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El pasado 8 de agosto una enfermera fue detectada por el dispositivo de seguridad del Hospital Provincial Arnaldo Milián Castro de Villa Clara en el momento en que extraía de la institución médica varias jeringuillas desechables, agujas hipodérmicas y algunos bulbos de Rocephin y Difenhidramina, según dio a conocer este jueves la emisora provincial CMHW, con programación online.
“Todo lo ocupado es muy sensible, a partir de lo deficitario de esos productos, pero además por los riesgos derivados del uso indiscriminado de medicamentos como el Rocephin de última generación, que requiere de condiciones especiales para su administración”, explicó Lisnay Mederos Torres fiscal jefa de Villa Clara, entrevistada por la CMHW.
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Según el reporte, la inculpada —que no fue identificada— se valió de su puesto de enfermera en el principal hospital de la provincia de Villa Clara, para extraer de la sala de medicina los medicamentos y accesorios sanitarios, con el presumible objetivo de venderlos ilegalmente.
“Conductas como ésta no se pueden permitir”, argumentó la fiscal quien aseguró además que “ya se adoptaron todas las medidas para que el juicio oral se desarrolle durante el transcurso de esta propia semana, a partir del recurso legal del atestado directo, que permite una justicia rápida y con severidad”.
Igualmente señaló que en este caso constituyen agravantes su condición de enfermera, además del hecho de que se trata de una ciudadana con antecedentes penales previos y quien se había visto favorecida con políticas de resocialización una vez cumplidas sus sanciones anteriores, todo lo cual será tomado en cuenta por los tribunales. “Incluso analizaremos si esos precedentes la inhabilitan para su ejercicio. Esto es algo que no está concluido. Nos encontramos en la investigación bien preliminar antes de presentarla a los tribunales esta misma semana”.
Tanto en el hospital provincial Arnaldo Milián Castro como en otras unidades asistenciales de Villa Clara ha sido recurrente en los últimos meses la escasez de medicamentos e implementos sanitarios básicos.
En el mes de julio se generó una verdadera crisis con las jeringuillas, cuando el propio personal médico indicaba a los pacientes que las consiguieran por la calle, pues no había en los laboratorios.
El Rocephin, nombre comercial de la Ceftriaxona, es un antibiótico del grupo de las cefalosporinas que se emplea en pediatría y también contra la meningitis, vaginitis, sífilis y en la profilaxis de determinadas cirugías. Ese medicamento también se encuentra muy deficitario actualmente y su escasez ha motivado el contrabando del fármaco en el mercado negro, a precios realmente alarmantes. Según algunos pacientes consultados, un bulbo del mismo puede llegar a costar hasta 2 CUC o 50 pesos cubanos.
El lunes pasado la emisora CMHW también se hizo eco de la carencia de esfigmógrafos en red asistencial y las autoridades consultadas expusieron que no existía suficiente disponibilidad como para asegurarle uno de esos equipos a cada médico en ejercicio.
En la última década han sido detectadas varias redes de tráfico de medicamentos en Villa Clara, siendo el caso más sonado el de varias enfermeras del hospital provincial ginecobstétrico Mariana Grajales, que sustraían el alcohol de las salas, reduciendo su grado de pureza o sustituyéndolo con algunos sucedáneos.
La escasez generalizada de fármacos e implementos médicos genera un mercado alternativo que es abastecido por el propio personal asistencial.
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