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No voy a hablar de la mala jornada de Denia Caballero, ni del “pasarás por mi vida sin saber que pasaste” de las pesas, el mínimo tendiendo a cero de la natación o la relativa improductividad del taekwondo. Quiero centrarme en los tres elementos que, a mi juicio, definen mejor el trago amargo que acabamos de bebernos en Perú, por más que haya unos cuantos optimistas que se sienten satisfechos con la cosecha conseguida por Cuba en los Panamericanos.
1 El quinto puesto en la clasificación por países
Hay quienes pueden ver este retroceso como una derivación inevitable del paisaje económico insular, y obviamente no les falta razón. Sin embargo, aferrarse a esa postura esconde la intención, consciente o no, de ponerle pretextos “de fuerza mayor” a un fracaso que transita por largos y viejos caminos de incompetencia, oportunismo y desidia. Parafraseando una frase que me dijo una vez Alfonso Urquiola, “hay mucha gente viviendo DEL deporte, y no PARA el deporte”. ¿Que se han ido talentos? ¿Que nos faltan recursos? Aceptado. Pero igual es verdad que escasean la capacidad en los entrenadores y la motivación en los atletas. Olvidemos las píldoras: ha llegado la hora de llevar al quirófano a las estructuras de formación atlética en la Isla. Eso, o en 2023 seguiremos -para beneplácito de Newton- en caída libre.
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Escasean la capacidad en los entrenadores y la motivación en los atletas. Olvidemos las píldoras: ha llegado la hora de llevar al quirófano a las estructuras de formación atlética en la Isla
2 El ridículo del béisbol
Que me perdonen los involucrados, pero no hay más palabra para definir la actuación de un equipo que quedó eliminado a las primeras de cambio y, encima, se gastó el alarde de perder un partido de consuelo en que llevaba ventaja de ocho carreras para un inning. Comparados con este de Lima, los naufragios de Sydney o Beijing fueron simples montajes malogrados que antecedieron a la puesta en escena más calamitosa del pasatiempo nacional. ¿Para qué tantas semanas de entrenamiento y viajes por doquier? ¿Cuánto dinero se habrá dilapidado en el financiamiento del desastre? Ya se sabe: la culpa no es de Anglada, ni de Víctor, ni de Carlos Martí; la culpa es de un sistema beisbolero que declina. Gay Talese escribió que “el deporte trata de gente que pierde y vuelve a perder”. Pareciera que lo dijo pensando en el team Cuba.
La culpa no es de Anglada, ni de Víctor, ni de Carlos Martí; la culpa es de un sistema beisbolero que declina
3 La penuria de las disciplinas colectivas
“Todos para uno, y uno para nadie”. Por razones que saltan a la vista, el éxito del esfuerzo de conjunto va rumbo a la extinción en el país. Si en Toronto 2015 ningún plantel cubano logró subir al podio, ahora solo lo hicieron los varones del voli (y eso, por más que fastidie admitirlo, gracias a que Brasil se presentó con una nómina de segundas figuras). La estadística sacude: entre béisbol, softbol, balonmano, hockey, voleibol y polo, llevamos a 133 atletas para sumarle una platica al medallero. Ah, qué lindos tiempos idos en que hasta el baloncesto vestía de esmoquin en el concierto planetario...
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