Cuba: ¿Una isla sin pescado?

Hasta que culmine junio la comercialización de ese producto se realiza en todas las provincias del país, excepto en La Habana que ya lo recibió en mayo pasado, al costo de 20 pesos la libra.

Pescado a la venta en Cuba © CiberCuba
Pescado a la venta en Cuba Foto © CiberCuba

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Este artículo es de hace 5 años

Ante la tensa situación económica de la isla, la profunda inestabilidad de la producción industrial y agropecuaria y el desabastecimiento de productos alimenticios liberados, con un incremento de la demanda, ni siquiera las medidas adoptadas para la distribución “equitativa” de la comida contenta a los cubanos.

El caso más “sonado”, podríamos decir, continúa siendo el del pescado, cuyo precio de venta liberada sigue “levantando ronchas” en la población. Hasta que culmine junio la comercialización de ese producto se realiza en todas las provincias del país, excepto en La Habana que ya lo recibió en mayo pasado, al costo de 20 pesos la libra.


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La comercialización liberada del pescado en el interior de la isla no tiene un precio subsidiado porque, tal como han aclarado las autoridades del Ministerio de Comercio Interior, “no es un producto normado” y su venta no se anota en la libreta de control de abastecimientos como se hizo en la capital.

En palabras de Ariel, propietario de una cafetería, “en Pinar del Río tenemos un combinado pesquero enorme, pero no se vende pescado libremente. Da pena que uno tenga que comprar el pescado ‘por la izquierda’ porque lo que producimos aquí lo exportamos.

Es indignante leer o escuchar noticias acerca de sobrecumplimientos en la captura de pargo, cubera, pez perro, langosta o camarón, que son especies que abundan en Cuba, y saber que las van a vender al exterior o se las darán a los turistas. ¿Quién entiende que los cubanos, dueños de nuestro mar, no podamos probar esas delicias?”.

Por otro lado, la artesana Julia, que vive en la ciudad de Camagüey, dice indignada que allí hace varios años que no se ve el pescado. “Por lo menos si viene por la bodega, como se comercializó el jurel en La Habana, nos acordaremos de lo que es comer pescado. Eso, si tenemos ingresos superiores al del cubano medio.

“Es una falta de respeto que empiecen vendiendo el pescado en La Habana y a precios escandalosos, sabiendo que en las demás provincias del país la gente está que se mata por la comida y hace colas solo para ver si sacan algo en las tiendas. Esta situación es inaguantable”, acota.

De acuerdo con lo que asegura Antonio, un cuentapropista de Santa Clara, “aquí vendieron hace unos días pargo a 20 pesos cubanos la libra y era llegar y comprar porque no había nadie. A ese precio no todo el mundo puede comer pescado. Lo mismo pasa con el que están trayendo a la bodega, que mucha gente no ve ni pasar porque no tienen donde caerse muerto.

“¿Cuánto trabajo no pasamos para comer un pedazo de pescado, a pesar de que somos una isla? No somos capaces de coger los peces que viven en nuestras aguas, aunque estamos rodeados de mar. Si el Estado no puede garantizarnos pescado, que pida ayuda a los cuentapropistas o que deje invertir a los cubanos en la industria pesquera.

“Los que mejores posibilidades tenemos perseguimos el pescado, aunque tengamos que comprárselo a los pescadores que los traen escondidos en sus propios barcos. Pero, ¿por qué no pueden pescar lo que les venga en ganas y vendérselo a quienes quieran al precio que quieran?”, se cuestiona el arrendatario privado de 43 años.

Asimismo, resalta el habanero Ernesto Jesús, de 37 años, que “a veces cojo la libra de aguja o emperador en 2 CUC o más, o me traen los paquetes sellados en 10, 15 o 20 CUC, dependiendo de la calidad del pescado o la cantidad. Pero, ¿cuántos cubanos pueden pagar 15 CUC por 20 fileticos de cojinúa, por ejemplo? ¿Cuánto dura eso en una familia de cuatro o cinco personas? Se trata de productos que se llevan de las industrias o los hoteles, o que la gente pesca de forma clandestina.

“No obstante, uno no le puede comprar pescado a todo el mundo por la calle porque puede estar en malas condiciones. Incluso en los restaurantes particulares comer pescado puede ser un peligro. A mí me lo llevan a la casa, pero siempre me lo vende el mismo tipo que a veces lo trae de Pinar del Río, Cienfuegos o Villa Clara.

“Estamos rodeados de agua, pero la pesca que podemos hacer es a menos de 200 millas y en esa zona hay variedad de peces, mas no la cantidad necesaria para abastecer a todo el país. La plataforma cubana está demasiado deteriorada y hacemos poco por recuperarla. ¿Cómo hemos llegado hasta el punto de importar casi todo el pescado que consumimos? ¿Es también eso culpa del bloqueo de Estados Unidos?”, agrega.

Según explica el ingeniero industrial Andrés, que pertenece a una empresa estatal vinculada a la pesca, “en nuestros mares no hay grandes cardúmenes, pero en América del Sur hay gran desarrollo pesquero. Por ejemplo, Perú, no es una isla, pero sus mares tienen muchos peces e importamos el pescado de Chile que tiene ricas cantidades.

“Los peces están escasos en las aguas cubanas, pero la mayoría de la población ni lo sabe porque no se habla de eso. Lo que debemos es desarrollar la acuicultura.

“La sostenibilidad de los cardúmenes de las especies de nuestras aguas, no garantizaría ni los volúmenes ni la permanencia necesaria para dar pescado a más de 11 millones de cubanos. Además, existen regulaciones que limitan la captura por especies”, añade el entendido en el tema.

A tenor con lo que plantea un usuario de Cubadebate, hace años en Cuba el pescado estaba “por la libre” y la población le compraba el jurel a los gatos, “pero en esa época no existían las regulaciones de las 200 millas de ZEE (Zona Económica Exclusiva) y Cuba contaba con una importantísima flota pesquera que operaba desde el Atlántico Norte, frente y al norte de Canadá, hasta el Cabo de Buena Esperanza y en el Pacífico, desde el grado seis hasta el grado 36 y más, que por el mal tiempo que imperaba, nuestros pescadores lo bautizaron como El Pantano.

“Llegamos a capturar 120 000 toneladas, nunca menos de 20 000; contábamos con la base logística de la desaparecida URSS con la cual existía una mutua colaboración. Hoy hay 200 millas, no hay URSS. Y lo peor de todo: no hay flota, ni Ministerio de la Industria Pesquera. Por tanto, pescado nacional para abastecer las necesidades… ¡Olvídenlo!”, afirma.

Otro forista expresa en el mismo sitio que “hace falta eliminar unas cuantas regulaciones elaboradas detrás de un buró que niegan o entorpecen el desarrollo productivo. Ejemplos sobran: quieres tener carne de cerdo (baja los impuestos a los productores, no limites el crecimiento de la cantidad de cabezas, incentiva y destaca las mejores experiencias); quieres tener carne de res (cambia la política absurda donde el dueño no es dueño, traza un plan de producción a cada campesino que tenga ganado donde se sienta motivado a incrementar la producción); quieres tener pescado (elimina las regulaciones que criminalizan el trabajo propio del pescador).

“Si quieres tener viandas, hortalizas, especias y vegetales, no hagas nada pues en estos momentos hay bastante. La primera necesidad del ser humano es la alimentación, ella es la fuente de energía que nos permite enfrentar cualquier desafío, entonces, verdaderamente hay que producir y lograr brindar a cada cual sus necesidades sin restricciones, a libre demanda”, concluye.

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