Autoridades cubanas contemplan la reanimación integral del céntrico Barrio Chino, en La Habana, con miras a fortalecer su potencial turístico y comercial ante el inminente aniversario 500 de la fundación de la capital, que se celebra en noviembre de este 2019.
Entre los cambios previstos se incluye el arreglo del alumbrado público, así como la reconstrucción de algunas aceras, parques y principales calles de la zona.
Medios de prensa de la Isla destacan que las labores de recuperación estarán acompañadas, además, del rescate de algunas tradiciones chinas como la cerámica y la farmacia. También se atenderá a la decoración típica de sus edificaciones con elementos alusivos a la identidad y cultura de la nación asiática.
También está previsto que se rehabiliten varias instalaciones dentro del barrio, entre ellas periódico chino Kwong-Wah-Po y las tintoreríaa.
El Barrio Chino de La Habana llegó a ser uno de los más grandes de América Latina, pero desde hace varias décadas ha ido sumando deterioro pese a sucesivos intentos por rehabilitarlo.
El pórtico de entrada, inaugurado en 1999, fue financiado por el gobierno de la República Popular de China con materiales traídos desde ese país.
En el año 2016 el barrio ya se sometió a algunas obras parciales de rehabilitación. En agosto de ese año, el principal eje comercial-recreativo reabrió sus puertas tras un proceso de reparación en el que seis de sus 11 restaurantes volvieron a estar en funcionamiento. La remodelación abarcó también la fachadas de viviendas aledañas.
Las edificaciones del Barrio Chino possen un elevado valor patrimonial y urbanístico, pero, tal como sucede con el resto de la capital cubana, padece una profunda crisis de mantenimiento constructivo.
Fue en la década del 40 del siglo XIX cuando desembarcó en La Habana el primer grupo de emigrantes chinos. Sus pequeñas tiendas de abarrotes y restaurantes fueron ganando progesiva reputación. A finales del siglo XIX la inmigración china ya estaba asentada en los alrededores de la confluencia de la Calle Zanja y Dragones donde fueron poniendo en marcha comercios como tiendas, fondas, lavanderías, entre otros.
A partir de 1959 hubo un éxodo masivo de chino-cubanos hacia Estados Unidos y el número de residentes de origen chino cayó bruscamente en el barrio, y con ello la popularidad de sus restaurantes y comercios, muchos de ellos expropiados.
Fue en la década de 1990 que se restauraron algunos locales comerciales y se comenzó a celebrar el año nuevo chino. Actualmente, solo una porción muy pequeña del Barrio está habitada por chinos cubanos y por sus descendientes.
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