propaganda necesita desprestigiar a los emprendedores cubanos, criminalizarlos y asfixiarlos. Por eso en lugar de empresarios les llaman cuentapropistas. Por eso en lugar de hablar del sector privado, hablan de sector no estatal. Enmarañan el concepto con una jerga cargada de connotaciones negativas. Buscan el descrédito. Es el mismo método que utilizan para blanquear la lengua de los colaboradores de la Seguridad del Estado y de los informantes de barrio definiéndolos como "el pueblo".

Sólo ellos se creen esa falacia. Los chivatos no son el pueblo. El pueblo de Cuba es mucho más que sus delatores. Tenemos un corazón inmenso y unas fuerzas sobrenaturales para levantarnos cuando todos nos dan por muertos. No confundan al pueblo con sus miserias. Ya no les compramos esa farsa.

El enclenque socialismo cubano lleva años poniendo limitaciones absurdas a la empresa privada. No les basta con asfixiar a nuestros empresarios con altos impuestos, sino que, en ocasiones, ni siquiera les permiten legalizar su actividad. ¿Por qué un cubano no puede abrir su propia ferretería como Dios manda? Por qué no puede tener una tienda de ropa importada por sus propios medios? Hay mercado y el Estado no ha conseguido cubrir su demanda. ¿Por qué no? Sencillamente porque no pueden permitirse el lujo de darles autonomía y dejarles crecer. Los quieren en la indigencia, atados a lo cortico, de pies y manos.

Aunque sólo sea por eso, tenemos que defender a nuestros empresarios. Sólo ellos pueden levantar Cuba. Tenemos que creer en que si a ellos les va bien, tarde o temprano devolverán el progreso y la democracia a nuestro país. En eso consiste el poder silencioso de los emprendedores y de los trabajadores autónomos. Los comunistas lo saben y por eso los denuncian y los hostigan. Los necesitan pobres. Nos han robado el país y lo han desvalijado. Ahora van a por lo poco que nos queda: las ganas para emprender.

Tenemos la suerte de haber visto crecer a una nueva generación de cubanos que nació en medio de la brutal crisis económica de los 90 y que se ha criado sobreviviendo a la escasez. Ellos no le deben nada al Estado. Sólo han conocido sus miserias y sus injusticias. Estoy segura de que esa generación, si no se nos ahoga en el mar o se muere cruzando fronteras, nos devolverá la Cuba a la que muchos renunciamos.

Por eso tenemos que apoyarlos. Qué menos que denunciar la política espectáculo y el descrédito al que son sometidos. Nos están vendiendo fuegos fatuos como si fueran artificiales. Nos están estafando. Que los compre quien les crea. Que se los lleve quien los trajo.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Tania Costa

(La Habana, 1973) vive en España. Ha dirigido el periódico español El Faro de Melilla y FaroTV Melilla. Fue jefa de la edición murciana de 20 minutos y asesora de Comunicación de la Vicepresidencia del Gobierno de Murcia (España)


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