En un hecho insólito que evidencia una vez más la dura realidad económica que enfrenta la isla, un hombre comenzó a vender potaje de chícharos por las calles de Santiago de Cuba.
"¡Vaya potaje, potaje!, hay potaje, potaje, el buen potaje!", pregona el vendedor, mientras ofrece el tradicional plato cubano a los residentes de una barriada santiaguera, según un video posteado en Facebook por el reportero local Yosmany Mayeta.
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En medio de las crisis que han afectado sostenidamente la disponibilidad de alimentos para los cubanos, el potaje de chícharos ha sido un símbolo de subsistencia para muchos.
Pero el platillo se repartía en las escuelas, centros de trabajo, y hospitales porque adquirirlo resultaba al régimen menos costoso que otras leguminosas.
Lo cierto es que no es muy común que los vendedores ambulantes opten por este producto para la venta, debido a que es un alimento frágil que se descompone fácilmente con el calor y la manipulación.
Sin embargo, en un contexto donde decenas de ancianos se desmayan del hambre en las calles, en el que las familias no tienen cómo completar una comida en casa, y otros no consiguen terminar la cocción de los alimentos por los intermitentes apagones, muchos agradecerán al vendedor que les lleve un potaje caliente hasta la puerta de su casa.
En Cuba, los chícharos —también conocidos como arvejas— se presentan en diferentes variedades, siendo los amarillos los más comunes, aunque duros y difíciles de cocinar.
Los chícharos verdes, que son más fáciles de ablandar, generalmente se venden solo en tiendas en divisas, inaccesibles para la mayoría de la población.
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