Una niña cubana de tres años se pasea con dos medallas centroamericanas en el cuello

Sus padres practican polo acuático, y en los pasados Juegos Centroamericanos de Barranquilla se alzaron con el oro ella y la plata él.

Ainhoa con sus padres, Lisbeth Santana y Giraldo Carales. © Adelante/ Otilio Rivero Delgado
Ainhoa con sus padres, Lisbeth Santana y Giraldo Carales. Foto © Adelante/ Otilio Rivero Delgado

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Este artículo es de hace 6 años

La pequeña Ainhoa Carales Santana, de solo tres años, se pasea por su casa con dos medallas al cuello. Una es de oro y la otra de plata, pero para ella no hay diferencia: mira embelesada su brillo y las muerde como suelen hacer los campeones.

Son los triunfos de sus padres. Lisbeth Santana y Giraldo Carales, ambos practicantes de polo acuático, quienes en los pasados Juegos Centroamericanos y del Caribe celebrados en Barranquilla, Colombia, se alzaron con el oro ella y la plata él.


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“Todo nuestro sacrificio es por ella. Yo hubiese querido regalarle una presea de oro, pero bueno, su mamá se la trajo”, contó Giraldo Carales al periódico Adelante, de Camagüey.

“Ella pasó dos meses sin vernos porque ambos tuvimos bases de entrenamiento en el exterior y luego la competencia. Para los tres fue muy difícil, la llamábamos todos los días y le explicábamos que íbamos a competir para traerle las medallas”, contó Lisbeth.

Los dos comenzaron primero en la natación, y con el tiempo se decantaron por el polo acuático. Recuerdan los años en que su provincia era la reina de las piscinas cubanas y lamentan que ahora el equipo Cuba pierda tantos torneos.

Con tan solo 17 años Giraldo pasó a integrar el equipo nacional, con el que ganó el bronce centrocaribeño en Veracruz, México, en 2014; el cuarto puesto en los Panamericanos de Guadalajara, también en México, en 2011, y el séptimo en Toronto, Canadá, en 2015.

“Las deserciones y la falta de roce internacional han influido mucho en que no tengamos más éxitos”, señaló.

“Además del deterioro de las instalaciones ha mermado el interés por desarrollar nuestra disciplina. En Camagüey se han tomado malas decisiones, como la de cerrar la escuelita de deportes acuáticos y utilizarla para otros. Eso desmotivó a muchos entrenadores y acabó con el sistema de captación temprana que existía en la provincia, de los mejores de Cuba”, agregó Lisbeth, quien opina que las cubanas tienen calidad para jugar en las mejores ligas del mundo.

Según su esposo, la situación de las piscinas en todo el país es lamentable. “Todos los años se pierde alguna”, añadió.

“Hay que trabajar mucho para reconstruir los centros de aprendizaje y lograr la contratación de las principales figuras al más alto nivel. Como parte de la preparación para Barranquilla estuvimos en Croacia, la meca del polo acuático, y los jugadores y los técnicos hablaron muy bien de nosotros”, explicó.

Lisbeth y Giraldo empezaron a salir en el 2011. La pequeña Ainhoa llegó de sorpresa. Su madre supo que estaba embarazada a los dos meses.

“Ella es medallista de bronce en Veracruz 2014, porque jugué embarazada sin saberlo”, aclaró. “Quizás por eso le gusta tanto la piscina”.

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