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Hace unos pocos años, por la década del noventa, mis hijos mayores Javier y Henry se encontraban en la EIDE “Mártires de Barbados” del Cotorro junto a un grupo de muchachos que más tarde se convertirían en grandes deportistas, 2 de ellos eran los hermanos Herrera, Ruperto y Roberto Carlos, hijos del gran Ruperto Herrera Tabío, quien fue eje de la medalla de bronce olímpica del baloncesto cubano, en los Juegos Olímpicos de Münich'72.
Hoy converso con el Junior de Ruperto; lamentablemente, su hermano menor Roberto Carlos falleció tempranamente en Miami, con sólo 46 años ¿qué hace el inmenso Junior que arrasaba en las canchas con sus explosivos donqueos, su abrir de brazos conminando al público a seguir las jugadas, su caballerosidad al ofrecer entrevistas?
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Pues bien, hoy CiberCuba va a despejar cualquier incógnita del mayor de los Herrera. Desde hace 15 años el Junior vive en Argentina.
Actualízanos de tu vida en estos cuatro lustros, lejos de tu papá y de tu hermanito, ya fallecido.
Un placer inmenso conversar contigo a través de esta video conferencia. Me has hecho recordar aquellas jornadas de la Liga Superior de Básquet en la que tú eras aquella periodista imparcial, pero por dentro sufrías por tus Capitalinos. Jajaja. Te actualizo de mi vida ya que no he regresado a Cuba en 15 años.
Vivo en Argentina. Tengo tres hijos, todos argentinos: Alfonsina, 23 años; Junior, 18 y Ema, 10. Ellos son mi vida.
Te puedo afirmar que es muy difícil ser padre y que cada día entiendo más al mío. Recordarás que yo era muy rebelde, nunca fui el hijo ejemplar. No me gustaba que me compararan con mi papá, hombre tranquilo, de casa, muy decente. A mí me gustaba la noche, el baile, las chicas; por ende, mi papá era duro conmigo… ¡yo creía eso!
Con el tiempo me di cuenta de que lo único que quería era lo mejor para mí. No nos parecemos, pero nos amamos. Yo, a pesar de nuestras diferencias ¡grandes diferencias! confío en mi papá. Yo no dejo de agradecerle a Dios el padre que tengo: es padre, madre, abuelo, amigo. Nunca dejó de apoyarme, da espacios, te deja pensar. No concibo la vida sin él.
En cuanto a mi hermano, el Chispa, fue el mejor ser humano que me pudo dar la vida; lo extraño tanto. Cuando uno sale de Cuba se vierte en su vida, en lo que puede ganar, cómo tener calidad de vida y ¿puedes creerlo? En dos décadas nunca hice un minuto para ir a Miami a verlo y…¡No sabes lo que me duele que se me haya ido! Nunca perdimos el contacto, nos amábamos pero ya no está. Es muy duro. En algún momento, en otra dimensión nos vamos a encontrar.
El apuesto rostro de Rupertico se llena de lágrimas. Yo siempre fui testigo de ese amor. Espero se calme y cambio la charla ¿qué haces en estos momentos, en qué trabajas?
En estos momentos estoy desligado del básquet que jugué activamente hasta los 40 años pero conocí otras cosas que me atrajeron mucho; con el tiempo descubrí que me gustan los medios de comunicación. Trabajo en una emisora local aquí en Colón, provincia de Entre Ríos, donde vivo.
Llegué a tener dos programas en la televisión local: uno deportivo y otro de revista. Me fue muy bien. Gané un premio al mejor programa de cable. Actualmente tengo otros proyectos porque el mundo cambia constantemente y si no quieres quedar a la zaga tienes que ir a su ritmo. La libertad está en las redes sociales. Voy a crear mi canal de youtube. Me gusta el periodismo.
Leí en la redes que afirmas: “no soy más cubano que nadie, pero nadie es más cubano que yo”. ¿Qué tiene que ver esto con la actual situación opresiva, desigual, corrupta que vive la Isla?
Aquí en la Argentina, por la obvia cercanía que existe con el Che Guevara, hay una gran pasión por Cuba y a la vez un gran desconocimiento porque tienen una idea muy equivocada de nuestro país. Se idealiza a la Isla, todo un gran blow.
Además, Diego Armando Maradona fue a La Habana, dio su total apoyo y de ahí la desorientación. Yo me siento cubano 100%. Diera la vida por tomarme un ron en el Malecón pero sí tengo claro que estoy totalmente en contra de la política cubana.
