Práctica habitual del gobierno cubano: deja que los edificios se derrumben, alberga a sus vecinos y construye un hotel de lujo

Lujosas instalaciones están rodeadas de solares y viejos edificios donde las familias viven hacinadas, bajo techos apuntalados, con falta de agua y en un progresivo deterioro.

Hotel Prado y Malecón © CiberCuba
Hotel Prado y Malecón Foto © CiberCuba

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Este artículo es de hace 6 años

“Al que se le caiga la vivienda en la Habana Vieja o en Centro Habana, (va a) un albergue, pero ya tú sabes, bien lejito. Nada de reconstrucción de tu casa, nada de arreglar tu casa. Es triste lo que está pasando”.

Así denunció a la emisora Radio Martí el periodista independiente Mario Echeverría Driggs, la práctica ya habitual del gobierno cubano de aprovechar el deterioro que sufren muchos edificios ubicados en zonas céntricas para levantar nuevos hoteles.


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Según sus investigaciones, la solución para los inmuebles con peligro de derrumbe no es ni reparar dichas viviendas ni construir otras.

Aquellas personas que pierden sus viviendas son reubicadas en albergues, “si se les puede llamar albergues”, en lugares alejados de donde vivían.

“Prefieren que se te caiga el edificio y a ti ubicarte en un albergue”, explicó.

Posteriormente, si comprueban que la estructura puede salvarse entonces alzan allí un hotel. “Así pasó con el Packard y con otros edificios”, añadió.

Echeverría Driggs relató la dramática experiencia de los antiguos residentes de la esquina de Prado y Malecón, donde hoy se levanta un hotel 5 estrellas plus de la empresa Gaesa, el consorcio militar cubano.

“Los sacaron a todos de ahí. Eso fue un show porque muchos vecinos no se querían ir de esa zona, que ellos consideran privilegiada (…), con el malecón enfrente”, recalcó.

Esas lujosas instalaciones de la zona, como el Grand Packard, el Parque Central, el Gran Hotel Manzana Kempinski y el mismo Prado y Malecón, están rodeadas de solares y viejas edificaciones donde numerosas familias viven hacinadas, bajo techos apuntalados, con falta de agua y en un progresivo deterioro.

Señala el activista que en los alrededores de estos hoteles es frecuente la vigilancia de varios policías. Incluso en algunos lugares públicos como el Paseo del Prado, ya no permiten jugar a los niños.

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