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Marino Murillo, el llamado “zar de los Lineamientos”, quedará fuera del nuevo Parlamento cubano al no estar incluido entre los candidatos a diputados a la X Legislatura.
En la lista de todos los candidatos difundida este martes por el periódico oficialista Granma, no aparece Murillo, quien hasta el momento se desempeñaba como Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular por el municipio Plaza de la Revolución, provincia La Habana, ratificado el 18 de abril de 2018 para la IX Legislatura.
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De esta manera se confirma la pérdida total de poder de Murillo, quien fuera responsable de diseñar e implementar los llamados Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, de funestas consecuencias para la economía cubana.
En abril de 2021, ya Murillo quedó fuera del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC) y de su Comité Central, a los que pertenecía desde el año 2011, cuando todavía ostentaba el cargo de Vicepresidente del Gobierno y Jefe de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo (Ordenamiento Económico).
En noviembre de ese mismo año, el economista fue relegado de su cargo y nombrado Presidente del Grupo Empresarial de Tabaco de Cuba (Tabacuba).
El llamado ‘zar’ de las reformas económicas en Cuba -artífice de las políticas implementadas con la unificación monetaria, más conocida como Tarea Ordenamiento- ha ido quedando progresivamente fuera del núcleo de poder que se aglutina en torno al gobernante designado por Raúl Castro, el Primer Secretario del PCC, Miguel Díaz-Canel.
Murillo, nacido en 1961 y Licenciado en Economía ocupó antes diversos cargos y responsabilidades dentro del régimen cubano. Ministro de Economía y Planificación entre 2009 y 2011, volvió a ocupar el cargo en 2014 hasta 2016, año en el que fue liberado para mantenerse como Vicepresidente y Jefe de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo.
Su plan para “actualizar el modelo económico del país sin abandonar el socialismo” cristalizó con la entrada en vigor del ordenamiento monetario en enero de 2021. Con un retraso de diez años, en medio de una pandemia que paralizó al mundo -incidiendo especialmente en el turismo, el principal sector de la economía cubana-, y justo cuando arreciaron las medidas de reforzamiento del embargo de la administración Trump, decidió Murillo poner en marcha sus reformas.
Los resultados han quedado a la vista: empobrecimiento de los cubanos, desabastecimiento de medicinas y alimentos, y una pérdida de nivel adquisitivo y, por tanto del nivel de vida de la población, son las consecuencias más evidentes del olfato económico y político demostrado por el ‘zar’ Marino.
Invitado a la Mesa Redonda en marzo de ese año, Murillo reconoció que el plan económico del gobierno (en buena medida bajo su responsabilidad) había fracasado y generado descontento entre los cubanos.
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