La historia de esta celebración marca su inicio con un tono trágico. El Día de los Santos Inocentes es la conmemoración de un episodio del cristianismo: la masacre de los niños menores de dos años nacidos en Belén (Judea), ordenada por el rey Herodes I el Grande.
El suceso fue un intento por deshacerse del recién nacido Jesús de Nazaret e impedir el cumplimiento de la profecía de los Reyes Magos de que aquel bebé sería "el Rey de los Judíos".
Ya en la Edad Media la conmemoración de la crueldad del Rey Herodes coincidió con una tradición pagana conocida como la “Fiesta de los locos” y que era celebrada en los días comprendidos entre Navidad y Año Nuevo.
En el amplio territorio que abarca la cultura hispana es común que en este día se realicen bromas de todo tipo, aprovechando la indefensión de quienes no recuerdan la fecha y reaccionan de buena fe, sin sospechar la emboscada que se les tiende.
También resulta habitual que los medios de comunicación y las redes sociales se sumen a la cumbancha, con un diluvio de noticias falsas e imágenes manipuladas, para hacer creer a los distraídos espectadores los más inverosímiles disparates.
En nuestra isla y dondequiera que habiten los cubanos, aparecen las 'inocentadas' propias de nuestro acervo: "Señor, tiene la camisa mal abotonada"; "Perdone, pero no se ha dado cuenta de que tiene el pantalón mojado"; y hasta el típico "Cuidado, tiene los cordones zafados" a alguien que calza mocasines.
Los aludidos de inmediato intenta comprobar lo que le dicen y, al entender la broma, se sonrojan o esbozan una sonrisa que "perdona la vida" al bromista.
Por supuesto, no podía faltar en Facebook la inocentada de un criollo avispado, sobre un tema que preocupa a muchos.
Por si acaso, tómelo con paciencia y sentido del humor y, como decía aquel cartel de la Bodeguita del Medio: "¡Cargue con su pesa'o!".
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