El artista y tatuador cubano Reinier Ávila Llerena, radicado en la provincia de Ciego de Ávila, denunció que desde hace más de cuatro días autoridades del territorio han prohibido que se ejerza la práctica del tatuaje, clausurando estudios e imponiendo multas a quienes se dedican a esta profesión.
“Hace más de cuatro días que ningún tatuador aquí en Ciego puede trabajar. Unos inspectores de la ONAT llegaron a los estudios de tatuajes, nos mandaron a cerrar, nos impusieron multas. A algunos tatuadores incluso los fueron a buscar con la policía”, dijo Ávila en un video publicado en las redes sociales.
El artista denunció que los tatuadores están siendo tratados como delincuentes y apuntó que en la ciudad no existe ningún brote epidemiológico que justifique estas acciones represivas. “Nosotros no le hemos hecho daño a nadie (…) dicen que estamos ilegales, pero no nos dan una solución tampoco”, indicó.
“El Ministerio del Trabajo no tiene ninguna patente a la cual nos podamos afiliar. No se nos considera como artistas (…) Tienen que ayudarnos a legalizar nuestra situación para que podamos trabajar y alimentar a nuestros hijos”, subrayó Ávila.
El joven pidió la ayuda de los usuarios e hizo un llamado a las autoridades a que se respete esta profesión, con tantos miles de años de antigüedad en el mundo.
“No somos delincuentes, somos trabajadores como cualquier otro, como un médico, barbero, o albañil. ¿Por qué no se nos valora? ¿Por qué no se nos respeta? ¿Por qué no nos dan una solución? No estamos pidiendo nada del otro mundo”, enfatizó.
El limbo legal en el que se encuentran la mayoría de los tatuadores cubanos ha sido denunciado en varias ocasiones por estos artistas, quienes se ven obligados a importar desde el extranjero sus insumos y herramientas de trabajo, debido a que en la Isla son imposibles de conseguir.
La clausura de estudios por incumplimiento en el pago de impuestos (entendible ya que la actividad no está registrada) no es una noticia nueva, pero con algunos negocios rentables las autoridades se hacen los de la vista gorda.
Tal es el caso del estudio La Marca, ubicado en la zona patrimonial de La Habana, una exitosa iniciativa privada que funciona bajo el amparo de la Oficina del Historiador e ingresa considerables sumas debido a que su público es mayormente extranjero.
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