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Las autoridades de Santiago de Cuba intercambiaron con la policía y otras personas involucradas sobre las primeras experiencias en la represión “ordenada” de los coleros en la provincia, un fenómeno que tiene muy ocupada por estos días la agenda del gobierno.
Una nota del periódico oficialista local Sierra Maestra sobre la reunión destaca que “el principal método debe ser la persuasión, acompañada de las acciones enérgicas hacia quienes persistan en tales actitudes”. Como si dijera a los “infractores”: Si no entiendes por las buenas, te haremos entender por las malas.
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Los coleros son el nuevo “enemigo” hacia el cual el gobierno pretende concentrar la atención pública en estos momentos de crisis agudizada por el desabastecimiento. El régimen habla además de una tríada, al estilo del crimen organizado, definida por coleros-acaparadores-revendedores.
Según el citado medio, en el Teatro Heredia de la ciudad de Santiago de Cuba se realizó la “capacitación y análisis de los resultados de las dos primeras jornadas de labor en la organización de las colas con representantes del gobierno y de la Policía Nacional Revolucionaria a diferentes niveles, directivos de instalaciones comerciales, miembros de comisiones y otros relacionados con la tarea”.
Tras una lectura simple, parece un asunto de suma importancia para tener a tantos “actores” involucrados en él, pero el diario oficialista recuerda que la pandemia “ha generado un descenso de casi un tercio en la economía mundial” y, por lo tanto, esto ha facilitado “la proliferación de un grupo de fenómenos asociados a la marginalidad que afectan a la población”.
Un asunto muy serio, si se tiene en cuenta que hay personas que pasan la noche frente a las tiendas, con el fin de lograr los primeros turnos en la cola, “que luego venden”. Y, desde luego, también al gobierno le preocupan “los acaparadores de productos de primera necesidad, que comercializan a precios elevados”, es decir, más altos que los impuestos por el propio gobierno.
“También están los que sustraen productos de los centros de producción y almacenes y quienes, mediante un pago, violan los mecanismos de venta establecidos para favorecer a revendedores y acaparadores”, recuerda la nota.
“Pero nadie que viva de ingresos normales tiene posibilidades de estar todos los días comprando pollo, aceite u otros productos, porque la situación actual ha hecho que casi todo sea producto de primera necesidad”, dijo el vicegobernador Manuel Falcón Hernández, reconociendo, al menos, que cualquier producto “acaparado” crea un problema.
De igual modo, se habló de “enfrentar a quienes traten de fomentar la indisciplina y las ilegalidades”, mientras que la miembro del Buró Provincial del Partido Comunista de Cuba, Yudith Rodríguez Herrera, pidió “actuar de modo mancomunado, serio y enérgico donde sea preciso, porque esta tarea se desarrolla en beneficio del pueblo”.
Ya antes el gobierno cubano se preciaba del reclutamiento de más de 22 mil personas, no para producir alimentos ni favorecer el crecimiento económico, sino para hacer frente y reprimir a los coleros, personas surgidas de la necesidad y la demanda resultante, que venden turnos en las casi kilométricas colas en los establecimientos comerciales.
“En la operación de incremento del enfrentamiento contra los coleros, contra los acaparadores y revendedores, hoy tenemos un ejército de 22 281 personas que están dispuestas a echar la batalla y defender al pueblo”, dijo el primer ministro Manuel Marrero.
A principios de agosto, se hizo pública una intervención del gobernante Miguel Díaz-Canel en la que pidió enfrentar a los coleros, acaparadores y revendedores con “profilaxis”. “La línea tiene que ser identificación y profilaxis, mucha profilaxis. Tratar de alejar a la gente de su comportamiento por convicción. Cuando no haya entendimiento, entonces actuamos con el mayor rigor posible”, aseguró.
De igual modo, dijo que desde las redes sociales se estaba victimizando a los coleros, achacando su existencia al desabastecimiento en la isla y viéndolos como una especie de paliativo ante la escasez. “Es mentira que el desabastecimiento da lugar a los coleros. Ese planteamiento es deshonesto”, enfatizó.
“Los coleros no pueden ser los dueños de las colas”, advirtió, y llamó a una confrontación masiva para resolver el peliagudo asunto. “Es un enfrentamiento popular, es un enfrentamiento con todas las fuerzas revolucionarias”, afirmó.
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