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Dos sobrevivientes del hundimiento de la lancha en Bahía Honda llegaron hace dos días a Estados Unidos y confirmaron que las autoridades cubanas los obligaron a cambiar el relato de lo sucedido para presentarlo como prueba en un programa de la televisión oficialista.
Daniel Beovides y Kenny Duke dijeron a Radio Martí que habían llegado hace dos días a Miami –no precisaron por qué vía– y denunciaron que algunos de los sobrevivientes del hecho ocurrido en octubre pasado, que quedan en Cuba, permanecen bajo orden de "acuartelamiento" en sus viviendas.
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Asimismo, aseguraron que la embarcación -en la que viajaban 26 personas rumbo a EE.UU.- se encontraba detenida cuando un barco de las tropas guardafronteras cubanas la embistió.
Sobre el trágico suceso, acontecido el pasado 28 de octubre frente a las costas cubanas en la provincia de Artemisa, los sobrevivientes contaron que "cuando el 'Griffin' [lancha de Guardafronteras] de Cuba nos cae atrás, el lanchero de nosotros hace una maniobra" y por error "acelera todos los motores, y la lancha se empieza a ir de lado".
Beovides explicó que "empezó la alarma a sonar como bombillo y a pitar, porque se estaba yendo demasiado el ancho", pero el conductor de la lancha "bajó la velocidad, y como era su familia, y la lancha paró".
"Y la lancha estaba frenada. Yo estaba ahí; el impacto fue por el lado en que yo estaba. A los 10 segundos vino el 'Griffin', nos dio un golpe por arriba (...) y todo el mundo cayó al agua... Una pila de muertos", afirmó.
El testimonio coincide con el primer relato de otros sobrevivientes, incluido el de Diana Meizoso, la madre de la niña de dos años que falleció tras el impacto.
Además, desmiente la versión de las autoridades cubanas, que negaron "acciones agresivas ni invasivas" en el incidente y sostienen que la maniobra del lanchero, junto al peso de las personas, los tanques de combustible y el movimiento de contrapeso, provocaron que la embarcación se virara.
La Seguridad del Estado obligó a muchos sobrevivientes a cambiar sus testimonios iniciales, explicaron Beovides y Duke.
Al llegar ambos a La Habana, fueron detenidos y llevados a Villa Marista, el cuartel general de la Seguridad del Estado, para que cambiaran su relato. "Ellos lo que querían era que nosotros cambiáramos el testimonio", denunció Duke.
Beovides comentó que los agentes solo lograron que modificaran la declaración escrita, pero como ellos no quisieron participar en el video publicado luego por la Televisión Cubana, "nos quedamos sin comer... en Villa Marista", concluyó.
Duke denunció el maltrato de los guardafronteras cubanos. Al igual que otros sobrevivientes corroboró que "los guardacostas nunca nos subieron a los barcos. Nosotros mismos, por nuestros propios medios, subimos pa' allá arriba. Ellos, en realidad, tiraron dos salvavidas para todas esas personas que estaban en el agua".
Explicó que una vez en el Griffin, las autoridades del régimen los esposaron con unas esposas plásticas.
"Hubo uno, debe ser un capitán, no me fijé mucho; este hombre empezó a hablar, que estaba bueno lo que nos pasó, que no nos hubiéramos metido en eso, que lo hubiéramos pensado antes de hacerlo", recordó.
Radio Martí contactó con Yasbel Aspiri, otro de los sobrevivientes, a quien el impacto del barco le partió la cabeza. "El mismo Yasbel tenía la cabeza rajá, por un lado, el ojo por el otro. Todavía le duele el pecho", contó Duke.
A Aspiri, residente en Sagua la Grande, provincia de Villa Clara, las autoridades del régimen le dijeron: "No puedes moverte de tu casa; tienes que estar así, trancado prácticamente, en la casa" y aún se encuentra bajo orden de "acuartelamiento" en su vivienda.
El joven dice que a más de un mes de la tragedia todavía tiene el cuerpo adolorido por los golpes que recibió en el impacto y se encuentra recluido en su casa por orden del régimen.
En el hundimiento de la embarcación de Bahía Honda murieron siete personas.
Diana Meizoso, la madre de la niña de dos años fallecida en la tragedia, Elizabeth Meizoso, había declarado que las autoridades cubanas impactaron la lancha de forma premeditada y luego su hermano afirmó que la niña había muerto producto de un golpe en la cabeza causado por el choque. Agregaron que las fuerzas del régimen tampoco los ayudaron en el rescate de los sobrevivientes y tuvo que hacerlo la propia familia.
"Ella no se ahogó. (...) A ella la mató el golpe que le dieron, porque yo, cuando la cambié en el funeral, porque fui yo quien tuvo el valor, porque nadie podía, y la cambié de ropa, yo vi todos los moretones que la niña tenía. Y tenía partida la cabeza", aseguró el joven.
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