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Al triste panorama de fin de año en Santiago de Cuba por la escasez de huevos y la pésima situación con el transporte privado por falta de combustible, ahora se suma la posible sustitución de la harina de trigo por otras variantes con materias primas obtenidas del arroz, boniato o yuca, y hasta se está pensando en casabe, medidas que hoy se evalúan ante la precaria situación de la harina de trigo en los almacenes del país y de la provincia.
En un Consejo de Defensa Provincial realizado este fin de semana, según destaca un medio local, se valoraron estas medidas ante la “baja cobertura de harina en la provincia para garantizar el pan, producto de la canasta básica y de alta demanda popular, además de una amplia y creciente red de panaderías y dulcerías, acorde con las necesidades de las entidades de salud, gastronomía y recreación” a la vez que se señala que se valoraron estas alternativas (harina de arroz, boniato y yuca, y casabe), “que permitan mantener la vitalidad de esas producciones y minimizar el impacto en la población ante una posible agudización de la situación actual”.
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Santiago de Cuba no es la primera provincia del país en adoptar medidas extremas por la falta de harina de trigo, ya antes desde otras provincias, como Villa Clara y La Habana, se reportan las nefastas consecuencias de esta crítica situación. Cuando restan pocos días para que se 'celebre el 60 aniversario del triunfo de la Revolución', llevar a la mesa un pan se ha convertido en luchas constantes en las largas colas, casi como si se viviera en el Oeste salvaje.
“Justamente ahora que me exigen más papeles, más control en mi negocio privado, que es una cafetería, justamente ahora que veo peligrar mi búsqueda por las nuevas regulaciones para el trabajo por cuenta propia pasa esto con el pan. Yo quedé disponible, y me arrojé a la aventura de vender bocaditos, café y refrescos, y ciertamente no me va mal, aunque no fue mi elección, pero si no puedo vender pan, porque se dice que no habrá, ¿de qué voy a vivir ahora?”, comenta una santiaguera.
Paralelamente, en las tiendas se ha desatado una búsqueda casi desenfrenada por la harina. “Siempre la gente ha perseguido la harina que se hace aquí mismo y se comercializa a dos precios y en dos formatos: a un CUC el paquete de un kilogramo, y a 4.50 CUC la bolsa de cinco kilogramos. Ayer mismo descargaron un poco de harina y a una sola persona le vendí 20 bolsas de cinco kilogramos, y toda la harina se vendió antes de que cerrara la tienda, así está la cosa, hasta una harina de importación que cuesta casi tres CUC el kilogramo, hasta esa ya se está agotando”, comenta una dependienta.
Paladares, cafeterías, vendedores ambulantes de galletas, quienes elaboran cakes y dulces finos, todo un grupo de persona que de manera formal o informal realizan su actividad y se ganan la vida, ahora mismo ven con bastante temor el futuro de sus entradas económicas, una situación de incertidumbre que les coge por sorpresa, completamente desprevenidos, y sobre todo, no se sienten para nada protegidos.
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