Yo creo que todo ser humano se merece tener sus propias creencias, su propia determinación, su propio concepto de cómo ve la vida y en Cuba nos limitan todo. Por el simple hecho de decir que no estás de acuerdo con el gobierno, puedes ir preso.
Yo creo que todo ser humano se merece tener sus propias creencias, su propia determinación, su propio concepto de cómo ve la vida y en Cuba nos limitan todo. Por el simple hecho de decir que no estás de acuerdo con el gobierno, puedes ir preso
No entiendo por qué… ¿Por qué está prohibido pensar diferente? Te lo dice alguien que viene de un seno comunista, revolucionario pero como ser humano que soy, tengo cerebro, materia gris, crecí y evolucioné y no pienso igual que mi padre ¿por qué? Nadie tiene que decirme cómo debo pensar o vivir.
Abiertamente estoy en contra del Comunismo y creo que el Capitalismo es la solución. ¡Ojo!, un Capitalismo ordenado, como el de Canadá, Noruega, Holanda, Suiza, Suecia donde se garantizan la educación, la salud pública ¿por qué no?
La vida me dio la razón porque cuando muchos de nosotros, de esos mismos que seguías en la LSB, nos fuimos, éramos traidores, apátridas. Nos borraban los récords, las actuaciones.
Hoy muchos nuevos deportistas son profesionales, ganan su dinero y en muchos casos pueden regresar a Cuba. ¿Teníamos o no la razón? Mira los peloteros que van al Clásico a pesar de ser profesionales.
Personas con mentalidad arcaica, nociva y gran adicción al poder nos vetaron de muchos años de poder compartir con la familia, nos trataron de arrebatar los sueños. Nadie es dueño de la forma de pensar de otro… ¡ah! lo respeto todo.
Por ejemplo, mi papá es comunista y lo respeto. Lo que no entiendo cómo me pueden desterrar de mi país, encarcelarme simplemente por pensar diferente. No lo entiendo. Tiene que haber pluralismo, pluripartidismo porque cada persona es un mundo. La dialéctica se impone y de hecho a Cuba ya pueden regresar algunos deportistas.
Pero que estrellas como Omar Linares, Teófilo Stevenson, Leonardo Pérez se hayan perdido todas las bondades de su tremenda calidad. Leonardo “el Lobo” hubiese sido, sin discusión, un jugador de la NBA y ahí está en Cuba, muriéndose de hambre; dejó pasar sus mejores años porque la lectura era: la revolución, la Patria, la bandera, blablablá.
¿Quién puede afirmar que yo soy mala persona porque vaya a buscar un destino en el exterior, que se me pague por mi talento y pueda regresar a mi país? ¿Sabes cómo se hubiera ayudado a mi país si cada persona talentosa, en la especialidad que fuera, pudiera regresar y gastar? ¿Cómo estaría esa economía? Sin dudas, mucho mejor que como está, estaría ¿o no?
¿Quién puede afirmar que yo soy mala persona porque vaya a buscar un destino en el exterior, que se me pague por mi talento y pueda regresar a mi país? ¿Sabes cómo se hubiera ayudado a mi país si cada persona talentosa, en la especialidad que fuera, pudiera regresar y gastar?
Yo mismo estoy loco, como te dije antes, por ir a La Habana, al Malecón pero de veras que con esos malos políticos nada quiero. Ellos no piensan en el pueblo sino en su propia conveniencia. Nada más hay que verlos, cada vez más sonrosados, cada vez más gruesos, inmersos en campañas de votaciones, prometiendo tales y tales cosas, las mismas de estos 60 y tantos años; promesas en su mayoría sin cumplir.
Llevas 24 años en Argentina. En 1999 decides desertar. ¿Fue muy difícil renunciar a tantas cosas, a tu familia, a tus amigos, a tu Habana?
Yo en Cuba tuve amigos que vivían en una desastrosa situación, que en aquel entonces (imagina ahora que todo es mucho peor) les costaba comer, vivían en solares; todo lo contrario de mi existencia, que era buena.
Te digo, yo tuve una vida en Cuba que quizás en Argentina muchos no la tengan. No te niego que aquí hay pobreza, hay lugares donde las personas se mueren de hambre, hay vagabundos. Mi niñez, adolescencia y juventud en Cuba fueron privilegiadas gracias a mi papá que si hubiese vivido fuera de Cuba hubiera estado mucho mejor pero él siempre apostó por su revolución.
