La escasez de alimentos en Cuba es el tormento diario que sufren los cubanos, que acuden a las tiendas sabiendo lo que se van a encontrar.
Este es el caso de Caridad Blanco, una mujer cubana que se muestra resignada ante la falta de alimentos. "No puedes pensar porque te vuelves loca. ¿Qué vas a pensar cuándo te vas a morir?. Tienes que dejarte caer", asegura a AP.
"Todo es muy caro, vas al mercado y no hay nada. Vas a los pequeños puestos y, si hay algo, hay tremenda cola", lamenta.
Sus achaques y problemas de salud le impiden estar mucho tiempo en una cola para comprar. "Con el dolor que tengo no puedo hacer cola. Me siento, siempre estoy por ahí tirada", relata.
"Es tratar de resolver la vida como venga. A veces voy a casa de mi hermana a comer, otras a casa de una amiga. Todo está muy difícil", agrega mientras descansa en un banco tras hacer sus compras.
El testimonio de Caridad representa al de tanto miles de cubanos que luchan por llegar a final de mes a duras penas. Las aglomeraciones, la racionalización de productos y las estanterías vacías resumen la realidad que se vive en las tiendas de la Isla.
El pasado viernes 10 de mayo el Gobierno de Cuba anunció medidas para controlar la venta de productos básicos como el pollo, el huevo, la salchicha y artículos de higiene.
En las últimas horas la ministra del Comercio Interior (MINCIN), Betsy Díaz, aseguró en el programa de la Mesa Redonda que la mayoría del pueblo estaba de acuerdo con la racionalización de alimentos.
Además la dirigente cubana culpó a Estados Unidos de la escasez alimentaria que sufren a diario los cubanos, en concreto, hizo alusión a la entrada en vigor del título III de la Ley Helms-Burton.
"Desde el anuncio del cambio de vigencia del título III empezamos a tener casos de proveedores e instituciones bancarias que no quisieron operar con nosotros", aseguró.
El pasado mes de marzo el mandatario de la Isla, Díaz-Canel, reconoció la escasez de alimentos básicos como el aceite vegetal, el pan, el huevo y el pollo.
Sin embargo el dirigente también señaló que el Estado no podía recuperar el dinero necesario para comprar alimentos en el mercado internacional.
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