Tras el derrumbe parcial de su casa provocado por el tornado del 27 enero de 2019 en La Habana, Humberto Mendoza esperaba por la rehabilitación del inmueble en Luyanó, municipio de 10 de Octubre, pero hasta el momento el “remedio” ofrecido por una brigada constructiva estatal ha sido peor que la enfermedad.
Humberto, vecino de calle Justicia No. 668, contó al diario oficialista Juventud Rebelde que la mitad de la vivienda de sus padres ancianos se cayó por los fuertes vientos asociados al tornado; pero la brigada de reconstrucción asignada para apoyarlos no solo se robó los materiales, sino que destruyó la otra mitad de la vivienda.
El Consejo de la Administración Provincial asignó una “brigada de construcción con todos los materiales necesarios y suficientes para acometer las acciones de reconstrucción”, pero esta decidió derrumbar también la otra parte de la casa, cuenta el afectado.
A la semana, cuando la familia visitó la obra para verificar los avances, el jefe de la brigada les informó que la construcción estaba paralizada por falta de recursos. “Lo único que habían construido eran los dados de la zapata”, comentó Humberto.
Tras cuatro meses esperando, el Consejo de la Administración Municipal de 10 de Octubre le comunicó a la familia que investigarían el presunto desvío de materiales por parte de los trabajadores, sin embargo, a principios de septiembre se presentó otro grupo de hombres contratados por la Dirección Municipal de la Vivienda para continuar la obra.
Los albañiles retomaron los trabajos y nuevamente se asignaron cuantiosos materiales de construcción, que “por arte de magia se agotaban como si la tierra se los tragara”, afirma Humberto.
Explica que, aparte del visible robo, la calidad de la construcción era pésima: las “paredes desniveladas, una escalera con pasos de diferentes medidas, un piso desnivelado y hundido, columnas centrales inclinadas, arquitrabes disparejos”.
Además, la cocina y el baño tenían los azulejos mal colocados, al inodoro le faltaba el tanque, y no estaba el lavamanos, a pesar de que Humberto asegura haber visto “la caja con todas las piezas del baño, así como todos los herrajes niquelados de ambas piezas, sustituidas por llaves plásticas artesanales”.
Por último, explica que el pasado 20 de diciembre se detuvieron las acciones constructivas sin explicación y el 9 de enero los albañiles dejaron las llaves de la casa a una vecina, y comunicaron que no trabajarían más debido a la inestabilidad de los pagos por parte del Estado.
Los padres de Humberto, que conviven con una persona con discapacidad, poseen ahora “una obra inconclusa, con las paredes sin repellar, una cocina y un servicio sanitario a medio terminar, sin instalaciones de agua, electricidad y gas”, señala el diario.
El caso de Humberto no es único. En septiembre, un grupo de familias afectadas por el tornado también denunció al mismo periódico las chapucerías que hicieron los trabajadores de la UEB Julio Antonio Mella, de la Construcción, cuando reconstruyeron sus viviendas.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: