Si uno se parara por estos días en una gasolinera de La Habana cuando entra el combustible, no vería el último carro de la cola. En una de las sendas de la carretera el tráfico se paraliza. Sube el estrés a las nubes. Los gritos de unos chocan con los de otros. Hay calor para el que está dentro de un automóvil y también para el que espera de pie con un tanque en la mano.
Pero todos allí coinciden en algo: el gobierno les debe dar información detallada sobre cuáles son los servicentros que venderán gasolina y cómo lo harán.
El trabajador privado Ernesto llegó a principios de la semana pasada al Cupet de 100 y Vento, perteneciente al municipio de Boyeros, porque se enteró de que había combustible. “Fui a comprar, esperé cuatro horas y cuando faltaban solo dos personas delante de mí se acabó la gasolina.
“La gente anda como loca buscando con qué moverse y consumen lo poco que tienen sin tener noción de cuándo o dónde volverán a adquirir combustible. Hace tres días volví a las 10 de la noche al mismo servicentro y compré a las 3 de la mañana. Cuando me fui todavía había cola hasta el amanecer.
“Lo más lindo es que no alcanza para todo el mundo. Yo pude comprar 30 litros. No me daban más porque cada vez que entra combustible lo distribuyen más o menos entre todos”, plantea con resignación el taxista.
Similar historia cuenta Yosbel, de 34 años, “el día que compré había mucha gente que, como yo, quería gasolina para carro, pero había un millón de personas en motos y otro millón que estaba de pie con algún envase para llenarlo. Casi eran más los estaban parados que los que esperábamos sentados en un vehículo.
“Normalmente yo compro gasolina especial (B94) porque, aunque sea más cara, es la mejor. Sin embargo, a falta de especial, que es la que más protege al motor, tuve que comprar regular (B90). Los tiempos no están para ponerse a escoger”, asegura el médico.
Por otro lado, Norberto resalta que “las cosas que dicen en los medios son una mentira. El peor síntoma de que estamos en total ruina energética es que el propio presidente del país tiene que darle ‘botella’ a una persona en la calle”.
Asimismo, a tenor con el mecánico particular, “hay muchas personas quejándose de que la gasolina la venden de madrugada. Es como si se hubieran propuesto hacer más profundo el caos. En el país ahora mismo impera el desorden.
“Si el proceso estuviera mejor organizado al menos uno se ahorraría muchos dolores de cabeza. ¿Quién va a tomarse suave lo que pasa si nos sentimos engañados? La falta de información oficial solo genera descontento”, dice.
De acuerdo con lo que relata a CiberCuba un trabajador del servicio de renta de autos al turismo, “el martes a mí me tocó ir al Cupet del Riviera porque es donde único están vendiendo la gasolina especial, que es la que uno puede comprar con las tarjetas magnéticas mediante las cuales el Estado distribuye el combustible, y la hilera de carros se perdía por toda la calle 1ra del Vedado. Estuve más de cuatro horas en la cola y llegué a mi casa pasadas las dos de la mañana.
“Me consta, igualmente, que en el Cupet que hay por la autopista del Aeropuerto Internacional José Martí, que es el lugar donde podían comprar la gasolina especial los taxis y los carros que alquilan los turistas, solo están permitiéndoles comprar a los autos de renta.
“Ahora los taxis tendrán que perseguir la gasolina regular, que es la que más aparece, o inventar cómo resolver la especial por su cuenta o en la gasolinera del Riviera que es adonde va todo el mundo”, pronostica el ingeniero.
Un residente de San José de Las Lajas apunta que en Mayabeque no hay poco combustible en los garajes, sino que no hay ninguno. “Las pocas veces que entra es para dárselos solo a los carros estatales. Cuando La Habana está mal el resto del país anda diez veces peor. A nosotros no nos queda otra que jodernos”.
Datos oficiales indican que la capital cubana consume alrededor del 32% del combustible que se comercializa en el país.
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