Un desastre avisado: la actuación de Cuba en Lima 2019

¿Renunciaremos a nuestra historia deportiva por caprichos que no se avienen con estos tiempos?

Cuba cae ante Canadá en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 © Escambray / Roberto Morejón
Cuba cae ante Canadá en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 Foto © Escambray / Roberto Morejón

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Este artículo es de hace 5 años

No quería hacer este comentario hasta que concluyesen los actuales Juegos Panamericanos Perú'19, pero no puedo seguir así, sin expresar públicamente mi pensar.

Los que me conocen, millones por cierto: unos me aman, otros me detestan, saben del amor inconmensurable que yo siento por mi deporte, por mis atletas, estén donde estén, a pesar del dolor que para mí representa no ver la bandera cubana en un podio cuando sobre este hay un deportista cubano.


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Pero no quiero seguir desviándome: "¡Vamos por más!" es el lema de la delegación, escogido con mucha pero con mucha certeza: ¡Vamos por más!, lo que no dicen es qué es el más.

Más aburrimiento, más desánimo, más desilusiones… en una palabra... ¡más desastres! Sí, hemos ido por más, ¿quién lo duda?

Me duele tanto, pero tanto este “vamos por más”. Después de haber sido partícipe y protagonista, sí, protagonista, porque el periodista que se precie de serlo proyecta al contrario por ippon, pega al rival en el colchón, mete un remate que rompa la defensa, encesta la canasta del gane, la saca del parque para dejar al campo al otro equipo, llega a la meta y rompe el estambre imaginario, pega un nocaut fulminante, rema hasta morir por llegar primero. ¡En fin!

Después de haber sido protagonista desde Indianápolis 87 (coincidentemente los décimos Panamericanos) hasta la Serie del Caribe 2014 en Isla Margarita, que marcaba el regreso de Cuba a esa histórica competencia, créanme que aunque disfruto de unas vacaciones con hijos y amigos lejos de la Patria, he llorado…¡de rabia, de impotencia, de dolor!

Muchos, al ver a Rey Vicente Anglada, hombre, amigo, hermano, pelotero, mánager, al frente del CUBA, recobraron las ilusiones perdidas y no precisamente por la obra del gran Honoré de Balzac. ¿Mi verdad? Yo, para nada.

Rey sabe de pelota, es aglutinador, no es regionalista; con él juega el que esté bien, pero amigos, ¡no es mago!, y simplemente estamos recogiendo lo que sembramos. Sí. La pésima política que arrastramos desde aquel primer Clásico cuyo segundo lugar nos hizo tanto daño.

Cantos de sirena que fueron oídos y reproducidos, y no hubo un Ulises que guiara el barco en dirección contraria. ¿Vendrán análisis? Ni todos los laboratorios del mundo podrán asimilar este desastre, desastre repito que nos lo debemos a nosotros mismos.

Ahora me salen con que la migración de peloteros desde edades incluso de 13 – 14 años ha sido masiva; que si no sólo son las Grandes Ligas sino en las Ligas asiáticas, las del Caribe, las de México… ¡O sea, donde se mueva un bate, se haga un fildeo, se lance una pelota, hay un pelotero cubano! Y esto, por supuesto, debilita la pelota criolla.

¿Qué hacer ante millones o simplemente cientos de miles de dólares ante nada? Sí, ¡ante nada! Porque solo marionetas que repiten lo que se les dice pueden comparar realidades. Contra eso no se puede y ahora, tras años de espera, se hace un trato y este es invalidado aunque aún la MLB hace trámites para recuperarlo, algo muy loable por cierto.

Pero, a pesar de esa gran verdad, Cuba es una cuna inagotable de talentos no solo en el béisbol sino en un montón de deportes más.

¿Entonces? Sencillamente, tenemos que recobrar el trabajo en la base, suministrar los implementos, arreglar los terrenos, las canchas, los rings de boxeo, los colchones.

Encontrar a esos activistas voluntarios, cuyo movimiento envió al alto rendimiento a cientos de atletas que luego nos dieron medallas en grandes competiciones; hacer lo de antes, llevar el deporte a montañas, llanos, bateyes, a todos los municipios del país.

¡Ah! ¿que eso cuesta?, por supuesto. ¿Que el país no puede enfrentar eso? Es una gran verdad, pero para eso hay salidas.

No estamos acostumbrados a los sponsors: pues ¡hay que acostumbrarse! El deporte mundial se mantiene así, se mueve así y como digo siempre, no se puede nadar en contra de la corriente, y ya Estados Unidos, Rusia, China, Alemania no son las únicas potencias mundiales; ahora vienen Qatar, Kenya, Finlandia y se llevan medallas en cualquier evento: ¡le han dado la importancia que el deporte realmente tiene!