Cuando crecí y de Rupertico me convertí en el Junior Herrera y adquirí popularidad, no pagaba en ningún lado ni en la Ferminia, ni en el Palacio de la Salsa, ni en la Tropical porque yo era de Capitalinos, que era la “joyita” del básquet. ¡Linda etapa! Yo me sentí muy bien, me sentí un “Beatle”. La LSB llegó a superar a la Serie Nacional de Béisbol (SNB).
Nos alimentaba el ego pero no teníamos un peso. Entonces me di cuenta que sólo veía un dólar cuando salía con el equipo nacional pero no por la dieta que nos daban sino por llevarme las antológicas cajas de tabaco que forman parte casi del uniforme del deportista cubano. Era una cosa de locos. Vender los monos, las camisetas… ¡todo para regresar con algo porque qué se hace con 2 dólares diarios de dieta!
Me cansé de eso y decidí quedarme. ¿Qué podía perder?… ¡Nada! Porque en Cuba con 30 años ya te consideran viejo y cuando quedas fuera de las expectativas para el próximo cuatrienio olímpico te sacan, te multiplican por cero, dejas de interesarles ¡Te desechan! Yo jugué básquet hasta los 40 aquí en Argentina y… ¡con un buen nivel! Me quedé con 27 y jugué hasta los 40.
En Cuba con 30 años ya te consideran viejo y cuando quedas fuera de las expectativas para el próximo cuatrienio olímpico te sacan, te multiplican por cero, dejas de interesarles
¿Qué si me arrepiento? Sí, pero de no haberlo hecho antes. ¿Qué perdí? ¡Ah! no visitar a mi país; hace mucho tiempo que no veo a mi mamá. A mi papá, que pertenece a la FIBA, he podido verlo más: lo he podido abrazar aquí, en Uruguay; lo he podido ver 3 o 4 veces.
Conociendo a Ruperto padre como lo conozco, esos abrazos deben ser eternos.
Jajajajaja ¡así es! Es mi padre. Sencillo, no hablamos de política porque él sigue siendo comunista y yo todo lo contrario. Pero la sangre es sangre. Nos respetamos. Quiero regresar a visitar Cuba. Extraño a mi madre, el barrio, el Malecón, mi hermana a la que amo mucho, ahora tengo un sobrino que también se nombra Ruperto; aún me quedan amigos aunque la mayoría se ha ido.
Junior ¿era muy difícil ser el hijo de Ruperto Herrera?
Sí. Era muy difícil hasta que con el tiempo me di cuenta que era un orgullo. Tú me conoces de pequeño: yo odiaba la escuela; oye, en el Fajardo, de adulto, me quedaba dormido en el aula. Te cuento que pasaban lista y cuando me mencionaban y yo decía 'aquí', se paraba la lista y el profesor que fuera me decía: “¿tú eres el hijo de Ruperto?”
Y ahí venían las célebres frases: “tu papá es una gran persona, fue un excelente jugador, es muy humano” Contra, mi papá me salía hasta en la sopa. En ese momento era un peso inmenso sobre mis hombros. Él fue el primero en su curso del Fajardo, andaba lleno de libros, al graduarse fue Jefe de Cátedra.
Mira, yo iba a la Tropical, cuando aquello marginada por todo el tipo de personas que allí se reunía, y los guardias de las puertas, exluchadores, eboxeadores conocían a mi papá y por ahí yo entraba sin problemas. En sueños me salía papá. Con el tiempo lo superé. Puedo asegurarte que yo era la antípoda de mi padre, pero mi papá es lo mejor que me ha pasado a mí en la vida.
Sobre tu trayectoria en Argentina: ¿Cuántos clubes, resultados, años?
Jugué con varios clubes: Ferrocaril Oeste, Boca, Peñarol de Mar del Plata, Gimnasia de Comodoro, Ben Hur de Rafaela, Lanus, Central Entrerriano y Unión de Colón.
Con el Boca, equipo muy valorado, fui a una final con ellos y perdimos ante Atenas. Con el Gimnasia de Comodoro obtuve el cetro de la liga. Al principio tuve que demostrar que podía jugar básquet en un país que tiene historia en el universo de este deporte. Me impuse dos años consecutivos como el Mejor Reboteador de la liga. Además, ya retirado jugué en la Liga de Veteranos tres años más con el Campos Echeverría. Tenía entonces 45 años.
