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Décadas de crisis del transporte público en Cuba, agudizada en los últimos años, movieron al gobierno de la “continuidad” que lidera Miguel Díaz-Canel a levantar las históricas restricciones impuestas por el régimen cubano a la importación de automóviles.
Luego de el Departamento de Estado estadounidense autorizara la importación de automóviles a las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes), el régimen cubano actualizó su política sobre la comercialización de vehículos en Cuba levantando restricciones a la importación por parte de “las personas que se desempeñan en el exterior en misiones estatales, tales como diplomáticos y colaboradores”.
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Estos funcionarios del régimen cubano “podrán importar directamente, y por una sola vez por núcleo familiar, un auto nuevo o de segunda mano (con hasta un máximo de 10 años desde la fecha de su fabricación), eléctrico, de combustión o híbrido, de tipo económico o medio”.
Así lo explicó el ministro de Transporte de Cuba, Eduardo Rodríguez Dávila, en una publicación de sus redes sociales en la que se detuvo en los requisitos que deberán cumplir los beneficiarios de la nueva política.
“Entre los requisitos que deberán cumplir los beneficiarios de esta medida se encuentran: desempeñarse en el exterior de manera continua como mínimo por tres años, contar con una evaluación favorable de su desempeño, así como deberán correr con todos los gastos a partir de sus ingresos, según se disponga”, explicó el ministro.
Los funcionarios que cumplan con estas exigencias, deberán pagar los siguientes aranceles de importación una vez arriben sus vehículos a la Isla: 100 dólares para los autos eléctricos, 200 para los híbridos y 300 para los de motores de combustión. Asimismo, deberán abonar el correspondiente servicio de aduana en divisas convertibles, que tendrá un valor de 8 dólares.
“Además, podrán cambiar el derecho de importación por la compra de un auto en Cuba en alguna de las comercializadoras autorizadas, con beneficios del 50% en el pago de los impuestos en divisas convertibles”, añadió Rodríguez Dávila.
Por último, el Ministerio del Transporte (MITRANS) aseguró que “evaluará las alternativas para aquellos colaboradores que se desempeñan en países en que la conducción es con el timón a la derecha, teniendo en cuenta que en Cuba no podrán circular, por lo que habría que adquirir el vehículo en un tercer país”.
En febrero de 2023, el gobierno cubano anunció nuevas medidas para la venta e importación de vehículos de motor, remolques y semirremolques, en medio de la crisis de transporte y energética que aún golpea al país.
En ese sentido, Rodríguez Dávila dio a conocer el Decreto 83/2023 “De la trasmisión de la propiedad de vehículos de motor, remolques y semirremolques, su comercialización e importación”, que autoriza la venta mayorista en moneda libremente convertible (MLC) de vehículos de motor nuevos y de segunda mano a todas las personas jurídicas cubanas y extranjeras.
En contraste con la crisis económica que azota a Cuba, las calles de la Isla exhiben nuevos vehículos de lujo que se abren camino por la trama urbana, tras ser importados por micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) desde Estados Unidos.
Entre las marcas de carros más vistas en las ciudades cubanas están Mercedes-Benz, GMC, Range Rover, BMW, Toyota, Kia y hasta algún que otro coqueto Mini Cooper.
Un reporte del Consejo Económico y Comercial EE.UU-Cuba (USCTEC) reveló en mayo que las importaciones cubanas de vehículos nuevos y usados (incluyendo motos y piezas de repuesto) superaron los 20 millones de dólares en un lapso de 15 meses.
En cambio, de enero a diciembre de 2023, los empresarios cubanos importaron desde Estados Unidos vehículos y piezas por valor de casi 10 millones de dólares. De ellos, los automóviles nuevos solo significaron un desembolso de 357,442 dólares.
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