El embajador de Cuba en Estados Unidos, José Ramón Cabañas, habló con la agencia estatal Prensa Latina sobre el ataque al cuerpo diplomático en Washington el 30 de abril y puso en duda el perfil psicológico del sospechoso, divulgado por los medios a partir de documentos oficiales.
Según Cabañas, los primeros reportes suelen tener fallos, pero es "lamentable" que se filtren con imprecisiones después de que los presentes en la embajada contaran al Servicio Secreto el episodio y hayan dado los vídeos de las cámaras de seguridad. "En ese video está clara la ofensa a nuestro símbolo nacional y la satisfacción del individuo al portar la bandera estadounidense mientras gritaba", apunta.
El gobernante designado de Cuba, Miguel Díaz-Canel, calificó los disparos contra la embajada como un atentado terrorista, aunque de momento las investigaciones del Servicio Secreto y otros cuerpos de seguridad de EE.UU. no han determinado las motivaciones del sospechoso identificado como Alexander Alazo, quien según algunos reportes temía ser perseguido por la Seguridad del Estado cubana.
La versión dada por Cabañas recoge que un vehículo parqueó justo frente a la Embajada, "donde está prohibido hacerlo" a las 2:05 am. El sospechoso se acercó a la "puerta de peatones con una bandera cubana en la mano y la arrojó contra la puerta gritando frases que eran inaudibles para nosotros. Después regresó al vehículo y extrajo un AK-47", apunta el diplomático.
Alazo disparó a la fachada de la embajada, como se pudo ver en algunas imágenes publicadas, "y cuando vació aproximadamente la mitad del cargador cambió de posición y siguió disparando en dirección al lobby. Cuando se le acabaron las balas lanzó el fusil contra la misma puerta de entrada de la reja exterior, regresó al auto, tomó una bandera estadounidense que se puso sobre los hombros y comenzó a gritar frases y gesticular parado en medio de la Calle 16, que tiene cinco carriles de ancho. Así permaneció hasta que llegó la policía sobre las 2:10 am y lo redujo sin resistencia", especificó Cabañas.
Para el alto funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), la filtración de "las supuestas condiciones mentales del individuo" es para crear "una matriz de opinión incluso antes de que se conozca la información de manera oficial" y algunas personas lo asimilen "como el contenido de una serie de televisión", dijo en la entrevista reproducida en el periódico oficialista Granma.
Al respecto, afirmó que "es difícil pensar que un perturbado mental puede acceder a una licencia de conducción fácilmente, puede tener facultades para manejar y encontrar un punto en un mapa, poseer y accionar un arma de asalto y después no estar tan perturbado como para no ofrecer resistencia a la policía. Un supuesto perturbado que al parecer también sabía operar muy bien sus redes sociales".
De momento, la información recopilada sobre Alexander Alazo por el Servicio Secreto y la Policía Metropolitana de Washington señalan que presenta problemas mentales y estaba bajo tratamiento. El detenido llevaba meses viviendo en su automóvil, según declaró en un primer momento.
La esposa de Alazo señaló, según una moción de la fiscalía general, que el detenido "creía que el gobierno cubano contrataría a un equipo organizado de asesinos para matarlo. Sentía que estaba constantemente perseguido y temía que varios hombres negros, de gran estatura y con tatuajes, vinieran a matarlo delante de su familia".
Por su parte, el embajador cubano en Washington insistió en la acusación del canciller Bruno Rodríguez de que el atentado es una muestra de las declaraciones de la administración de Donald Trump contra el gobierno de la isla. "Al terrorismo verbal solo le faltaba el terrorismo armado, y ya sucedió", expresó.
El diplomático de Cuba pidió al Departamento de Estado más respuestas sobre la investigación de este atentado en la embajada de la isla en Washington que crispa aún más las tensiones entre ambos países.
Alexander Alazo, quien según sus declaraciones salió de Cuba en 2003 y llegó a Estados Unidos unos años después, sigue detenido en Washington a la espera de una sesión preliminar para valorar la opción de libertad bajo fianza, el 14 de mayo.
El cubano se enfrenta a cargos por ataque con violencia a funcionarios e instalaciones extranjeras, daño de manera intencional de la propiedad de un gobierno extranjero y uso indebido de un arma no registrada.
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