El régimen cubano desmintió la información de la agencia Reuters que, a partir de datos, indicaba que el país estaría recibiendo suficiente combustible para cubrir sus necesidades energéticas y apuntaba a la posibilidad de que las autoridades estuviesen revendiendo parte de los carburantes de importación.
En medio de una crisis energética que provoca diarios y prolongados apagones en todo el país, la supuesta reventa de combustibles buscaría ingresar el efectivo que el régimen declarar no tener para hacer frente a otros de sus principales gastos, como el de garantizar la canasta básica normada para las familias.
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Un reciente reporte del Noticiero de la Televisión Cubana abordó la presunta crisis del combustible que afecta al país y, sin aludir a la información publicada por Reuters, desmintió que el régimen cubano estuviera revendiendo combustibles importados o donados por sus socios mexicanos y venezolanos.
Directivos y especialistas aseguraron al espacio de noticias que, en el actual contexto energético, resultaba imposible concebir ni realizar ningún tipo de exportación de hidrocarburos. "Se trata de una operación impensable en este escenario", aseguraron autoridades entrevistadas.
“No hay manera de mantener exportaciones. A nosotros no se nos ocurriría, nadie nos lo permitiría en Cuba. Hoy, con la situación que tenemos, no hay manera de permitir exportar combustibles que sean utilizables en Cuba, como son el diésel, las gasolinas, el fuel, el turbo combustible o el gas licuado”, declaró el ingeniero Néstor Pérez Franco, director general de la Unión Cuba Petróleo (CUPET) perteneciente al ministerio de Energía y Minas.
Acorde al directivo, lo que está haciendo el régimen cubano es importar combustibles de esas características para poder asegurar los diferentes consumos de la economía. CUPET tiene como prioridad el desarrollo de la producción nacional con destino a la generación de petróleo, explicó.
Cuba importó el 46% del combustible que cubre sus necesidades en los dos primeros meses de este año, afirmó el directivo a la prensa oficialista. De las alrededor de ocho millones de toneladas de combustibles al año que requiere Cuba para satisfacer la demanda de electricidad, tres millones de toneladas provienen de la producción nacional y cinco millones de toneladas aproximadamente son de importación.
“En el caso del diésel, en el 2023 hubo un decrecimiento de un tercio de las importaciones que veníamos teniendo con anterioridad en años anteriores. Y en el caso del fuel, hoy estamos sirviendo aproximadamente el 30% de la demanda requerida por la generación en el año 20”, explicó.
Se trata de la segunda vez que Pérez Franco sale al paso de informaciones ofrecidas acerca de las exportaciones de carburantes importados o donados por parte del régimen cubano.
"No podemos permitir que se tergiversen las cosas, ni crear más inconformidades de las que ya tenemos con los desabastecimientos que sufrimos todos, y que trabajamos para disminuir lo antes posible", dijo en abril del pasado año en declaraciones al sitio oficialista Cubadebate.
Acorde a sus recientes palabras, en el año pasado descendieron las cifras de combustibles destinadas a la generación distribuida y centrales flotantes, una situación agravada en lo que va del 2024.
Las declaraciones de Pérez Franco se contradicen con las palabras dichas a finales de diciembre por el defenestrado ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, quien aseguraba ante la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) que los apagones en Cuba disminuyeron un 32% en 2023 con respecto a 2022.
¿Cómo es posible haber tenido una mejor generación eléctrica en 2023 con respecto a 2022, si, como sostuvo Pérez Franco, el pasado año hubo un decrecimiento de un tercio de las importaciones en relación con años anteriores? ¿La “producción de gas incrementada” y ENERGAS suplieron ese déficit?
“Nosotros el año pasado logramos dar un verano aceptable y un buen fin de año”, consideró el directivo de CUPET. “Ahora los días que han pasado este año han sido muy duros para el sistema eléctrico nacional y para nuestra población. Y por lo menos hay que estar conscientes que han sido muy duros”.
Datos contradictorios y explicaciones confusas de los “cuadros” del régimen cubano no hacen más que aumentar la incertidumbre en la población, que se siente cada vez más manipulada por los medios oficialistas y la narrativa del gobierno de la llamada “continuidad”.
Sometida a continuos y masivos apagones, los cubanos le ven las costuras a la presunta “transparencia” del gobierno de Miguel Díaz-Canel, que a diario informa de la situación del sistema electroenergético nacional (SEN) en una letanía de megawatts que van y vienen, y de mantenimientos y roturas en la infraestructura.
Para colmo, después de años de una supuesta estrategia de reparaciones y mantenimientos de unidades de termoeléctricas para evitar el colapso del SEN, Pérez Franco desveló que se trata de un “sostenimiento mínimo de las termoeléctricas”, del que no ofrecen garantía alguna.
“Nosotros no podemos hablar de garantía en ese tipo de mantenimiento. Podemos... Y necesitamos hablar de que mejoran la situación que tienen las plantas”, dijo el directivo de CUPET, echando por tierra el discurso de Díaz-Canel y su ejecutivo que, desde 2022, viene pregonando que “los sucesivos mantenimientos de los grandes bloques de generación forman parte de la estrategia implementada a nivel de país” para "minimizar los apagones".
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