El niño cubano Damir Ortiz Ramírez, cuyo caso conmovió a la comunidad dentro y fuera de la isla, finalmente llegó a Miami, Estados Unidos, en un avión ambulancia para recibir tratamiento médico, tras semanas de lucha, innumerables trabas burocráticas y una intensa campaña de ayuda liderada por su madre, Eliannis Ramírez, y la sociedad civil.
“5:53 a.m. hora de Cuba. #SOSDAMIR acaba de salir en la aérea rumbo al Nicklaus Children's Hospital. La sociedad civil cubana acaba de lograr salvar otro niño. Hemos logrado una victoria sin precedentes en la historia de Cuba. Gracias cubanos”, dijo la activista Yamilka Lafita, conocida en Facebook como Lara Crofs.
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En las últimas horas, activistas de la sociedad civil cubana han estado reportando paso a paso la operación de traslado del menor desde La Habana a Miami. Desplazada al Aeropuerto Internacional de Miami (MIA), Idelisa Diasniurka Salcedo Verdecia consiguió filmar la llegada del avión ambulancia.
“¡Llegando nuestro niño! ¡Nuestro niño está en el país de los juguetes! Te lo prometimos”, posteó la activista en sus redes sociales, compartiendo un video del aterrizaje de la aeronave. Anteriormente, Salcedo Verdecia compartió videos y fotografías del personal médico estadounidense que viajó a La Habana preparando el traslado del paciente.
Un camino lleno de obstáculos
El drama de Damir comenzó a mediados de febrero, cuando su familia hizo un desesperado llamado de ayuda ante el agravamiento de su estado de salud.
El niño había sido trasladado al Hospital Neurológico de La Habana el 13 de febrero, donde su situación se volvió más crítica al serle diagnosticada una nueva enfermedad que complicó su cuadro clínico.
Damir, de 10 años, fue diagnosticado con una serie de condiciones médicas graves que han comprometido significativamente su salud. Inicialmente, se le identificó neurofibromatosis tipo 1, una enfermedad genética que provoca el crecimiento de tumores en el sistema nervioso.
Esta condición llevó al desarrollo de un neurofibroma plexiforme en el ojo derecho, afectando su visión y causando inflamación ocular severa.
Posteriormente, su situación se complicó al ser diagnosticado con leucemia aguda, lo que agravó su estado de salud y requirió atención médica urgente. Además, Damir ha enfrentado complicaciones adicionales, incluyendo daño renal y una caída significativa de plaquetas y hemoglobina, lo que ha llevado a episodios de sangrado y la necesidad de transfusiones.
Estas condiciones colocaron a Damir en una situación crítica, requiriendo cuidados intensivos y tratamientos especializados no disponibles en Cuba, lo que motivó los esfuerzos para trasladarlo a Estados Unidos en busca de la atención médica necesaria.
La madre de Damir, desesperada, inició una campaña para trasladarlo a EE.UU., donde podía recibir la atención especializada que en Cuba no estaba disponible.
Sin embargo, las trabas comenzaron de inmediato. El 6 de febrero, las autoridades estadounidenses le negaron la visa humanitaria, un golpe devastador para la familia. Tampoco se lo puso fácil el ministerio de Salud Pública (MINSAP) a la familia, con reiteradas negativas y obstáculos en el proceso.
A pesar de esta negativa, la madre del niño no se rindió y, con el respaldo de miles de cubanos dentro y fuera de la isla, siguió insistiendo para lograr la autorización de viaje.
El 19 de febrero, en un intento desesperado por salvar a su hijo, la madre de Damir hizo un desgarrador llamado público pidiendo ayuda para poder salir del país. Su súplica encontró eco en activistas, periodistas y ciudadanos comunes, quienes comenzaron a presionar por una solución.
Solidaridad y lucha contra la burocracia
A inicios de marzo, el estado de salud de Damir se deterioró drásticamente mientras permanecía en terapia intensiva en Cuba.
