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Las cooperativas de la construcción en Cuba no terminan de llegar a todas las provincias del país por las restricciones, la burocracia y el escaso marco legal para los cuentapropistas agrupados en una, apunta el sitio oficialista Cubadebate.
Los economistas piden incentivar las cooperativas, crear una ley general que agrupe a este sector y cambiar la perspectiva que mira con recelo el incremento de los ingresos de los cooperativistas.
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Entre las limitaciones de las cooperativas de la construcción cubana están "el complejo y demorado proceso de aprobación; ambigüedades y contradicciones en las normas jurídicas; la dualidad del tipo de cambio entre empresas estatales (1 CUC=1 CUP) y cooperativas (1 CUC=24 CUP), que pone en desventaja a la empresa estatal, y las limitaciones en el acceso al mercado o las irregularidades con que este funciona".
“Hay poca disponibilidad de materiales. La cooperativa puede adquirir tanto en el mayorista como en el minorista, pero en el mayorista se prioriza a las entidades estatales", puntualiza la economista Adys Regla Palma Arnaud al medio estatal.
Solo en La Habana se concentran el 60% de este tipo de cooperativas en el país, mientras no hay ninguna en ocho provincias. Más de cinco años después de crear este tipo de entidades en Cuba, el medio oficialista señala que funcionan unas 62 en todo el país, 39 de ellas en la capital.
El número ha bajado de las 69 registradas en marzo de este año porque dos han sido disueltas y cinco estaban en proceso de disolución después de dificultades detectadas en una auditoría. Las dos disueltas son Los Hermanos (Matanzas) y Espacio y Arte (La Habana), mientras Lapinet (Santi Spíritus), Sorriba Pérez (Camagüey), Micaral, Jachem Jireh y Casigua Ambiente (estas tres de La Habana) desaparecerán pronto.
Los cooperativistas de la construcción coincidieron en que la territorialidad de este modelo impide el crecimiento de sus negocios. Amyair Confianza, de las primeras creadas en 2013, no pudieron continuar con sus contratos e inversiones en Varadero -incluidos varios hoteles-, Mariel, Isla de la Juventud y Mayabeque porque el año pasado el ministro de la construcción limitó "las actividades a la provincia donde radique su domicilio social”.
“Eran obras que estaban en sitios cercanos a La Habana, a los que se podía ir en el día y controlar. Eran importantes para los clientes por el tipo de servicio especializado y la garantía que ofrecemos, la estabilidad”, dice Rubén Zayas, uno de los directivos a Cubadebate.
Los 193 socios de Amyair reportan un ingreso medio mensual por cada uno de entre 7.000 y 8.000 pesos cubanos. El directivo de esta cooperativa reconoció que algunas funcionaron mal, pero "no creo que eso sea patrimonio exclusivo de las cooperativas". "El caso es que muchos estamos tratando de trabajar, de vivir decentemente, haciendo las cosas bien, y nos miran mal igual en algunos organismos y empresas", agregó.
Los trabajadores de G’ Obra, fundada en febrero de 2015, se quejan de que no pueden por limitaciones del Micons diversificar la producción de esta cooperativa que cuenta con 233 socios. Como se crearon para producir puertas y ventanas a partir del marabú, el material sobrante es quemado o donado a ellos mismo.
"No podemos comercializar madera, materia prima. Solo la producción. La madera que me sobre no puedo venderla, ni sillas y mesas hechas aquí", dice el arquitecto Pedro Fuentes.
Así mismo, estas cooperativas no son contratadas por muchas empresas en Cuba y no tienen acceso a empresas importadoras.
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