Me pude hacer de un nombre sin conocerme nadie y te digo esto porque en Cuba siempre hubo un “tarúpido” que me achacaba estar en la selección nacional por mi padre, algo que nunca me signó porque yo demostré con creces mi calidad en la LSB.
Cuba es una gran escuela de entrenamiento. Aquí no se entrena tanto, son sistemas diferentes. En el alto rendimiento cubano se entrena mucho, muchísimo.
Esa reparación casi militar me sirvió de base para jugar en Argentina donde es distinto el sistema de entrenamiento y se busca la forma de alargar la vida deportiva. Se tiene más en cuenta los descansos y la alimentación y los suplementos son los que son, no hay inventos ni escaseces.
A esto únele los premios. ¿Ves la diferencia? En Cuba no había comida, el transporte era feroz; todo es un problema… Pensabas que si te sacrificabas, como te pedían los dirigentes en su arenga diaria, podías alcanzar tus sueños pero… ¡todo era una falacia! No tenías un sueldo, no te alimentabas los mínimamente necesario.
En Cuba no había comida, el transporte era feroz; todo es un problema… Pensabas que si te sacrificabas, como te pedían los dirigentes en su arenga diaria, podías alcanzar tus sueños pero… ¡todo era una falacia! No tenías un sueldo, no te alimentabas los mínimamente necesario
Oye, Julita, era una especie de esclavitud, aunque comparado con el resto de los mortales quizás marcábamos una pequeña diferencia. Era como dar la vida por nada ¿por una medalla, un reconocimiento, un gladiolo con un papel?
Y por supuesto que yo a un supermercado no puedo entrar con la medalla ¡ni olímpica! a comprar nada. Tengo que entrar con dinero ¿o no?
¿Qué reconocimiento me deja comprar un carro, me permite irme de vacaciones, comprarme ropa? ¡No alcanza con un cuadrito, una flor, un aplauso! Y una de las cosas buenas del Capitalismo es que tu esfuerzo es redituable. Trabajas, tienes; entrenas, tienes. En Argentina logré la nacionalidad de este bello país.
Rupertico… ¿Una remembranza tuya de aquellos bellos momentos vividos en la Liga Superior de Básquet?
¡Ay Julita! La LSB llegó a equipararse en emoción, espectacularidad y divulgación con la SNB y quizás llegó a superarla. Aquellas salas polivalentes de La Habana, Santiago, Guantánamo, Villa Clara, Ciego de Ávila… ¡repletas! Con aficiones delirantes.
El maestro René Navarro se encargó de renombrarnos y así Roberto Carlos era "el Chispa"; Roberto Amaro, "el Flecha"; Leopoldo Vázquez, "el Helicóptero"; Ángel Oscar Caballero, "el Ninja"; Lázaro Borrell, "el Toro, el Virtuoso, un NBA"; Ernesto Williams, "el Oso"; Edel Casanova, "el Zorro". ¡Aquello era una locura!
En todas las canchas del país la policía tenía que cercar el ómnibus donde nos trasladaban de la cantidad de aficionados que se nos acercaban a aplaudirnos o chiflarnos según el caso. ¡Sin discusión! Esos momentos han sido los mejores de mi vida, el reconocimiento de pueblo.
Resulta lamentable que de eso nada quede, pues el baloncesto cubano ha pasado a ser de gran espectáculo a un evento deportivo más en la programación anual del INDER, un certamen con más penas que glorias.
¿Soñaste alguna vez con la NBA?
Mira, cualquier jugador de baloncesto del mundo, hombre o mujer, sueña con la NBA o la WNBA en el caso de las muchachas, pero yo siempre tuve los pies puestos sobre la tierra y sé que mi potencial, mi talento no llegaba ahí, además de no haber estado preparado para ello; el tope es muy alto.
De los cubanos que he visto en Cuba, Lázaro Borrell lo logró; Andrés Guibert, también; Leonardo Pérez como te dije antes, seguro lo hubiese sido; quizás Ángel Oscar Caballero y mi hermano Roberto Carlos hubieran podido con estar en esa élite.
¿Yo? No Julita, a mí no me daba. Esas son palabras mayores. Se requiere un plus para llegar a Europa o la NBA. Pero aquí soy feliz, tengo una calidad de vida, tengo un presente seguro y mi futuro y el de mis hijos es luminoso… ¡No hay que ser NBA para ser feliz!
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