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Cuba es el país que más inmigrantes aportó a Uruguay este año, con cifras de 33 personas cada día como promedio, según datos de la Dirección Nacional de Migración, que registró 10 042 más entradas que salidas de isleños entre el 1 de enero y el 31 de octubre.
Pese a que expertos de varios organismos, incluidos los de Naciones Unidas, pronosticaban que serían los venezolanos los que encabezarían la lista de llegados al país sudamericano, han sido los cubanos quienes han impuesto un récord al cifrar en 9 000 las solicitudes de refugio, de acuerdo con la Comisión para los Refugiados.
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El diario español El País recordó en un reportaje las vicisitudes que deben atravesar muchos cubanos para llegar a la nación austral. Empiezan tratando de conseguir el dinero del pasaje para ir a Guyana, de ahí, atraviesan todo Brasil guiados por alguna red de tráfico de personas hasta llegar a Uruguay, donde tienen que solicitar el refugio para entrar legalmente. Después el gobierno les da el documento de identidad, con el cual ya tienen acceso a prestaciones de salud, de educación y un trabajo formal.
Según explicó Yoendris Lastre, presidente de la Asociación de Residentes Cubanos en Uruguay, al no tener cuentas bancarias u otras garantías, muchos de sus compatriotas se ven obligados a vivir en pensiones ilegales. “Les terminan cobrando más de $ 6 000 por una cama en una pieza compartida con otros seis compatriotas, a veces siquiera tienen agua caliente”, detalló.
Por otra parte, Silvia Facal y Belén Casal, investigadoras de la Universidad Católica de Uruguay que han estudiado el fenómeno migratorio de los cubanos, refieren que “la mayoría llega con el título de bachiller e incluso universitario”, pero se ven forzados a trabajar en empleos que exigen “mucha menos formación”, y que la población local no toma por desinterés. En Uruguay, a diferencia de otros países receptores de emigración, no se puede culpar a los extranjeros de quitar el trabajo a los nacionales.
“La población cubana ha venido a desarrollar tareas que, tras el crecimiento económico de los últimos años, los uruguayos han dejado de hacer. Eso se nota especialmente en el área de los servicios, de ahí que sea una inmigración muy visible en las zonas más céntricas. El problema, aunque está menos constatado, es que algunos empresarios uruguayos terminan aprovechándose de las vulnerabilidades de los recién llegados y los explotan. No les pagan las horas extras, la nocturnidad, bajos salarios y, en menor medida, hemos detectado que amenazan con expulsarlos del país… un disparate”, relataron.
En cuanto a la adaptación de los recién llegados, las especialistas precisaron que los migrantes de la Isla caribeña sufren un “choque cultural” que a veces les dificulta la aclimatación. Sin embargo, tienen cosas en común con los uruguayos: son poblaciones acostumbradas a tener pocos hijos y más educadas que el promedio de la región.
En noviembre pasado, el último informe Tendencias en Recursos Humanos TICs 2019, de la consultora Búsquedas IT, reveló que los cubanos destacan entre los extranjeros que suelen contratar las empresas uruguayas con perfiles tecnológicos.
Tras la eliminación de la política de Pies Secos, Pies Mojados en 2017 por el gobierno de Estados Unidos, Uruguay se convirtió en un puerto atractivo para el flujo migratorio cubano, gracias a unas políticas tolerantes y favorables hacia emigrantes cualificados.
En octubre de 2018, el sistema de la Cancillería uruguaya que concede residencia a extranjeros colapsó, debido a los miles de cubanos que presentaron solicitudes para obtener sus cédulas de identidad.
En los primeros ocho meses del año anterior llegaron a ese país 7 286 cubanos, mientras que en el mismo periodo se marcharon 2 631 ciudadanos de la Isla. Las estadísticas revelan que desde el 2012 el número de cubanos que entraba al país era mayor que el de aquellos que decidían regresar.
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