- 2 colas de langostas
- 50 gramos de mantequilla
- 1 chalota (es un bulbo con sabor entre ajo y cebolla)
- ½ cebolla blanca
- 50 ml de vino blanco
- 1 ramito de perejil cortado bien fino
- 50 gramos de queso parmesano
- 400 ml de salsa bechamel
- 50 gramos de queso mozzarella
- 2 cucharadas de mantequilla
- 2 cucharadas de harina de trigo (harina de todo uso)
- 500 ml de leche
- ½ cebolla sin cortar
- 2 clavos de olor
- Sal y pimienta negra al gusto
- Ralladura de nuez moscada a su gusto
Para la Salsa Bechamel:
Esta receta consta de 3 pasos que se explican a continuación.
Paso 1: Blanquear la langosta
Ponga a hervir una olla de agua con sal. Cuando esté hirviendo apague el fuego e introduzca las colas de langosta durante 10 minutos.
Pasado este tiempo sáquelas del agua caliente, enjuáguelas con agua fría para cortar el calor y límpielas. Lo más importante es que retire el cristal, una tripa que contiene los desechos de este crustáceo. Para abrir el caparazón siga las instrucciones que ofrece el chef en el video.
Paso 2: Preparar la Salsa Bechamel:
En una cazuela ponga a fuego lento la mantequilla. Cuando esté derretida y justo antes de que comience a cambiar su color, añada la harina. Revuelva con una cuchara de madera para integrarlas. Este paso se conoce como “roux” y es imprescindible para conseguir una buena bechamel.
Luego incorpore la leche, poco a poco sin dejar de remover, para evitar que se formen grumos. Añádale nuez moscada rallada y pimienta molida a su gusto. Mantenga la cocción y no deje de removerla hasta que espese al punto deseado.
Se utiliza preferentemente pimienta blanca para la bechamel, pero los cubanos solemos usar la negra para casi todas nuestras elaboraciones, quizás porque tiene un sabor más suave.
Paso 3: Elaborar la Langosta Terminal:
En una cazuela ponga a calentar la mitad de la mantequilla a fuego bajo. Antes de que comience a tostarse, añada la chalota cortada en brunoise. Cuando la chalota cambie de color y se vuelva transparente, incorpore los dados de langosta.
Remueva bien para que se integren todos los elementos y suba el fuego durante unos minutos. Una vez se doren las masas de langosta retírelas de la cazuela y resérvelas.
Vuelva a poner la cazuela al fuego y añada el resto de la mantequilla. Al comenzar a calentarse ésta, agregue la cebolla cortada en brunoise. Cuando comience a dorarse eche el vino, suba el fuego y deje que se reduzcan los alcoholes.
La reducción de vino y cebolla alcanzará una textura melosa, en este punto añada la langosta que había reservado, perejil picado bien fino y salsa bechamel. Remueva para que se integren todos los elementos y cocínelos a fuego lento durante unos minutos.
Sirva la langosta en su propio caparazón y acompáñela con la guarnición de su agrado. En este caso el chef propone un delicioso arroz con vegetales.
Que lo disfrute. ¡Buen apetito!!