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La noticia ha sido acogida con beneplácito, pero no sin cierto recelo. “No es la primera vez que el gobierno cubano promete algo y no lo cumple”, dice un cuentapropista. “Está un poco raro eso de que nos den acceso a un mercado mayorista, que ha sido nuestro principal reclamo desde que se reimpulsó el trabajo privado en 2010, justamente cuando la economía cubana agoniza casi tan fuerte como en los años 90”, apunta otro.
Para nadie es un secreto que una de las más grandes deudas que tiene el gobierno de la isla con las formas de gestión no estatales es, precisamente, la existencia de un mercado mayorista capaz de cubrir la amplia demanda de cafeterías, paladares y otros establecimientos dedicados a la comercialización de alimentos.
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A tenor con el propietario de un restaurante del municipio capitalino de Plaza de la Revolución, el comercio mayorista que ahora prometen resulta “poco probable” en momentos “de tanta carencia de alimentos”. “¿Quién se cree que puedan satisfacer las necesidades de la población y las de nuestros emprendimientos? Ojalá sea más que palabras.
“Los cambios que tienen que ver con nosotros van siempre des-pa-ci-to, como la canción. Va y en unos meses más también nos permiten importar para abastecernos de equipamiento y materias primas. Los negocios del sector cooperativo y el privado pueden estimular la entrada de divisas frescas al país, en vez de solo seguir compitiendo con lo poco que tienen.
“Hoy no enfrentamos la 'inestabilidad' de productos de alta demanda en el mercado, sino su inexistencia. Yo mismo tengo que ir a buscar productos súper necesarios para la cocina de mi restaurante, como la pechuga de pollo y la langosta, a las tiendas de Varadero y luego sobornar a cuanto policía me encuentro en el camino de regreso para poder llegar con eso a La Habana”, explica decepcionado.
A pesar de que la ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz, ha reconocido el descontrol de mercancías que existe en el sistema mayorista por la intervención de demasiados actores en las cadenas de suministros, ha anunciado que en el segundo trimestre de 2019 la tienda mayorista Mercabal, ubicada en el reparto habanero de Nuevo Vedado, extenderá a los trabajadores por cuenta propia la venta de productos alimenticios, servicio que actualmente brinda a las cooperativas no agropecuarias de la gastronomía.
Desde su surgimiento en marzo de 2018, Mercabal, única instalación de su tipo en el país, se ha dedicado al almacenamiento y comercialización de productos secos como arroz, granos, azúcar y sal, refrescos, cervezas y ron, salchichas y confituras, cigarros, tabacos y café, todos con un 20 por ciento de descuento, y congelados como el pollo, con una rebaja de un 30 por ciento.
Si bien las autoridades del sector han adelantado que se busca una comercialización más efectiva y simplificada, que posibilite un mayor control y menor cantidad de faltantes y cadenas de impagos, han informado que en el segundo semestre del presente año la experiencia de comercio mayorista implementada en La Habana se extenderá a territorios como Trinidad, Viñales y Cárdenas, que se distinguen por un alto desarrollo del sector privado.
De acuerdo con Tania, administradora de una cafetería de Playa, “hay que ver cuáles son las condiciones que nos imponen para abastecernos porque de nada sirve que sean más baratas las materias primas si usarán eso como pretexto para toparnos los precios y querer disponer de nuestros negocios.
“La cuestión es que hay falta de comida y siempre se nos prometió un mercado mayorista que respondiera a ‘las posibilidades del país’. ¿Resulta que ahora el país está tan bien económicamente que puede darse el lujo de vendernos materias primas con descuentos? Me temo entonces que en ese mercado habrá muy poca variedad y nos venderán dos o tres productos buenos.
“Por un lado sale Raúl (Castro) diciendo que ‘la situación pudiera agravarse en los próximos meses’, que ‘tenemos que prepararnos siempre para la peor variante’ y, por otro, ¿hablan de vendernos al por mayor lo que no hay ni en la red minorista? Cada día se hace más difícil encontrar algo de carne para comer y se pierde algo del mercado”, agrega la económica de 39 años.
En palabras del presidente de una cooperativa gastronómica, “Mercabal no le resolverá muchos problemas a los cuentapropistas porque necesitan productos más refinados que nosotros. Allí encontrarán pocas materias primas útiles. Las cervezas que hay son la Cacique, la Tínima y la Mayabe, que no son muy vendidas por los particulares.
“Ya va siendo hora de que permitan al sector privado participar activamente en áreas productivas, que requieran alta calificación. Entendimos tarde que el Estado no podía mantener la gastronomía y acudimos al sector no estatal y el problema se resolvió bastante. Es hora de interiorizar que toda la red de comercio necesita ser no estatal. Sin dudas eso resolvería la escasez crónica que padecemos”, destaca el ingeniero industrial de 41 años.
Según plantea Ricardo, dueño de una paladar en Centro Habana, “mi duda es si eso significa que el próximo paso será liberar las inversiones de personas y empresas no extranjeras porque eso posibilitaría que pequeños negocios y productores individuales avanzaran en calidad y condiciones de trabajo. ¿Dejarán que los productores nacionales podamos importar equipos?
“Es hora de incentivar la inversión sin prejuicios. Queda claro que es necesario que de una vez y por todas se permita la existencia de las pequeñas y medianas empresas, privadas, públicas, cooperativas, mixtas. Pero que sean verdaderas empresas, con poder de decisión, de acción, de importación y exportación.
“La competencia empresarial fomenta la eficiencia y obliga a ofrecer mejores servicios y/o productos y para ello hacen falta varios tipos de empresas dedicadas a la misma actividad. Eso traería resultados positivos para todos. No hay que temerle a que una persona se enriquezca como resultado de su trabajo”, concluye.
Datos oficiales del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social revelan que, al cierre de 2018, ejercían el trabajo por cuenta propia 580 mil 828 personas, que representan el 13 por ciento de la fuerza laboral del país.
Del total de cuentapropistas, 168 mil 207 son jóvenes (29 por ciento); 197 mil 205, mujeres (34 por ciento); 86 mil 651 (15 por ciento), además, trabajadores asalariados y 58 mil 253, jubilados (10 por ciento).
Vale recordar que desde febrero último en la isla se dio a conocer que las personas jurídicas, tanto cubanas como extranjeras, podrían contratar servicios y productos de privados y que a su vez éstos podrían comprar los excedentes de las producciones del encargo estatal o la inejecución de las entidades que tienen plan.
Asimismo en meses recientes se han ido introduciendo en el mercado minorista ciertos insumos en formatos grandes para ofrecerle a los trabajadores por cuenta propia otra opción para el acceso a las materias primas.
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