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Un gran revuelo se originó en días recientes en la dirección provincial de Salud Pública de Villa Clara al recibir una carta con una queja muy concreta: “Los pacientes aquejados de retinosis pigmentaria nos hemos quedado sin un lugar donde atendernos”.
Los cursantes se referían al prolongado cierre de la clínica provincial dedicada a las patologías visuales que agrupa esa denominación médica.
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Un año después de los perjuicios provocados por el huracán Irma en el techo del inmueble, aún los directivos no lo han logrado reparar. Como resultado, durante el último año más de 300 pacientes diagnosticados en Villa Clara no han tenido un lugar donde hospitalizarse y someterse a los exámenes de rutina.
Durante el último año más de 300 pacientes diagnosticados en Villa Clara no han tenido un lugar donde hospitalizarse y someterse a los exámenes de rutina
Una madre y su hijo adolescente, ambos residentes en el municipio montañoso de Manicaragua, y aquejados de retinitis pigmentosa, denuncian lo que consideran una gran irresponsabilidad y desatención por parte de las autoridades médicas del territorio.
“Es inconcebible que luego de un año no hayan podido ponerle los metros de manta que requiere ese techo. Para otras cosas sí aparecen los recursos, pero para nosotros no”, indica la mujer, muy preocupada por la falta de seguimiento médico que han tenido durante los últimos meses.
Explica que normalmente ellos requerían hospitalizarse periódicamente en la clínica, y realizarse los exámenes pertinentes, pero luego del paso de Irma no han podido ingresar más en la antigua casona ubicada en la carretera central santaclareña.
Su temor es que la enfermedad avance, pues se caracteriza por una disminución progresiva de la visión y el campo periférico de ambos ojos. “A mí me la detectaron siendo una adolescente, y a él lo diagnosticaron a los cuatro años de edad. Es algo hereditario y que se debe seguir muy de cerca; o al menos eso nos decían los doctores. Ya ni sé”, comenta con resignación.
Explica que cuando se quejó en marzo pasado por el cierre de la clínica una funcionaria le respondió algo así como que “no podía ponerse criticar tanto porque en otro país hubiera estado peor, ya que esa clínica existía gracias a Fidel y la revolución”.
Sin embargo, luego de la carta mencionada hace unos días, el doctor Andrés Hernández, al frente de las instituciones médicas en la provincia dio una respuesta tranquilizadora: “Ya tenemos la manta impermeable y estamos esperando que el MICONS acometa próximamente los trabajos constructivos, indicó el directivo por la CMHW.
Si bien la interrupción de los servicios en la clínica provincial de retinosis pigmentaria en modo alguno era una situación desconocida por las autoridades médicas de la provincia, el hecho de que los afectados se hayan movilizado y enviaran misivas a los diferentes niveles de dirección sí es algo que preocupa a no pocos, incluyendo al gobierno provincial. No es conveniente que la salud pública villaclareña continúe anotándose señalamientos y críticas.
En los últimos meses no han cesado las quejas en cuanto a la higiene en las instituciones sanitarias, la población no para de referir el prolongado desabastecimiento de fármacos y suministros médicos, mientras que han sido llevados ante los tribunales a profesionales de la salud que han lucrado con medicamentos robados.
Y, por si fuera poco, hace solo algunas semanas atrás una inspección ministerial cuestionó el desempeño del territorio en cuanto a la prevención y enfrentamiento del dengue.
Definitivamente, anda enfermo el sistema de la salud pública en la provincia.
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