Aunque la comunidad cubana en el exilio y dentro de la isla se movilizó para recaudar fondos, la burocracia volvió a poner obstáculos. El 7 de marzo, finalmente, Damir recibió la visa humanitaria que le permitiría viajar a EE.UU., un paso clave en su lucha por la vida.
Sin embargo, cuando parecía que todo estaba resuelto, surgieron nuevas barreras. La falta de una cuenta bancaria a nombre del menor retrasó el pago del vuelo ambulancia, lo que generó más incertidumbre.
Su madre, agotada y angustiada, tuvo que enfrentar interminables trámites para destrabar el proceso. La sociedad civil cubana se volcó en ayudar, organizando colectas y presionando en redes sociales para agilizar la salida del niño.
El 8 de marzo se anunció que ya se contaban con los fondos para su traslado, pero el 9 de marzo aparecieron más trabas con los permisos de salida. Parecía que cada pequeño avance traía consigo nuevas barreras impuestas por la burocracia estatal.
Un acto de solidaridad sin precedentes
El 11 de marzo, en un último gesto solidario, cubanos en la isla se movilizaron para donar sangre y ayudar al niño antes de su partida. Fue un acto de hermandad y resistencia, un reflejo del espíritu de la sociedad civil cubana que, ante la ineficiencia del sistema, decidió tomar las riendas para salvar la vida de Damir.
Finalmente, tras semanas de angustia y luchas constantes, Damir abordó un avión ambulancia que lo trasladó a EE.UU., donde recibirá la atención médica necesaria para su recuperación y que las autoridades sanitarias cubanas intentaron escamotear para no dañar el "prestigio" de sus servicios públicos de salud.
Su historia es testimonio del poder de la solidaridad y la determinación de una madre que nunca dejó de luchar por la vida de su hijo, enfrentando un sistema que puso trabas en cada paso, pero que no pudo frenar la voluntad de un pueblo dispuesto a salvar una vida inocente.
Casos similares: La historia de Amanda Lemus Ortiz
La historia de Damir Ortiz encuentra un paralelo en la de Amanda Lemus Ortiz, otra niña cubana cuya vida dependió de la solidaridad y la movilización de la sociedad civil para acceder a tratamientos médicos fuera de Cuba.
Amanda, diagnosticada con atresia de las vías biliares, una enfermedad que obstruye los conductos que transportan la bilis desde el hígado hasta el intestino, enfrentó un deterioro significativo de su salud. En su caso, la actuación de las autoridades médicas cubanas también resultó cuestionable.
A principios de marzo de 2024, fue trasladada a España para recibir tratamiento especializado. Los médicos del Hospital La Paz en Madrid quedaron impresionados por el avanzado estado de su enfermedad, lo que inicialmente impidió una intervención quirúrgica inmediata.
Tras semanas de estabilización, Amanda fue sometida exitosamente a un trasplante de hígado el 15 de marzo de 2024. La operación, en la que su padre fue el donante, se llevó a cabo sin complicaciones mayores, marcando un hito en su camino hacia la recuperación.
La recuperación de Amanda fue progresiva. En mayo de 2024, pudo salir del hospital por primera vez desde su llegada a España, disfrutando de paseos al aire libre junto a sus padres. Para agosto de ese año, ya llevaba una vida normal en España, aunque continuaba con revisiones médicas periódicas para asegurar su bienestar.
Sin embargo, en noviembre de 2024, Amanda enfrentó nuevas complicaciones que requirieron su reingreso al hospital. Los médicos intentaron colocarle un stent en la vía biliar, pero debido a la estrechez del conducto, fue necesario realizar una cirugía adicional en diciembre.
A pesar de estos desafíos, su recuperación fue favorable, y para finales de diciembre, mostraba signos positivos, incluso dando sus primeros pasos nuevamente.
La historia de Amanda, al igual que la de Damir, destaca la importancia de la solidaridad y la acción colectiva. Ambos casos reflejan cómo la comunidad cubana, tanto dentro como fuera de la isla, se unió para superar obstáculos burocráticos y brindar a estos niños la oportunidad de acceder a tratamientos médicos vitales en el extranjero.
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