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El general de Ejército Raúl Castro envió flores al velorio de su excuñada Mirta Díaz-Balart, quien falleció este sábado a los 95 años en la capital española.
"Con profunda emoción le transmito el más cálido y sincero agradecimiento a mi querido tío abuelo Raúl, quien con su acostumbrada grandeza y sensibilidad humana, envió flores preciosas a su hermana del alma, mi abuela Mirta", escribió en X Fidel Antonio Castro Smirnov, hijo de Fidel Castro Díaz-Balart "Fidelito" (quien se suicidó en 2018) con la ciudadana rusa Olga Smirnova.
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En las imágenes posteadas también puede verse una ofrenda a nombre del gobernante cubano Miguel Díaz-Canel.
Mirta Díaz-Balart Gutiérrez, la que fuera primera esposa del fallecido dictador cubano Fidel Castro y madre de su hijo mayor, murió este sábado a los 95 años en Madrid.
Nació en La Habana el 30 de septiembre de 1928, hija de un acaudalado político cubano.
Estudiaba Filosofía en la Universidad de La Habana cuando conoció a Fidel, alumno de la Facultad de Derecho y dirigente estudiantil. Se casaron en 1948 con la oposición de la familia de ella, que no obstante financió la boda. Pasaron la luna de miel en Miami y Nueva York.
En 1949 nació Fidelito, el único hijo de la pareja. Se divorciaron en 1955, cuando Fidel estaba exiliado en México. Ella se quedó con la custodia única del niño.
En 1956, Mirta se casó con el abogado Emilio Núñez Blanco, proveniente de una familia leal a Fulgencio Batista e hijo de un exembajador cubano ante la ONU, Emilio Núñez Portuondo.
Un reportaje del diario español El Mundo de 2016 relata que cuando Fidel se enteró de la boda, hizo que le enviaran a su hijo a México con la excusa de quería despedirse de él, por si acaso moría en sus luchas políticas. Pero una vez allí lo retuvo por la fuerza. Finalmente el mismo Núñez Portuondo rescató a Fidelito.
Tras el triunfo de la revolución, en 1968 Mirta y su esposo, padres de dos hijas, Mirta y América Silvia, partieron definitivamente hacia España, mientras Fidelito era enviado a estudiar a la Unión Soviética.
Emilio, férreo enemigo del castrismo, colaboraba en varios periódicos de Miami. Ella, por su parte, mantuvo toda su vida un perfil discreto y jamás se mostraba en los medios ni tampoco hablaba nada de su pasado ni de su relación con Fidel.
"Nunca habló mal ni bien de Fidel, jamás habló. Incluso para quienes conocíamos su pasado, era innombrable, quizá porque quería borrar esa página de su existencia", reveló un amigo cercano a El Mundo.
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