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El gobierno de Cuba se ha mantenido en absoluto silencio tras la caída, este domingo, de Bashar al-Assad, el presidente sirio, cuya familia estuvo en el poder por más de 50 años, ejerciendo una dictadura en la nación árabe.
Mientras Miguel Díaz-Canel y Bruno Rodríguez Parrilla, el Ministro cubano de Relaciones Exteriores, dedican sus tuits a las relaciones entre Cuba y la Comunidad del Caribe (CARICOM), su falta de pronunciamiento por la situación en Siria ha llamado la atención entre analistas y opositores cubanos, a sabiendas que Assad era un cercano aliado del régimen cubano.
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Históricamente, La Habana ha estado entre los amigos de la dictadura siria. En 1973, Cuba envió una brigada de tanquistas a la guerra contra Israel, en la que participaba el entonces dictador sirio Hafez al-Assad, padre del derrocado presidente Bashar al-Assad.
En su momento, el dictador Fidel Castro calificó de "amistad sólida" la relación entre ambos países y aseguró que “Siria apoya constantemente las posturas políticas de La Habana”.
En 2010, Bashar al-Assad realizó una visita oficial a Cuba, reafirmando “los profundos e inquebrantables lazos de amistad” entre ambos gobiernos.
Esta relación continuó evidenciándose en el ámbito internacional, como ocurrió en marzo de 2021, cuando Cuba votó en contra del proyecto de resolución titulado “Situación de los derechos humanos en la República Árabe Siria”, debatido en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
La iniciativa, presentada por varias naciones, condenaba enérgicamente las violaciones y abusos a los derechos humanos en Siria, así como los crímenes de lesa humanidad y de guerra atribuidos al régimen de al-Assad.
De ahí las particularidades del silencio del régimen cubano, quien días antes había declarado en redes sociales su respaldo a la dictadura siria y a Assad, en momentos que el clima político en esa nación se iba poniendo cada vez más tenso.
Precisamente, el pasado 4 de diciembre, el Ministro cubano de Relaciones Exteriores Rodríguez Parrilla dijo que había conversado telefónicamente con Bassam Sabbagh, el Canciller de Siria.
“Reiteré apoyo y solidaridad de #Cuba al pueblo y Gobierno sirios, frente a ataques de grupos terroristas contra varias ciudades del país y necesidad preservar soberanía e integridad territorial de esa hermana nación”, indicó Rodríguez Parrilla desde su cuenta en X.
Días después, y en medio de la digestión por este evento, que marca un giro inesperado en el escenario político de Medio Oriente, los medios oficialistas cubanos se han limitado a compartir la noticia del derrocamiento, sin mayores apuntes para una audiencia manipulada.
El Canal Caribe ponía la mirada en las reacciones que varios países árabes hacían a los acontecimientos. Mientras que Cubadebate, iba un poco más allá y daba a conocer a los cubanos que Assad se encontraba asilado en Moscú.
En un momento en el que la política global se reconfigura tras la salida de al-Assad del poder, y a sabiendas que tanto el régimen sirio como el cubano comparten características autoritarias, incluyendo el uso de la represión para sofocar el descontento interno, el silencio de La Habana parece ser más una estrategia calculada que una mera omisión, dejando en el aire preguntas sobre el futuro de sus alianzas internacionales y el impacto en su ya desgastada imagen política.
Preguntas frecuentes sobre el silencio del gobierno cubano ante la caída de Bashar al-Assad
¿Por qué el gobierno cubano guarda silencio sobre el derrocamiento de Bashar al-Assad?
El silencio del gobierno cubano ante el derrocamiento de Bashar al-Assad parece ser una estrategia calculada para evitar una confrontación diplomática en un momento en que sus alianzas internacionales se ven comprometidas. Cuba ha mantenido históricamente una relación cercana con Siria, apoyando al régimen de Assad en foros internacionales, por lo que su silencio actual es notable y podría reflejar un intento de recalibrar su posición diplomática.
¿Cuál ha sido la relación histórica entre Cuba y el régimen de Assad en Siria?
Cuba ha mantenido una sólida relación diplomática con el régimen de Assad durante décadas. En 1973, Cuba envió tropas para apoyar a Siria en la guerra contra Israel, y desde entonces ha respaldado al régimen sirio en foros internacionales, rechazando resoluciones que condenaban las violaciones a los derechos humanos en Siria. Esta relación se ha basado en un apoyo mutuo en el ámbito internacional y en la consolidación de alianzas estratégicas.
¿Qué implicaciones tiene la caída de Assad para Cuba?
La caída de Assad representa un golpe diplomático significativo para Cuba, que pierde a un aliado crucial en su política exterior. Esto podría intensificar el aislamiento internacional del régimen cubano y afectar negativamente su capacidad para mantener su influencia en el escenario global. A nivel interno, el silencio del gobierno cubano podría ser interpretado como un intento de evitar críticas adicionales sobre su propia gestión autoritaria.
¿Cómo afecta el derrocamiento de Assad a las relaciones de Cuba con otros aliados internacionales?
La caída de Assad podría complicar las relaciones de Cuba con sus aliados internacionales, como Rusia e Irán, quienes también apoyaron al régimen sirio. Estos países ven comprometida su influencia en Medio Oriente, lo que puede afectar sus alianzas estratégicas. Para Cuba, la pérdida de un aliado como Siria significa un desafío en la redefinición de sus políticas exteriores y alianzas internacionales.
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