El Malecón de La Habana es el centro de una polémica entre aquellos que consideran necesario elevarlo hasta 1,25 metros y quienes creen que con la remodelación se perderá el "sofá gigante" que por años ha reunido a capitalinos y visitantes, sin contar que las vistas al mar ya no serán iguales.
"Lo que van a hacer es afearlo, lo más lindo que tiene Cuba. El Malecón, donde todo el mundo viene a llorar, a hablar de amor, el mariachi, a sacar tus penas, tus dolores, es lo más lindo, lo que vamos a perder entonces sería eso", dijo a la agencia de noticias Reuters Madelyn Ruiz, una residente de la capital.
Tras preguntarse "dónde se van a sentar", la vecina del Malecón habanero no se muestra muy contenta con la iniciativa que comenzó en junio de 2018 y que por estos días repara el tramo entre las calles Gervasio y Lealtad, en Centro Habana, como parte de un plan del Gobierno para frenar los efectos del cambio climático.
"Me beneficiaría en parte, pero si el huracán es grande entrará de todas maneras. La fuerza del mar es descomunal y perderíamos la vista al mar", dijo otro vecino, el profesor jubilado de historia Enrique Rafael Díaz.
Cuando comenzaron las obras en el 2018, la agencia española EFE aseguró que las obras tenían el visto bueno de la Oficina del Historiador de la Ciudad, y en especial de Eusebio Leal, “por ser la cara de La Habana”.
A inicios de este año, la estatal Televisión Cubana explicó que al ascenso del nivel del mar provoca inundaciones costeras con mayor frecuencia y que varios expertos del Centro de Investigaciones Hidráulicas de la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría se encargarán de la rehabilitación del malecón.
El proyecto implicará un cambio de la geometría del muro y de su elevación hasta donde la arquitectura lo permita, aseguraron los expertos.
La última gran tormenta que afectó al Malecón fue el huracán Irma en septiembre de 2017, que provocó severas inundaciones, derrumbes de viviendas y la evacuación de cientos de personas.
En los últimos días la ciudadanía cubana se mostró en contra de determinadas acciones constructivas que atentaban contra la estética urbana. Un muro en la Playita de 70 y la colocación de adoquines de concreto en un tramo de la Avenida de los Presidentes recibieron rechazo por parte de los habaneros, y a las autoridades no les quedó mas remedio que reconocer el error cometido.
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