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A escasos metros de La Rampa, una de las zonas más emblemáticas de El Vedado, en pleno corazón de La Habana, tres grandes basureros rodean ministerios claves como el de Salud Pública, Justicia y el que alguna vez fue el Ministerio del Azúcar de Cuba.
Entre las calles N, 25 y 27, lo que debería ser un espacio representativo de la capital, se ha convertido en un símbolo del colapso que hoy afecta a la ciudad, como resumió el usuario Gustavo Arcos en una publicación en la red social Facebook.
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Arcos denunció que la basura ha invadido las aceras, ocupando las esquinas y dificultando el tránsito de las personas, aunque no se trata de un problema puntual; toda La Habana parece estar consumida por desechos, moscas, ratas y pestilencia.
“¿Es algo puntual, local? No, toda la ciudad está consumida por la basura, moscas, ratas, pestilencia. Nadie se salva. Es ahora mismo un sello que identifica la capital de esta nación. Las señas del derrumbe, el fracaso, la desidia, la parálisis de toda gestión administrativa, de todo el sentido mínimo de una civilización”, escribió el internauta.
Asimismo, comentó que a lo largo de la ciudad, las calles están marcadas por cicatrices que dejan empresas como ETECSA y la Empresa Eléctrica, que abren zanjas y rompen aceras sin realizar las reparaciones necesarias.
“Mientras tanto, las autoridades continúan hablando de principios, valores y bienestar social, pero la realidad cotidiana contradice ese discurso. "¿Cómo puede ser honorable un gobierno que no puede recoger su propia basura?", se pregunta dicho vecino.
La luz, el agua, los alimentos, el transporte y las medicinas son escasos, y la infraestructura de la ciudad parece estar en un estado de parálisis, agregó.
Algunos mencionan la Revolución, pero en medio de este panorama, la palabra ha perdido su sentido para muchos. "Si lo que vemos cada día en nuestro barrio es La Revolución, entonces habrá que volver a hacerla", comentó el residente con tono resignado.
En Facebook, Gustavo Arcos dio en el centro de diana: La Habana sucumbe a la basura, la desidia y el olvido.
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