El tiroteo de Las Vegas, ocurrido el pasado domingo por la noche, dejó rostros anónimos marcados por el feroz ataque perpetrado por Stephen Paddock, quien causó la muerte de 59 personas tras disparar desde el piso 32 del hotel Mandalay Bay.
Sin embargo, también nos deja historias de héroes que evitaron que esa relación de fallecidos fuera mayor, como el cubano Michael Badell, quien abrió las puertas de su casa para dar refugio a las víctimas que huían de la masacre.
A pocos pasos de su hogar se oían las ráfagas de los disparos, momento en que vio correr a algunas personas. Todavía se estremece cuando recuerda los rostros de angustia de las cinco personas de California a las que tendió la mano.
"Pensaba que se trataba de fuegos artificiales porque aquí suelen hacer festivales y uno está acostumbrado a escuchar ese ruido", afirmó.
Cuando le preguntan si volvería a actuar de la misma forma en una situación similar su respuesta es tajante. "Exactamente, aunque no los conozca porque si fuera al revés yo necesitaría un refugio. Si alguien lo hace por qué no puedo hacerlo yo", respondió.
En las últimas horas se ha difundido que el atacante pasó décadas adquiriendo armas y planificando meticulosamente la matanza perpetrada.
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