Es nadar a favor de la corriente o… ¡perecemos! Como lo estamos haciendo. ¿Renunciaremos a nuestra historia deportiva por caprichos que no se avienen con estos tiempos? ¿Qué me puede obligar a NO hacer lo necesario para volver a la cima? Ya los tiempos de Sotomayor, Stevenson, las Espectaculares Morenas del Caribe quedaron detrás.

Volviendo al tema béisbol cubano: ¿por cuánto se perdía un campeonato en las décadas de los 80, 90, 2000 y las cabezas NO rodaban imparables y se buscaban nuevas opciones?. Ahora parece que los cargos de presidente, comisionado, director son vitalicios.

Saco de este “potaje” al Rey León, quien aceptó una “papa caliente”, puso amor y esmero en tratar de ganar, y sencillamente, con cinco imparables en un juego, ¿quién gana?

Sucede que caemos ante niños estadounidenses, nicaragüenses con los que no se perdía desde la Edad Media, y ¡colombianos! que jamás se hubieran podido parar al lado de los nuestros de igual a igual, y …¡ salimos por la puerta estrecha!

Vienen a “reforzar” el equipo peloteros como Yurisbel Gracial que acaba en Japón y con las Cuatro Letras lleva dos hits en no sé cuántas veces al bate; que me perdone el matancero pero es de tantos ejemplos, el más notorio. Ah, y eso sin decir que Alfredo Despaigne, nuestro actual toletero mayor, no fue autorizado a participar. (Ahí no importan los principios. Eso se deduce, ¿no?)

El otro día leí un comentario en Facebook que indicaba ir al rescate de figuras que antaño mucho hicieron, a lo que riposté que había algunos ya ancianos, pero otros sí pueden, y de hecho hay que rescatarlos, sobre todo si están con mente clara y corazón alegre.

Amigos y amigas, el caso es que algo hay que hacer, pero estas vergüenzas no podemos seguir sufriéndolas.

En mis primeros Juegos Panamericanos en Indianápolis 87 las pesas arrasaron con todas las medallas de oro; en Caracas 83 la gimnástica con Casimiro Suárez y Orisel Martínez colmó el podio, costumbre que se mantuvo por años; en estos juegos, desastre total.

Quiero significar la ausencia de Manrique Larduet, por mucho nuestro mejor gimnasta, operado de sus muñecas, y el cual se prepara para el Mundial con vistas a obtener la clasificación olímpica que espero no se vea frustrada por algún que otro dirigente que no sabe aquilatar su valor.

Además, al analizar lo hecho por la gimnástica me permito remitirles a que de la bellísima escuela que se ve por fuera solo un gimnasio era utilizable, por lo que gimnástica (m y f), gimnasia rítmica (equipo e individual) y trampolín (m y f) entrenaban en un solo gimnasio; así que créame, yo estuve casi 35 años cubriendo ese deporte, ¡bastante bien lo hicieron!; ah, y cayéndoseles base de entrenamiento tras base de entrenamiento en el extranjero. No es fácil, ¿o sí?

Otros deportes: el canotaje no estuvo a su altura, menos mal que el tiro ha sacado la cara al igual que el pentatlón, pues hasta el voly de playa cayó.

O sea, hemos ido por más descalabros, por más dolores de cabeza, por más insatisfacciones.

Por favor, si queremos recobrar las posiciones perdidas, invirtamos en el deporte, aceptemos a los patrocinadores, dejemos libres a nuestros atletas (en convenios con Cubadeportes por supuesto).

Dejemos que esos CUBANOS que se fueron, algo en lo que el balonmano hombres ha sido pionero seguido del voly masculino, puedan representarnos sin restricciones absurdas: mejoremos las condiciones de vida de nuestros deportistas que no se limitan, Higinio, a una mesa sueca, un ómnibus refrigerado, un hotel con aire acondicionado y tv por cable (limitado por cierto).

Tengo fe en que mis niños del atletismo, la lucha, el judo, el boxeo puedan mejorar la actual situación y levantemos en el medallero.

Decir la verdad NUNCA ha sido problema en mi Cuba; al menos eso reza el poeta mayor, el Apóstol, José Martí: “la verdad es para decirla, no para encubrirla”. Añado el concepto de Revolución, expresado por Fidel: “Hay que cambiar todo lo que debe ser cambiado”. ¿Hasta cuándo vamos a desobedecer a estos dos líderes indiscutibles de la historia de Cuba? Y que se sepa, no es demagogia, ¡es la más pura verdad!

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos


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